Capítulo 33: Una persona para separarlos

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El jueves 30 había llegado y Lan XiChen no podía sonreír más aunque quisiera. A-Cheng no tenía idea del porqué hasta que la clase terminó. Recibió un mensaje de texto de él.

¿Estás libre este fin de semana?

El sábado a las 3pm, por?

Quiero hacer algo.

¿Tienes planeado decirme qué?

No estoy seguro... Ha pasado un tiempo desde que he celebrado algo así.

¿Qué vamos a celebrar?

¿Qué día es hoy?

30 de diciembre.

¿Y qué pasó hace un mes?

Parecía como más que una simple pregunta. Jiang Cheng quería contestar 30 de noviembre, pero esa no parecía ser la respuesta correcta. Fue a ver su calendario. Martes, 30 de noviembre. ¿Qué había pasado?

Ni bien lo recordó, terminó con un sonrojo. Exactamente ese día, le había confesado sus sentimientos.

¿Aniversario?

¿Estás planeando nuestro aniversario?

Sí, ¿no quieres?

Okay.

No es eso... solo...

Sí, ha pasado tiempo para mí también.

Entonces está arreglado. (^u^) ¿Te voy a buscar al trabajo?

Claro.

Te veo el sábado entonces.

Feliz primer mes, Jiang Cheng.

Feliz primer mes, Lan Huan

O-O

¿Qué?

Usaste mi nombre de nacimiento... me gusta

Jiang Cheng sintió su cara calentarse aún más.

¿Y? No seas raro. Me llamas A-Cheng todo el tiempo.

Amaría escucharte llamarme Lan Huan. Por favor.

Yo

Lo intentaré

Eso me haría muy feliz.

Lo que sea, vuelvo al trabajo. Adios.

Bye bye

El resto del día, no pudo sacarse de su cabeza a dónde iban a ir, qué iban a hacer, o si tenía que llevar algo o no. Sin embargo, su felicidad no podía durar para siempre, y JIang Cheng lo sabía bien.

Buenos días

Quisiera tener una pequeña charla contigo

Levantarse para ver esos mensajes no era algo que deseaba. El simple nombre le provocaba náuseas. En vez de responderle, decidió ignorar los mensajes e ir a su clase del viernes. Luego de dos horas, se sintió mentalmente cansado y fue a la cafetería a comer algo dulce. En la línea para pagar, su cabeza comenzó a palpitar cuando vio dos mensajes más del pequeño y molesto duende.

Estaba listo para responder con un ¿Qué quieres? hasta que leyó algo que le dejó petrificado.

Tal vez vas a estar más dispuesto a hablar si te muestro esto.

El cuarto mensaje que le había enviado era una foto. A-Cheng la había tocado para que se descargase y ahora deseaba no haberlo hecho. Su estómago se revolvió.

Mi fantasía azul | XiChengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora