7. Bonito como las flores, o la música.

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Bram no dormía realmente bien desde al menos una semana atrás. Se despertaba en la noche para observar a la nada. En su cabeza, miles de episodios diferentes tenían lugar. Era viernes, y Mac se casaba el sábado. ¿Cómo se cambiaba el curso del mundo en 24 horas? Eso era lo que le quedaba, pero engañarse era una ingenuidad.

Quizá fuera soñador, despistado e idealista, pero no era ingenuo.

Mac se iba a casar, porque estaba enamorado de Kyler y no de él. Recostado allí, intentó pensar que aquello estaba bien, la vida es una ruleta que dispara a los afortunados, para darles felicidad o para matarlos, no hay puntos medios. Su primo tenía más suerte que él y para nadie era un secreto.

Él, en cambio, tenía que presenciar una ceremonia de la cual definitivamente iba a salir drenado de vida. Ese era su lado de la ruleta y ya era momento de aceptarlo. Bajo su cama, en una paupérrima sabana, Henry roncaba de lo dormido que estaba. Bram no dejaba de preguntarse cosas sobre él.

¿De dónde venía? ¿Dónde estaba su familia? Era un misterio, últimamente y desde que había descubierto como usar el trapeador y el lavabo, se encargaba de limpiar la casa, de una manera bastante torpe que delataba que jamás había hecho algo como eso, pero Bram agradecía su gesto.

No tenía papeles, o identificación, ni siquiera conocía su apellido o algo más allá de lo que estaba aprendiendo a través de la convivencia. Y, sin embargo, Henry no inspiraba miedo de ninguna manera. Era suave y tranquilo, torpe debido a su tamaño, pero también extrañamente cariñoso y sincero.

No tenía mucho filtro, decía lo que pensaba en cualquier momento sin poner demasiado cuidado. Inspiraba muchísima más confianza que cualquier hombre que Bram hubiese conocido antes, e incluso lo sentía más cerca de él de lo que Mac había estado nunca.

Henry le regalaba algo que Bram no recordaba desde hace mucho tiempo; atención.

Se interesaba por sus estudios, por sus libros, sus dibujos y por todo lo que decía, para el alfa, todo lo que expresaba parecía innovador y apropiado. Era un buen amigo, o eso quería pensar Bram. Se sentía un poco culpable en ocasiones cuando se quedaba observándolo de más mientras él estaba sin camisa, admitía que se perdía un poco mientras apreciaba la forma de sus músculos, se dejaba ir un poco en las líneas de su abdomen, que dibujaban algo tan atractivo como intimidante.

Sabía lo que estaba pasando, aunque intentara ignorarlo de manera olímpica. Estaba mirando a Henry como solía mirar a Mac. Y eso estaba mal, eso si estaba mal. Su corazón se sentía confundido y un poco extrañado, pero la única certeza que mantenía cerca era la de que volver a enamorarse de un hombre lejos de sus posibilidades no tenía sentido alguno.

Fuese Mac, Henry o cualquier otro, no era posible. Quizá simplemente no estaba hecho para ello, para querer o para encajar con algún alfa. Algún día miraría abajo y no vería más a Henry dormido en el suelo, no contaría sus pasos en la mañana o escucharía el ruido de la ducha mientras este se bañaba, un día el alfa ya no le pediría más café. Y eso estaba bien, era natural y tenía todo el sentido, pero sin embargo punzaba.

Era un aguijón constante que cortaba junto a la mitad de su corazón que ya estaba rota por la boda de Mac. Definitivamente su situación no tenía remedio, su mejor amigo se casaría, Henry terminaría yéndose, y él estaría tan solo como siempre y eso era lo mejor que le podía pasar.

Su tía Dorothy lo había dicho todo el tiempo. Quizá si tenía poderes de brujería después de todo.

Esa mañana le sería imposible dormir un poco más, ya eran casi las cuatro y no lograba conciliar el sueño de nuevo. La luz comenzaría a salir pronto y como era viernes, no tenía clases en la universidad. El lugar estaba todo en silencio al igual que el edificio, quizá podría pasarse más tarde por casa de su vecina dos pisos más abajo, la señora Nola.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora