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En últimas noticias, un terrible accidente se ha registrado esta tarde en la avenida Chambers donde se encontraron dos cuerpos del sexo opuesto, ambos sin vida en medio de la carretera. Las autoridades aseguran que se trató de un enfrentamiento bélico, ya que el equipo médico ha informado que la causa de muerte de ambas personas fue por uso de armas de fuego...

El eco de la televisión en la sala de estar llenaba el duro silencio en el que estábamos envueltos. Todos habíamos subido a la habitación donde estaba Jota, sin embargo, permanecimos en el pasillo. Bradley era el que más me preocupaba, irónicamente. No sólo por el hecho de que no dejaba de pasearse de un lado a otro pasándose las manos por el pelo a punto de reventar a golpes al primero que lo interrumpiese, sino por el peligro que conlleva que se desate una ola de furia contra los Mercy Blood luego de perder a dos personas en un día.

Jota no murió, a Jota lo asesinaron ese día en el estacionamiento, su recuperación simplemente fue una agonía lenta, un sufrimiento para nosotros que teníamos esperanzas de que iba a sanar.

Al igual que a Riley. Ella fue asesinada y de la forma más cobarde: en una carretera, con un grupo de personas armadas, y ella, una sola.

Luwit no se ha separado de mi lado en todo el momento. No comparte palabras, y agradezco su silencio, sinceramente no tengo ánimos siquiera de moverme. Las manos continúan temblándome, los ojos me escuecen junto con mi nariz tras haber soltado unas cuantas lágrimas silenciosas, pero reprimí el llanto y limpié las estúpidas gotas saladas que caían sobre mis mejillas hasta mis labios. La tristeza se sustituía por la rabia. Acabaron con dos vidas en un par de horas y todo por buscar poder, buscando apropiarse de los rincones del comercio ilegal para enseñar quiénes son los que mandan.

Pero eso no durará mucho después de esto. Han tocado a los amigos de Bradley, a sus compañeros de trabajo quienes le juraron fidelidad, y conociéndolo, sé perfectamente que lo que más le jode es que se metan con los suyos causándoles daño. La sangrienta guinda del pastel fue esto.

—Creo que es mejor que entren, al menos para... despedirse —Nikolai se veía notablemente incómodo, pero mantenía su postura seria—. Joel era muy creyente, creo que sería respetuoso hacerlo. 

No había derramado una sola lágrima desde que nos informó el terrible hecho. Sigo esperando a que sea una mala broma como la última vez donde nos hizo creer que había tenido una recaída, y sólo porque necesitaba hablar urgentemente con nosotros.

Pasé por su lado, sé que no lo demuestra, pero el dolor se refleja en la mirada si pones atención, y así fue cuando me planté delante de él. Sus ojos azules estaban apagados, se encontraban irritados evidenciando que se aguantó las ganas de derramar una sola lágrima, unas ojeras opacaban su cremosa y pálida piel. Compartió mi mirada y la sostuvo unos segundos antes de apartarse, tensando la mandíbula.

—Vamos —siseó Luwit a mi espalda, poniéndome una mano en ella.

—No puedo —me negué, cruzándome de brazos con la vista en el piso.

—Si puedes —alegó—, que no quieras es distinto. En cuanto antes, menos será el dolor para más tarde.

Parpadeé repetidas veces apartando las lágrimas que comenzaban a acumularse. Tomé una gran bocanada de aire y asentí, decidida a entrar. Luwit me sonrió con nostalgia y se abrió paso en la habitación, el silencio que había era espantoso. Sólo nuestros pasos adentrándose en el piso era lo que se escuchaba, de reojo, noté a Bradley quedarse quieto en el umbral, cabizbajo.

Preferí darle su espacio, no saco nada con intentar algo que sé que desechará como invitarlo a entrar. Necesita su tiempo.

Quedé delante de la cama donde estaba el cuerpo sin vida de Ramírez. Se me encogió el corazón de ver su aspecto, se notaba de lejos que Nikolai había estado intentando limpiar los restos de sudor que se veían en su frente.

The South Bronx © [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora