10. Lo imposible trae consigo un tul negro.

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En Vassilia no solía llover casi nunca. Lo suficiente para las cosechas, para los tanques de agua y para algunos brebajes que a fuerza necesitaban agua de lluvia, y estos resultaban extremadamente caros. La sociedad moderna de Londres valoraba el dinero, el poder, la posición y el renombre. En Vassilia, las cosas más valiosas eran aquellas que la tierra solo regalaba de vez en cuando; la lluvia, la luz de la luna en el día, una rama quemada hasta el cimiento por el sol, el fragmento de un rayo, la primera gota de sangre de una criatura recién nacida, la espina de una abeja. De todas esas cosas provenía la magia, de lo extraño, lo inusual y lo raro, pero siempre natural. Se trataba de una bendición.

Dos días después de que Louis se presentará como un omega. En Vassilia llovía. Él se dedicó a mirar por la ventana de su habitación, donde hasta ahora, estaba encerrado por órdenes de sus padres.

No era un encierro del tipo de una prisión, según le habían indicado. Se trataba de protección. El asunto respecto a cualquier reino es que las decisiones no dependen solo de sus monarcas, que Louis fuera un omega lo ponía en peligro frente a la corte. Su padre había llorado, su madre se había escondido. Adelina aseguraba que ser un omega era un milagro, era ser magia y estar lleno de ella, pero hasta ese momento, Louis solamente podía sentirse en peligro.

En cuanto la noticia se hiciera de conocimiento público, dejaría de ser Louis, el menor de los príncipes, el notablemente invisible, el niño que se escondía de las lecciones de idiomas y piano para practicar un poco con el arco. Desde ese momento, Louis se convertiría en un trofeo. Y justamente así estaba siendo tratado. Como algo fundido hasta tomar forma, como si sus huesos fueran de oro y ahora todos en la corte querían sacarle uno, de repente, lo que corría por sus venas ya no era sangre, era poder.

Quizá fuera una criatura genéticamente débil, pero para la política, Louis era una muestra de poder. La familia real que concebía un omega después de cientos de años. El reino que había revivido a los creadores de reyes por naturaleza. La corte estaría encantada de casarlo con el mejor prospecto. Louis era ahora una moneda de cambio muy valiosa, un intercambio, una expansión en los terrenos, desde ese día en adelante Louis era un premio a conquistar.

Y esa noción lo hacía sentir enfermo.

No quería ser nada de eso. No quería ser poderoso, no quería casarse, no quería más que su vida simple llena de privilegios. Henry era el valioso, el primogénito, el futuro rey. Él solo quería refugiarse bajo el cómodo abrigo de estar bajo la sombra de su hermano mayor.

Encerrado en su habitación, Louis se dedicó a mirar la lluvia y a pedirle a la luna que lo convirtiera en una gota. Que se apagara el ardor en su vientre y que su mente dejara de doler. Afuera, Joaneh y varios otros soldados seguían custodiando su puerta. Acorde a lo que le había dicho su madre, Merlí estaría ideando alguna poción para que el dolor desapareciera, al igual que su aroma.

Él, claramente no podía olerse a sí mismo, pero era consciente del efecto que causaba en los demás, especialmente en los alfas. Lo cual resultaba extraño y desagradable. Llevaba dos días encerrado, pero él sentía que su alma jamás estaría libre de nuevo. ¿Qué era lo que tomaba tanto tiempo? ¿Por qué ninguno de sus padres se pasaba a visitarlo, o al menos a decirle cualquier cosa? Ni siquiera Merlí había regresado con noticias de ningún tipo.

La espera y el dolor lo estaban carcomiendo por dentro.

Afuera, la lluvia camuflaba los sonidos. ¿Era eso el choque de espadas lo que estaba escuchando? No, no era para nada posible, tenía que estar equivocado.

Un estruendo resonó cerca de su puerta, pero eso bien podría ser un rayo, ¿no es así?

Tragó saliva, se sostuvo a las mangas de su camisa y se corrió el cabello hacia atrás. Llevaba dos días sin verse al espejo, pero estaba seguro de que su apariencia tendría que haber cambiado en algo, por mínimo que fuera. Quizá su cabello se había oscurecido y ahora era más caoba que rubio, quizá sus ojos tuvieran otro color que no fuese azul, quizá su piel estuviera seca y cayéndose a pedazos.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora