27. Mariposas de fuego.

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Abraham Relish tenía el número doce y dos combates pendientes. Una exhibición. Él, que siempre había mantenido las atenciones lejos de sí mismo. Él, que pertenecía a otro mundo, pero que se había quedado sin casa luego de que lo apartaran de los brazos de su alfa.

Recuperaría la felicidad, y para eso, tenía que exhibirse.

Estaba solo con sus pensamientos en una pequeña tienda de tela roja, los otros magos estaban metidos en tiendas iguales, no tenían permitido hablar entre si hasta la noche de la celebración. El número doce brillaba en la palma de sus manos. No había espejos, pero él sabía que estaba pálido y ojeroso, que su cabello lu cia opaco y que tenía cicatrices en los brazos de hacerse cortes para usar magia. Aquella tarde necesitaría cantidades estratosféricas de fuerza y de sangre.

Miro hacia el camino que conectaba cada tienda con la arena del coliseo de Vassilia, la gente estaba ya ubicándose en las enormes gradas, en el podio más alto, la reina Nazira estaba vestida majestuosamente para parecer más que una reina, una amenaza. ¿Cómo podía una mujer tan hermosa tener el alma tan negra? Bram nunca llegaría a conocerla en realidad, pero a veces, la maldad le resultaba tan ajena que sentía curiosidad.

En la tienda a su lado se escuchaban pequeños murmullos. La voz de una mujer joven y un hombre, luego el sonido de bocas juntándose. Bram se ruborizo y se abstuvo de seguir escuchando. Era el último mago en salir a la presentación, así que mientras estaba sentado en su tienda, escucho desde afuera los vítores otorgados a otros magos. Nueve, en especial, había tenido una recepción grandiosa, Bram ni siquiera podía imaginarse las maravillas que magos con entrenamiento de por vida lograban hacer.

Espero a que el sonido producido por el espectáculo de Nueve se terminara. Se colocó el antifaz que cubría toda su cara y su cabello. La túnica blanca ondeaba levemente en el suelo. Polvo y estrellas se arremolinaron en su visión de repente. Se sostuvo a una pequeña columna y contuvo el vómito. La gente estaba comenzando a quedarse en silencio de nuevo, Bram se enderezo y de sus pequeños dedos salieron un par de chispas.

El interlocutor grito Doce.

Su corazón se detuvo.

Sus manos se incendiaron.

Y así, salió de la tienda para volver su peor pesadilla un cuento de hadas.

*******

Louis y Archer estaban infiltrados en las gradas, junto a la gente. Tan lejos de la tarima de su madre que ella jamás podría imaginarse siquiera lo cerca que estaba. Tenía la mano de su alfa sostenida sobre la suya, junto a ellos, Seth y el resto del monasterio estaban dispersos alrededor del publico igualmente. Cuando las exhibiciones comenzaron, Louis contuvo el aliento y se acurrucó contra Archer. Siete magos antes de Bram, cada uno más impresionante que el otro. Dos se había alzado a sí mismo en aros de fuego, Siete había convertido un recipiente de agua en fuegos artificiales de hielo. Cuatro, una hechicera con el cabello blanco, había bailado una tierna nana al compás de un tornado. Nueve, el más impresionante de todos, había conseguido manejar la tierra y el agua al mismo tiempo.

Doce era el último. Trago saliva por su amigo. Bram tendría que esforzarse demasiado, y quizá la presentación inicial que habían planeado estaría lejos de ser suficiente. Cerro los ojos y espero hasta que un punto blanco, tan diminuto como llamativo se coló a la entrada del coliseo. Bram se quedó paralizado por un momento, y Louis podía ver perfectamente incluso desde lejos, que su amigo estaba tan pálido como una hoja.

Primero ondeo un poco los brazos, y aunque nadie podría darse cuenta, Louis sabía que en alguna parte del cuerpo tenía una herida punzante que sangraba constantemente, el precio de la revolución seria la sangre de Bram.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora