Bradley no daba palabra alguna mientras me arrastraba al interior del instituto, en más de una ocasión choqué con los hombros del montón de gente abultándose en pleno pasillo, algunos ya habían perdido la noción del tiempo con todo lo que se habrán metido dentro del cuerpo.
—¿Dónde vamos? —intenté sonar calmada, pero la voz me falló.
—Sólo sigue caminando.
En medio del calor corporal que se centraba por cada una de las paredes que recorríamos, finalmente dimos con el laboratorio de química, que para sorpresa mía estaba completamente vacío e intacto. Nadie había pasado por aquí, al parecer.
Brad soltó mi brazo y se fue hasta el escritorio para sentarse en este y encender un cigarrillo.
Yo me quedé de pie en el mismo sitio en el que me dejó, no sabía qué decir, muchas preguntas estaban rondando por mi mente, preguntas que tal vez son demasiado estúpidas para hacer cuando la respuesta siempre estuvo ahí.
—¿Qué quieres saber? —preguntó él de primeras con un tono sereno.
—¿Desde cuándo pasaba? —miré fijamente su rostro, él no me daba la cara.
No sentía vergüenza, simplemente le estresaba lidiar con problemas del pasado y tener que dar explicaciones.
—En su cumpleaños nos liamos —dice tajante—. Ella estaba ebria, yo no, pero no quería desaprovechar la oportunidad, además tú ese día te sentiste mal y te fuiste temprano a tu casa.
—¿Te dio lo mismo estar en algo conmigo? —revivir los momentos dolía de alguna forma, mi odio hacia Bradley no culminó desde esa noche donde me sedó y desperté en una camilla de hospital con grandes dolores en mi intimidad.
—Sí —se encoge de hombros—. Sabías perfectamente que lo nuestro no iba a funcionar.
—¿Y con ella sí? —no quería verme como loca, pero la rabia empezaba a desatarse por sí sola.
—No tengo nada con ella, sí es lo que te piensas —me mira—. Mike fue producto de mi irresponsabilidad y de ella, es todo.
—Pero a ella no la drogaste y la enviaste a una clínica abortiva. —Mordí el interior de mi mejilla para aguantarme el grito que quería soltarle.
—Ella al menos estaba segura de tener al bebé y no estaba dudando como tú.
—¿Y sólo por eso es que no la obligaste? Si mal no calculo, cuando yo estaba embarazada y me obligaste por las tuyas a abortar porque, según tú, no estabas listo para ser padre —hice comilla con mis dedos—, Darcy estaba en la misma situación y tú tenías la misma puta edad, pero veo que no hiciste nada contra ella, sólo contra mí.
Estoy pensando seriamente que yo siempre fui la otra, que Darcy tuvo una relación seria con él desde mucho antes y realmente estaban enamorados, y que Bradley simplemente no quería cargar con el embarazo de la joven e ingenua amante.
—Déjalo ya. ¿O me obligarás a abortar a Mike con un año de nacido? —dice con burla soltando una risa amarga y sombría.
—Das asco.
—Siempre. —Estrella su penetrante mirada con la mía.
—¿Ella te lo dijo? —solté en un susurro.
—Ella fue la de la idea de vaciar la cisterna esa noche —responde sin importancia—. La persona que entró al baño contrario donde estabas tú, era ella, la misma que tomó una muestra de tu orina y me la entregó cuando fingí devolverme a buscar otra parte del recado.
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The South Bronx © [Español]
Teen FictionEl Bronx no es tan diferente a como lo pintan en las noticias. Las personas del barrio no son tan distintas a como se enseñan en las películas. Los famosos ajustes de cuentas tampoco son tan fantásticos como suponen algunos. Y ser actores de un ases...