19. Te apuesto que cruzar el mundo duele.

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Nazira Bennet ya no tenía que ocultar sus cicatrices ni mucho menos las runas en sus brazos ni tampoco tenía que tomar el brebaje que volvía de nuevo su piel más morena y su cabello oscuro. Al verse al espejo, le gustaba observarse con la blancura de su sangre, le gustaba ver las grietas plateadas en su rostro que habían dejado los hechizos. Comandar magia cuando el mundo no te había escogido volvía tu sangre blanca poco a poco, pero a ella no le importaba, había encontrado fortaleza en hacer las cosas como quería. La magia tenía sus límites, pero ella no.

Para la reunión con la corte, sin embargo, lo mejor sería que retomara su aburrida apariencia y se mostrara afligida por la muerte de Caín y de su hijo. Quizá podía expresar un poco de pena por Louis, pero de Caín iba a costarle más de lo que imaginaba. Afuera, el sol parecía brillar con especial intensidad, miró a la ventana y observó al mar, ya había escuchado los rumores y tenía la certeza de que Merlí le había fallado al deshacerse de Louis. Alguien en un poblado cercano a la bahía roja de Vassilia decía haber visto al príncipe Louis en un barco.

Un solo rumor era suficiente para despertar su duda. A Henry podía usarlo para tener a la gente de su lado, pero Louis era un peligro latente que no se podía permitir. Si alguien llegaba a descubrir que era un omega, la corte exigiría que tomara la corona y contrajera matrimonio. ¿Y ella? Ella no podría hacer nada más, pero no estaba dispuesta a dejar ir el poder de sus manos. No ahora que había luchado toda una vida por su venganza y por sus objetivos.

Alguien carraspeó detrás de ella, Henry la observó al mismo tiempo que su piel tomaba color y su cabello se teñía del color de la madera después de tomarse un liquido viscoso de un vaso.

Poco a poco, su hijo mayor perdía más y más la voluntad. Después de todo, la tristeza era un motivante perfecto para controlar a alguien, la runa, después de todo, no era más que un accesorio. Cada vez que lo sentía cerca de ella, el corazón de Henry palpitaba más rápido si ella alzaba los dedos, como una marioneta. Que divertido habría sido hacerle algo similar a su padre. A su despreciable padre que se había encargado de asesinar a todo su pueblo por un maldito pedazo de tierra. Jamás olvidaría su expresión de triunfo al ver a su gente en el suelo, llorando, a sus padres desperdigados en pedazo, a sus hermanos ardiendo por el fuego. Ella se había salvado, pero en el fondo hubiese preferido morir. Y ahora, ahora ella le quitaba todo por lo que tanto había peleado. Su preciado reino, su maldita corona, su querido Louis.

Sonrió al mirar a Henry inclinarse frente a ella. Ya no se olvidaba de dirigirse a ella con respeto.

"Mi reina" dijo, incluso su voz estaba empezando a perder el tono seguro de siempre. "La corte la espera en el salón"

"¿Han venido todos?"

"Los suficientes"

Nazira sonrió.

"Te necesito a mi lado, contento" le dijo, mientras se acercaba a él para tocarle la barbilla. ¿Por qué sus hijos habían terminado siendo tan estúpidos? "Y ya sabes lo que tienes que decir"

Henry asintió.

Nazira se fue caminando con normalidad por el pasillo, y el alfa la siguió, estaba vestido con su usual ropa de entrenamiento. En el camino, Merlí se cruzo con ellos e hizo una reverencia también. Ya era momento de empezar a ponerle un ojo al mago para saber si realmente era un traidor o no. Más valía que no.

"Los quiero a ambos a mi lado, ya saben lo que tienen que hacer"

La corte recibió a Nazira con abrazos y condolencias, Henry se mantuvo quieto en una esquina y sonreía con pesar cuando le era necesario, a su lado, Merlí movía las manos haciendo que la llama de una vela tomara formas diferentes.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora