28. Gracias, mamá.

4.4K 730 89
                                    

Abraham saltó desde la tarima y el mundo se quedó completamente en silencio. Con su traje blanco, el antifaz y todos los accesorios. Desde la tribuna, la reina Nazira observó con cuidado sus movimientos.
No recordaba a un mago con tanta gracia desde Merlí, o desde su difunto hermano. El hermano que Caín había asesinado por la pura saña de ver su pueblo reducido a cenizas. Sonrió para sus adentros, aquel muchacho era una fuente excepcional de poder que no se desgastaría en varios años. Nazira no se imaginaba ni por asomo de donde provenía, y en realidad poco le importaba. Sentía su magia latir al compás del mundo y casi quería relamerse los labios.

De alguna manera, le resultaba conocido, como si hubiese visto un destello de esos ojos en otra parte, pero nunca logró acertar su intuición con el hecho de que había visto a aquel muchacho en las memorias de su hijo Henry. Nazira, sin embargo, no dejó de sonreír como quien goza de una broma personal.

La gente se deshizo en ovaciones para ambos magos, y a pesar de que Nazira habría estado conforme con Nueve, que sería un soldado y defensor excepcional, sabía que aquel niño vestido de blanco sería mucho más. Sería una fuente inagotable de poder. Ya lo había visto manejar el aire, el fuego y el agua, y ella no tenía ninguna duda de que pudiera controlar también la tierra y el metal. Un mago de los elementos. ¿Que tan estúpido podría ser aquel muchacho para exhibirse de esa manera? ¿Que tanta necesidad tenia? Pero lo que más martillaba a Nazira en la cabeza era como no se había dado cuenta antes, un resplandor de magia como ese debería mandar señales constantes y sin embargo, él había permanecido oculto.

Nueve, el despiadado le dedicó una reverencia, y por arrogante, Nazira concentró sus energías en desear que aquel muchacho aplastara y humillara a aquel insecto prepotente. Esa sonrisa de satisfacción le recordó a Caín, a su orgullo de príncipe y soberbia de rey. Odiaba con tanta intensidad la soberbia que ella misma le habría cortado el cuello a aquel hombre si tan solo pudiera. Cómo no era el caso, se dedicó a observar con detenimiento.

Nueve lanzó el primer golpe. Ella vio que aquel gesto le quitó estabilidad al muchacho de blanco, pero se recuperó de inmediato y hasta con gracia. La gente dejó salir un suspiro colectivo cuando Nueve empezó a forjar una enorme bola de fuego. Eso, si lo alcanzaba, definitivamente dolería, pero nunca llegó.

Doce no solo esquivó el golpe de fuego, si no que con una comunión excepcional con el aire, re dirigió el ataque hacia su oponente, quemándole con intensidad una parte de la pierna.

"Voy a acabar contigo, pequeña rata" gruñó Nueve, mientras el dolor amenazaba con acabar con él.

El muchacho de blanco, sonrió. No con malicia ni mucho menos con orgullo, sino con algo muy parecido a la determinación, al coraje, a el valor que te da el dudar de ti mismo y confiar al mismo tiempo. En el fondo, sabía que podía vencerlo, pero no alardeaba de ello. Honorable, pensó ella, inquietantemente honorable. Quizá fuera mejor que se comportara como un rufián, sin escrúpulos, así sería mucho más fácil poder manejarlo como ella quería. Daba igual, de todos modos, la pelea se celebraría aunque para Nazira hubiese un solo y único ganador, y no era ninguno de ellos. Era ella,

Bram esquivó una patada que iba directo hacia su cara y se forzó a si mismo a seguir respirando. El mareo amenazaba con consumirlo y quitarle la energía de un solo tirón, pero se mantuvo. Nueve tenía una técnica excepcional y Bram solo estaba improvisando, eso era claro, pero su salvación estaba en continuar canteando a aquel alfa hasta que perdiera la calma, y entonces Bram le daría un golpe final. Ya no estaba tan asustado, sentía la victoria casi en las manos y estaba listo para sostenerla, pero no podía ser arrogante. Solo necesitaba continuar.

Evitar el fuego, el tornado. Nueve continuaba bailando en ataques y Bram esquivándole.

"¿Por que no peleas como un hombre, maldita sea?" gritó el hombre.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora