1. El hormigón lastima más que la espada.

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Bram hubiese podido jurar que un meteorito había estallado en su terraza. El sonido, el metal, el choque de ondas fue tan extremadamente fuerte que incluso él mismo sintió que los oídos se le paralizaban por un momento.

Se levantó de la cama asustado, con los tímpanos aún sensibles. ¿Sería una pesadilla? No, él no recordaba estar soñando nada, no tenía ninguna sensación extraña más que el incesante pitido, y afuera, una respiración fuerte y errática se hacia presente, como si el aire intentara quitarle la vida a una criatura en vez de brindársela.

Revisó su reloj, eran casi las cuatro de la mañana. El sol aún no se ponía, nada justificaba el terrible y abrasador calor que sentía en todo el cuerpo. Estaba seguro de que afuera había alguien.

Caminó descalzo todo el trayecto de la sala hasta la puerta principal, su casa no era demasiado grande, después de todo, no necesitaba mucho espacio para él solo, y sin embargo aún se asustaba en las noches.

Vivía en Londres, en un edificio antiguo de apartamentos. Había conseguido un alquiler barato del ultimo piso, y por lo tanto se suponía que la diminuta terraza era de su propiedad, y, sin embargo, en ocasiones sus vecinos solían subir a fumar de vez en cuando. Quizá se trataba de alguno de ellos. El complejo era ocupado en su mayoría por alfas, un par de familias e incluso unos universitarios, como él. Bram era el único que vivía solo.

Probablemente era Landon, su ruidoso vecino de dos pisos más abajo, que siempre se las arreglaba para meterse en problemas y hacer todo el alboroto que le era posible. Bram lo detestaba, para ser sinceros. Y Landon tampoco le soportaba, alegaba de manera vehemente que nadie que hablará tan poco podría ser de confianza.

Si se trataba de él, Bram se encargaría de que se arrepintiera por darle un susto como ese. Lleno de enojo, localizó una de sus cubetas y la lleno toda de agua fría, afuera, el individuo, probablemente Landon, seguía respirando con dificultad, como si estuviera borracho o drogado. Soltaba gruñidos en voz baja y se movía de un lado a otro.

Bram actuó rápido y sin pensarlo demasiado, agarró la cubeta con esfuerzo debido a su peso, y salió a su terraza tratando de ser silencioso. No se detuvo demasiado a observar, solo vio una silueta y la rabia le azotó todo su pequeño cuerpo, gastaría todas sus fuerzas si era necesario para darle una lección a aquel imbécil, así de una vez por todas dejaría de meterse con él.

Lanzó todo el contenido encima de aquel sujeto. Y empezó a sonreír, seguro con eso aprendería y se le quitaría lo borracho. Bram estaba muy concentrado en su victoria como para darse cuenta de que no se trataba de Landon, ni por asomo.

Frente a él, un hombre imposiblemente grande le observaba con una sorpresa de dimensiones infinitas.

Bram se llevó las manos a la boca en un gesto apenado, se sonrojo de pies a cabeza y quiso hacerse tan volátil como el agua para poder desaparecer por alguna rendija, para volverse un solo ser con el suelo.

El hombre le observaba con una mezcla de curiosidad, y enojo.

"Dios mío" dijo Bram, apenado y nervioso.

Aquel extraño se quedó sin decir nada, pero la verdad es que no necesitaba hablar para ser terriblemente aterrador.

Era evidente que se trataba de un alfa, su aroma fuerte y enojado lo delataba de inmediato. Pero en toda su vida, Bram jamás había visto un hombre de ese tamaño. Parecía un gigante, viéndolo desde ahí, él tenía que alzar la mirada para poder verlo a los ojos.

Y estaba empapado, completa e irremediablemente mojado.

El hombre lo miro con curiosidad, sin saber realmente que decir. Sus rasgos eran extraños, fuertes y afilados al mismo tiempo, llevaba una pequeña melena, no demasiado larga, a la altura de su cuello, el cabello húmedo brillaba tan rubio como el oro.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora