Había pasado apenas una semana desde que fue la boda de su prima. Se alegraba de estar en casa y en su zona de confort. Todo parecía ir con normalidad a excepción de que a partir de esos días las pesadillas habían regresado.
–Mamá– enuncio llamando la atención de la mujer quien cocinaba.
–Dime Zack– volteó a verlo.
–Dante vendrá en un rato, sin embargo yo estoy cansado y quiero tomar una siesta ¿Podrías recibirlo?– pregunto casi seguro de la respuesta.
–Claro, yo lo envío a tu cuarto cuando llegue.
–Gracias–Sonrió complacido y se encaminó a su habitación. En cada sueño el fuego parecía estar presente y aún cuando esté no lo quemara en sus pesadillas, parecía rodearlo y permanecer inmóvil, resguardándolo de la oscuridad a su alrededor, la cual ocultaba una silueta masculina que le provocaba temor.
No se trataba solo de miedo lo que sentía, había una profunda intriga generada por aquellos sueños.
Sus tíos optaron por conseguir una estufa de inducción y un horno eléctrico para ayudarlo con su temor al fuego, para que el comenzará a usarlos y se sintiera más tranquilo, pero no estaba seguro al respecto, pensaba que era un gasto innecesario, con el microondas estaba bien.
Llegando a su habitación se recostó en su cama, jalo una manta para arroparse y se quedo contemplando un momento el altar de Rachel. Hizo una sonrisa triste, suspiro y finalmente cerró los ojos. La extrañaba a pesar de todo el tiempo que había pasado.
Las personas que había perdido con los años eran pocas, pero eran irremplazables: aquel viejo que lo cuidó, la señora Lane, Rachel su primer amiga y primer amor y finalmente aquella mujer que alguna vez le dio la vida.
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El caminó que recorría se encontraba bastante oscuro, aquel sendero del bosque no le resultaba familiar y la luna no alumbraba lo suficiente esa noche.
…I…ack
…Isa….ck
…ack…
Le pareció escuchar que lo llamaban entre sueños. Su nombré siendo pronunciado con tal desesperación que lo puso nervioso. Y finalmente aquel fuego que parecía vivo se atravesó, interponiéndose entré el y la persona que pronunciaba su nombre con tanta insistencia.
…ack!
…Isa….
…Isaac…
Alguien lo zarandeó del hombro. Y abrió los ojos de inmediato.
–¡Zack!
–¿Hah?¿Dante?– se encontró con el mestizo lo cual lo tranquilizó casi al instante.
–¿Te encuentras bien? Te vez un poco angustiado– le cuestionó el nipón.
–Si– se talló los ojos y se incorporó despacio – sólo tuve un sueño extraño, alguien me llamaba…
–¡Oye!– se apresuró en decir de forma bruzca– ¿Escuchaste la música que te recomendé?
–¡¿Huh?! No, aún no… y tú ¿Estás bien? Te veo extraño, agitado – ahora cuestionó el pelinegro al ver la inquietud en su amigo.
–¿Yo? Me pasó algo extraño cuando llegue acá, demasiado extraño –reflexiono– me confundieron con alguien, pero nada de que preocuparse por ahora.
La tarde prosiguió con ellos conversando y escuchando música. Con frecuencia el Sanada tomaba su celular y lo revisaba para contestar mensajes. De repente se colocó muy cerca del pelinegro y lo sujeto de la espalda.
–¡Zack, sonríe!– le pidió al momento que acomodaba su teléfono para tomar una selfie.
La expresión que capturó la cámara fue de sorpresa.
–No es una sonrisa, pero supongo que a tus primos les encantará está foto.
–Espera un momento ¿Has estado mensajeando con mis primos todo esté tiempo?
–Si. Ellos no estaban seguros de si pedirte tu número, así que yo les dije que podía mantenerlos informados, aunque les he dicho que no hay muchas novedades contigo.
–Sigo sin entender cómo lo haces. ¿Cómo te acercas tan fácilmente a la gente? Hacer amigos parece tan fácil cuando se trata de ti.
–No lo sé, solo muestro interés en los demás, supongo. Pero las amistades no siempre son sencillas – agregó –Yo, acabó de discutir con mi amigo Arthur… otra vez.
–¿Has discutido con Arthur?– mostró curiosidad.
–Al parecer fue a buscarme a mi casa los días que te acompañe a la hacienda y se tomó muy mal que no le avisará que iba a salir. También me reclama el hecho de que ya no pasó tanto tiempo con él.
–Es mi culpa ¿Verdad?
–Aun cuando me gustaría responsabilizarte, no lo es. – dijo en tono de broma, pero ligeramente afligido.
–¿A qué te refieres?
–Desde hace un tiempo que Arthur ya no me agrada tanto, él comenzó a ir por malos pasos, creo que se entra involucrando con algunos ladrones, quería que yo me le uniera, así que me he distanciado apropósito de él.
–Así que se trata de eso.
–Si, en fin, supongo que es mejor así.
–Escoges amigos raros, incluyéndome. Y ¿Qué más quieres hacer hoy?– decidió cambiar el tema.
–¿Quieres ver una película?
–Si, por que no.
Seleccionaron la película de una larga lista de opciones que ambos tenían.
Llevaban la mitad de film, todo iba respectivamente bien, hasta que los protagonistas comenzaron una escena de pasión, lo que comenzó con besos fue subiendo de nivel y a pesar de la elegancia de las tomas que solo mostraban lo necesario para resaltar la sensualidad y el erotismo, fue más de lo que el joven Foster pudo tolerar.
–¡Quítalo!– cerró los ojos, llevó las manos a ambos lados de su cabeza tapando los oídos y retrocedió –¡Adelántalo! O lo que sea pero ¡Quita eso!
–Esta bien– tomo el control y apago la pantalla– ¡ya lo quité! ¿Te encuentras bien?– lo observó con preocupación.
Zack abrió los ojos, tenía una mueca de incomodidad y vergüenza. Sujeto el borde inferior de su sudadera y la jaló hacía abajo cubriendo su ingle. Su cuerpo había reaccionado ante lo que acababa de ver y eso junto con la compañía del nipón lo hicieron sentirse sucio, enfermó, cómo sí fuese un degenerado.
Mordió su labio inferior. La ausencia de vendajes o de una mascarilla de tela exponían su sonrojó.
–¿Estás bien?– volvió a preguntar Dante al no haber recibido una respuesta.
–¡No soy un pervertido! Yo odio que esto suceda…–Sentencio evitando contacto visual.
–No creo que seas un pervertido. Yo también me estaba excitando con aquellas escenas, pero sería de mal gusto ir al baño de tu casa para desahogar…
–¡Cállate! No hables de eso como si fuera cualquier cosa.
–Pero es cualquier cosa, es totalmente normal.
–Yo no siento que sea muy normal, antes no tenía este problema, ni siquiera con Ray llegó a suceder… creo que eso hubiera sido aún más incómodo, que ella me viese así.
–Si te hubiese excitado con una niña de 14 años, entonces si estarías en serios problemas, digo, está bien que te gustará ella y consideraras una relación a futuro, pero por la diferencia de edad creo que incluso los besos fueron algo indebi… ¡Olvídalo!–dijo al sentir la mirada de odió que Zack le lanzaba.
–¿Cómo se supone que bajé esto?– sus palabras estaban cargadas de frustración.
–Puedes esperar un rato o puedes usar la mano. ¿Quieres que salga de tu habitación o prefieres el baño?
–¡Cállate!– bramó molesto.
Se quedaron un momento en silencio.
Un par de minutos después Zack sintió su cuerpo regresar a la normalidad y suspiro aliviado.
–Lo lamento, sólo que esto me trae malos recuerdos. Cuando yo era niño y ese bastardo me… si tan solo hubiera podido defenderme…–trago saliva con pesar, un escalofrío recorrió su columna.
–Lo sé.– el nipón lo interrumpió y lo sujeto por los hombros a modo de apoyo– aunque solo puedo imaginar lo que debes haber sentido. Pero escucha, tienes que buscar una manera de superarlo. ¿Cómo esperas continuar con una vida normal sí te resistes a tratar los temas de sexualidad? Comentaste que te gustaría casarte, ¿No es así? ¿Qué tal si llegaras a tener una novia y ella quiere algo más? Tal vez en un inicio no le moleste esperar, pero y ¿si quiere hijos?
–Puede que tengas razón. Pero no deja de ser incómodo.
–No tienes por qué hablarlo conmigo, pero háblalo con tu doctora.
Se limitó a asentir con la cabeza, volvió a suspirar. Sabía que Dante se preocupaba por él. Sin embargo sus métodos no siempre eran lo que esperaba.
–¿Puedo preguntar algo?
–Adelante
–¿Por qué Rachel y tú comenzaron a besarse?
–¿Huh? Bueno, ella me lo pidió la primera vez. Su plan era morir joven, así que ella dijo que quería saber que era dar un beso. Así que accedí, recuerdo que estaba muy tenso en aquella ocasión, tanto que después de besarla fui a asesinar a dos personas ¡Que tiempos aquellos!– sonrió un poco antes el recuerdo– Después de eso, me sentí muy cómodo junto a ella y en cuanto hubo oportunidad volví a besarla. Así comenzó, tiempo después me di cuenta de que la amaba.
–¡Que bonito! “lolicon”– murmuró divertido lo último.
–¿Hah?
–Nada.
Finalmente esa noche cuando el nipón se despidió, le dedicó un último consejo al Foster…
–Te veré después… ah y Zack, lo digo en serio: mastúrbate.
–¡Oye! ¡No digas esas cosas tan a la ligera!
Dante río un poco y se encaminó a su vehículo.
Regreso dentro de la casa, su tío se encontraba en la cocina preparando la cena, así que busco a su tía, la encontró en el estudio, viendo algunas fotografías, se acercó con curiosidad.
–Eras un niño adorable– comento Dayan en un tono nostálgico que lo contagió de aquel sentimiento.
Zack se sentó a un lado de la mujer para ver aquellas fotos y está lo abrazó sorpresivamente. Estaba acostumbrado a que ella lo abrazara, pero había algo triste en ese momento.
–Mamá ¿Estás bien?– pregunto extrañado.
–Si, solo… recordaba lo mucho que te extrañé todos estos años, pero al fin estás aquí.
–Y no pienso irme mamá– dijo intentando consolarla.
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Las semanas continuaron con normalidad, al menos hasta que Halloween estuvo cerca. Para esa semana sus permisos fueron pausados. El detective McGroening creía mala idea dejar que el chico saliera en una temporada en que se hacía alusión al terror y lo sangriento.
Sin embargo Dante agradeció en secreto estás restricciones. Ese año la fiesta de halloween la había organizado Arthur, él cual invitó al nipón, pero le dejó prohibido llevar a su amigo Isaac. Para empezar no quería que arruinara su fiesta igual que arruinó la del Sanada comportándose “raro”, por otro lado, solo quería amigos que su actitud fiestera fuera adecuada para ese día.
Dante comentó con Zack que no estaba muy seguro de ir a aquella fiesta, pero él Foster le dijo que no se limitará por él, que ya habría otras fiestas a las que el podría asistir a futuro.
La temática de la fiesta de Arthur era de películas Slash, cosa que no sorprendió al nipón, pero al mismo tiempo se alegró que Isaac no hubiese ido, tal vez la temática de asesinos seriales acabando con jóvenes ruidosos le trajera recuerdos no necesarios para el nuevo estilo de vida que llevaba.
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En cuanto los permisos de Zack fueron reestablecidos, acordó en ser él quien visitaría al nipón en su casa.
Su tío Marcus lo dejó justo en la entrada de la casa. Zack bajó del auto y se encaminó a tocar el timbre, se sintió un poco incómodo en cuanto la madre de su amigo abrió la puerta y lo invito a pasar a la casa.
–Por favor, toma asiento, Dante no tardará en bajar– aseguro la señora acompañándolo al living.
–Si, gracias– contestó en automático mientras se sentaba. Comenzó a tamborilear la pierna derecha.
–¡Zack! ¡Que gusto verte!– el padre de Dante llegó a la sala y saludo.
–B- Buenas tardes– saludo.
–¿Gustas tomar algo? Agua, soda, te, un trago – le ofreció el señor.
–Hah! Gracias pero estoy bien– se rasco la nuca debido a los nervios. Nunca había tratado demasiado con los padres de su amigo. Sabía que sus tíos habían hablado con ellos en un inicio para poder hacer la conexión de ambos jóvenes y que incluso habían ido a la misma universidad, aunque en diferentes carreras. También sabía que Dante hablaba bien de él con sus padres.
Pero que es lo que sabían los señores Sanada realmente de él. Había 4 cosas que todo aquel que lo tratara en un aspecto más personal debía conocer en algún momento.
La primera: que fue abandonado por su madre, escapó de un orfanato de mala-muerte y que vivió en las calles mucho tiempo.
Dos: que sufrió quemaduras en la niñez (y a pesar que algunas habían mejorado su apariencia gracias a los tratamientos láser), él aún se sentía incómodo por estas y se cubría lo más posible.
Tres: tenía problemas para socializar y convivir, además de ansiedad.
Cuatro: que estuvo en rehabilitación psiquiátrica y actualmente aún seguía en tratamiento, sin embargo se encontraba estable.
Estaba seguro que los Sanada debían saber todo eso de él. Y por lo mismo se sentía aún más incómodo en su presencia.
–¡Zack!
Volteó en dirección a dónde lo llamaron y se encontró con el mestizo.
–¡Tardaste mucho!– le reprochó al momento que se ponía de pie.
–Perdón, estaba terminando de recoger mi habitación– le hizo señas para que lo acompañará.
–¿Crees que yo me tomo la molestia de ordenar cuando tú vas a mi casa? ¡No seas ridículo! ¡No me importa que veas mi desorden, a ti no debería importarte que vea el tuyo.
Llegaron a la habitación de Dante y se encerraron para poder conversar tranquilamente.
–Oye Dante, se que está pregunta es extraña, pero ¿Qué opinan tus padres de mi?
–¿Qué opinan de tí? Mmm. Creo que de alguna manera podría decir que están agradecidos contigo.
–¡¿Qué?!
–Me estaba volviendo un vago, todo el día fuera de casa, algunos días no hubiera llegado a dormir de no ser por que mi padre iba a buscarme, cosas así. Desde que me junto contigo ellos saben que voy a estar en tu casa y que no me voy a estar metiendo en problema. De alguna manera, el que tú que tenías tantas libertades cambiases todo eso por una familia, me hizo pensar que yo no debo descuidar a la mía.
–Eres un idiota si pensaste que ser un vago te haría más feliz. Ir a donde quieras y hacer lo que quieras cuando quieras es genial en un inicio, pero, fuera de eso no tenía nada, ni un lugar para regresar, ni la esperanza de un futuro. Nada. Al menos ahora sé que tus padres no me consideran alguien demasiado raro– sonrió más despreocupado.
–Bueno y ¿Cuándo te darán permiso de salir solo conmigo?
–A principios del próximo año tengo la nueva evaluación. Si todo sale bien, podré comenzar a salir sin mis tíos distancias cortas.
–¡¡Si!!– celebró el nipón.– ¡Nuestra primera salida será a un zoológico! Estoy seguro que te encantará.
–¿Un zoológico?
–¿O prefieres otro lugar?
–No recuerdo haber ido nunca a un zoológico, así que, si crees que es buena idea ir, vamos.
Se entretuvieron hablando de las posibilidades de dónde ir el próximo año.
–Por cierto Zack, aún falta un poco de tiempo, pero creo que es mejor que te diga esto de una vez.
–¿Qué cosa?
–Yo iré a Japón a finales del año, así que no podremos vernos unos días.
–¿Irás a Japón? Pero regresarás ¿verdad?
–No te estoy diciendo de ir al zoo. Claro que regresaré. Iré cerca de 2 semanas, así que no te estreses.
–Ya veo.
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El resto del año continúo de manera tranquila. Se dedicaba a estudiar en casa, pasar el rato con Dante y por las mañanas ir a consulta con la doctora Monrroy. Sin embargo, algo que llamó la curiosidad de Zack y sus tíos fue la noticia de un asesinato a sangre fría en la ciudad, parecía un hecho aislado hasta que una semana después otro homicidio con el mismo modos operandi se presentó. El detective McGroening le pidió al joven Foster que notificara cualquier salida que hiciera, ya sea acompañado de sus tíos o a casa de su amigo, pará que estuviese libre de sospechas.
Para finales de Diciembre los padres de Dayan los visitaría para pasar Navidad. Esta ocasión el ambientes se sintió más cómodo desde el inicio. En esta ocasión sus “abuelos” le dieron $50 dólares al joven.
Y en año nuevo, sus abuelos paternos los visitaron. Se sintió aliviado de que solo fuesen ellos y no toda la familia. Convivir con ellos de nuevo fue más fácil de lo que imaginó. Sus abuelos paternos también le dejaron algunos regalos.
Entre finales de diciembre y enero no puedo ver a Dante en persona por más de dos semanas. El mestizo al fin estaba en su viaje familiar a el país del sol naciente, era la primera vez que visitaba ese país. Se comunicaban por Whatsapp, la que seguía siendo la única red social permitida para el heterocromático.
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Un día después de que el mestizo regreso de Japón, Zack se apresuró en visitarlo.
Llamo a la puerta y se llevó la grata sorpresa de que Dante le recibió.
–Hola– balbuceo el Sanada, aún estaba bajo los efectos del cambio de horario.
–Hola– dijo con entusiasmo.
–Pasa, vamos a mi cuarto.
Una vez en la habitación y cerrando la puerta, Zack abrazo al otro joven por la espalda y recargo su cabeza entre el cuello y hombro del nipón.
–Te extrañé– musitó.
–No es para tanto, solo me fui unos días. Además no perdimos contacto.
–Eso no importa, para mí fue mucho tiempo. Pero más importante aún. Me trajiste algo ¿Verdad?– sonrió pícaramente.
–Así que se trataba de eso– fingió indignación un momento –¡Claro que te traje cosas!
Tomó una de sus maletas y la abrió sobre la cama para poder sacar el contenido de esta. El de ojos bicolor se acercó curioso.
–Te traje una yukata, y a tus tíos les traje un poco de té Macha, una muñeca kokeshi, algunos amuletos, palillos, y otras chucherías. Y también traje algunas botanas y golosinas para probarlas juntos.
–Entonces ¿que esperamos?!
Dante comenzó a sacar una por una las chucherías que había comprado para probarlas, desde umeboshis las cuales los asquearon, calamares secos, botanas de algas y pescado, a dulces sabor sakura y te verde, wagachis, mochis, taiyakis, doramakis, entre otros.
–¿Qué nos falta probar?
–las papás sabor wasabi– comento el nipón mientras abría la bolsa.
Zack las probó de inmediato, Dante fue más precavido…
–Saben a papás normales– afirmó Zack.
–Tengo pasta de wasabi en otra maleta ¿Quieres probarla?
–Por hoy paso.
–Zack ¿Cuándo es tu evaluación? Estoy ansioso por poder al fin salir a pasear contigo.
–Si, con respecto a eso… se ha pospuesto indefinidamente – confesó un poco incómodo por tener que dar una negativa.
–¡¿Qué?! ¡¿Porqué?!
–Hay un aparente asesino serial en la ciudad, ya se han reportado 3 asesinatos y el detective creé que es mejor que no me vuelva sospechoso, por eso no puedo ir a ningún otro sitio– explico brevemente.
–¡Aaaahhhh! No puede ser– se quejó.
–Solo es hasta que atrapen al responsable– agregó intentando calmar un poco la molestia del nipón.
–Zack tardaron años en atraparte a ti. Es el detective McGroening quién autoriza tus permisos ¿verdad? Tengo entendido que es un hombre estricto, maldición, tendremos 30 años para cuando te dejen salir– se quejó exageradamente lo cual incómodo a Isaac, sentía que era culpa suya no poder salir con su amigo.
Se encogió en si mismo sintiéndose responsable.
–Lo lamento, esto no es tu culpa – soltó Dante al percatarse de la actitud del Foster – Es sólo que tenía muchas ganas de salir contigo y hacer algo no tan rutinario. Pero supongo que no pasará nada por tardar un poco más, después de todo el zoológico no irá a ningún lado ¿Verdad?
–No me puedo quejar, esperar en casa es mejor que volver a prisión.
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Su tranquila vida hogareña le permitía esperar con cierta calma y aceptar el ritmo de los sucesos que se daban en su día a día. Sin embargo un sentimiento que crecía en su interior lo inquietaba y a pesar de lo inquietante que resultaba para él, no quería hablarlo aun con Monrroy, así que muy a su pesar sabía que lo ideal era hablarlo con el hombre correspondiente.
El detective Orson se presentó en su casa al medio día del martes. Se sentó en el living y observó con curiosidad al muchacho de ojos heterocrománticos.
–Y bien ¿Por qué quieres hablar conmigo muchacho?– le cuestionó secamente.
–…– suspiro – Yo tengo un problema y cada vez que le doy vueltas se complica más– soltó a regañadientes preguntándose por qué había tomado la decisión de hablarlo con aquel hombre que poco le agradaba.
–Creo qué tu terapeuta puede ayudarte en eso.
–Lo hablaré con Doc después, pero tengo que confesarle algo. Yo… yo comencé a sentir envidia del asesino al que están persiguiendo– confesó con cierta inquietud.
–Así que se trata de eso. – su atención se centro en el joven y lo que estaba por decir.
–Creo que lo envidió, es como si extrañará ser el asesino, tener la libertad y el control de mi vida. Ser conocido por todos y por nadie a la vez. Tiene meses que no deseó asesinar a nadie y no cambiaría la vida que llevo ahora por nada, por eso estoy confundido.
–Créeme muchacho, en cuanto lo atrapemos no tendrás nada que envidiarle. Además este sujeto es diferente a ti, estoy seguro que sus motivos para asesinar y los tuyos no se parecen en nada. Tu eres un caso especial Isaac, ten eso en mente antes de hacer alguna estupidez.
–Las estupideces son justo lo que quiero evitar– agregó con un poco de ironía.
El detective se retiró, se sentía orgulloso de que aquel joven expresará sus inquietudes. Le había costado mucho trabajo y tiempo, pero, confiaba en él. Tal vez, la mejor manera de mostrarle un poco de esa confianza era habilitar sus permisos y programar la audiencia, para que él mismo se ganará otro paso a su libertad.
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Al día siguiente durante su consulta con Monrroy, comento cómo se sentía con respecto al caso del nuevo asesino y lo que había contado al detective. Sus deseos de libertad (libertinaje) vs una vida normal.
Era un tema recurrente, pero siempre era detonado por diversos motivos.
Cuando abrió la puerta del consultorio una vez acabada su sesión, se encontró con Orson conversado con su tía Dayan.
Monrroy saludo.
–¿Qué ocurre?– cuestionó Zack de inmediato, le sorprendía ver al detective allí.
–Traigo buenas noticias para ti muchacho– aseguro –tu siguiente evaluación se está programando para principios de febrero.
–Creí que se había aplazado al igual que la suspensión de mis permisos.
–He decidido hacer una excepción, has demostrado paciencia y dedicación a tu sanación, creo justo darte la oportunidad de que te ganes tu libertad, aún con el inconveniente del asesino que buscamos.
–¿En verdad? ¿En verdad podré salir sin supervisión?– Una pequeña sonrisa se escapaba de sus labios al igual que un tono de voz alegré e ilusionado.
–Si tus evaluadores te dan luz verde, podrás salir. Siempre que portes el brazalete electrónico, avises a dónde vas y llegues antes del toque de queda.
–¡Sí, lo haré! ¡Le avisaré a Dante de inmediato, de seguro estará feliz–
Dayan y la doctora Melinda se alegraron por el joven.
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Su evaluación termino siendo programada para el 4 de febrero. En esta ocasión, lo evaluarían 6 personas, 3 médicos psiquiatras, 2 policías especialistas en comportamiento criminal y uno de los miembros del jurado que participó en el primer juicio años atrás, para dar fe de la recuperación del chico. Tanto un médico como un policía eran totalmente nuevos para el joven, tampoco era que él memorizar los rostros de sus evaluadores, pero si recordaba a la mayoría.
Está ocasión su evaluación duraría el doble a lo que estaba acostumbrado y eso lo tenía un poco preocupado, pero la idea de ir al zoológico con Dante, le daba suficiente confianza en sí mismo como para aguantar el estrés.
Ese día llegó al lugar donde se llevaría a cabo su evaluación 15 minutos antes, Marcus y Dayan lo llevaron y comentaron que estarían de regreso antes de que terminará. Para esta ocasión Monrroy no asistiría, pero realmente eso no tenía muy preocupado a Zack.
Dadas las 10 a.m. en punto entró a la sala, saludo brevemente a los 6 presentes y se sentó frente a ellos.
Todo comenzó con una breve presentación de los allí presentes, después fue el turno de Isaac de presentarse y hablar sobre el por encima vez en la vida.
Una larga serie de preguntas se le hicieron, se le pidió resolver algunos cuestionarios escritos y hacer un par de actividades con los psiquiatras.
Le preguntaron acerca de que le gustaba hacer y que no le gustaba. Que había hecho los últimos meses. Que quería hacer una vez libre de supervisión.
Habló de sus tíos, de Dante, de Rachel, de sus primos y demás tíos, sus abuelos. De la doctora e incluso de el dentista, el dermatólogo, la nutrióloga y el padre Gray.
Lo pusieron bajó estrés con un par de acertijos y con un juego de mesa que duró más de hora y media.
Finalmente, pará las 4:20 de la tarde, la sesión dio por finalizada.
Estaba por salir corriendo, cuando meditó un momento y se detuvo en la puerta, agradeció el tiempo de los presentes y se despidió toscamente, para finalmente salir corriendo a los brazos de Dayan quien lo esperaba con los brazos abiertos.
Sintió un gran alivio, pasará lo que pasará, en esa ocasión su libertad dependía de él mismo y no de factores que intervinieran.
Tenía que regresar en una semana para conocer la respuesta.
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Se encontraban en la habitación de Zack una noche antes del veredicto. Comían helado de chocolate el cual había llevado el nipón, entré ambos más de la mitad del envase de tres litros estaba siendo consumido.
El mestizo leía atentamente aquella libreta azúl perteneciente al pelinegro, había cosas que Zack quería compartir, algunos sentimientos e ideas que terminó plasmando en papel tal y como le indicó su terapeuta y quería que Dante los conociera, después de todo Dante era su único amigo.
–Tu visión del mundo es muy romántica y caótica… es como un buen poema sin rimas. Deberías adaptarlo a una canción.
–¿En verdad crees que es bueno lo que escribo? Y yo que pensé que solo eran cosas sin sentido... yo solo escribí lo que sentía en ese momento. Pasé tanto tiempo sólo, tanto tiempo lleno de resentimiento y esos sentimientos no han desaparecido, sólo están bajo control. Cada mañana que despierto en casa, que veo a mi familia, que como algo caliente… todo eso ayuda a no volver a ser el monstruo que fui.
–Eres un chico muy interesante Zack y realmente me agradas, si yo te hubiese conocido antes, no hubiese creído que eras un monstruo, hubiese pensado que eras un psicópata y aún así me hubieses agradado.
–Si nos hubiésemos conocido antes te hubiese dado 3 segundos para huir– dijo con burla.
–O tal vez hubiese muerto de un ataque cardíaco al intentar escapar. Las posibilidades son infinitas.
–Me alegra haberte conocido en la situación que lo hicimos, así no corriste riesgo de morir por mí.
–Si no hubiese muerto por ti, la ausencia de un donante me hubiese matado.
–¡No te mueras Dante!– exclamó con angustia –por favor no mueras.
–Oye, tranquilo. –volteo a ver a Zack, este sujetaba con fuerza la tela de la sudadera a la altura del pecho, como si le doliese físicamente. – yo espero vivir muchos años aún.
Se acerco despacio al pelinegro y colocó una mano en su cabeza, revolviéndole el oscuro cabello. El miedo secreto de Zack era el de perder a la gente que lo rodeaba, lo había confesado a Dante y esté intentaba calmarlo como muestra de apoyo y amistad.
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Se encontraba en el tribunal dónde le notificarían de su resultado. Habían llegado minutos antes tal como le indicaron. Finalmente pasaron a una gran oficina dónde los esperaban tres personas: el juez que dictó su sentencia hace 3 años, el testigo del jurado que asistió a su evaluación y uno de los agentes que también se presentó en la evaluación.
Le pidieron a Isaac que tomará asiento. Sus tíos aguardaron en un sillón en el pasillo frente a la entrada de la sala. Un folder amarillo fue posicionado frente a él.
Por parte del juez se dijeron algunas palabras para apremiar sus logros dentro de su recuperación y también para felicitarlo por sus esfuerzos por estudiar y su progreso social.
Finalmente le dieron la respuesta que tanto esperaba: seguía estando en estado de interdicto, sin embargo ya no requería supervisión de sus tutores en espacio público.
Se le entrego una credencial la cual lo identificaba como una persona con desorden psicológico “estable”, la cual contenía múltiples datos sobre él y de contacto. Debía cargar con ella siempre que saliera y en caso de extraviarla dar aviso y reponerla lo antes posible.
El nivel de permisos se le iría liberando gradualmente conforme pasará el tiempo, hasta el punto que se le retirará el brazalete electrónico y no tuviese que notificar nada a la policía.
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Dante llegó a casa de los Foster antes de mediodía, llamo a la puerta y espero a que alguien le abriese.
En cuanto el joven Foster abrió la puerta un ramo de flores fue puesto frente a su rostro dejándolo totalmente sorprendido.
–¡Feliz San Valentín Zack!
–¡¿Huh?! ¿Qué? San Vale… ¿qué?
–¡Día del amor y la amistad! Imaginé que nadie te regalo un ramo de flores antes, así que pensé en hacer la excepción.
–Yo…– estaba confundido, sabía que a Dante le gustaba sorprenderlo con cosas de ese estilo, pero ser el quien recibiera flores lo desoriento bastante y lo hizo ruborizarse. Sujeto el arreglo floral con cuidado y olfateo el suave perfume.
–Pensé que llevarte a una cita como amigos estaría bien para celebrar tu libertad condicional. ¿Qué dices?
–Eres un tonto– le reprocho– me hubieras avisado antes que pasarías por mí, así ya estaría vestido.
–Te aseguró que nadie se fijará en que sigues en pijama.
–¡Cállate! Estaré listo en unos minutos, mientras pon eso en agua.– le regresó el bouquet de manera brusca.
–Ok – respondió el nipón divertido.
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Estaba emocionado de poder salir sin supervisión de sus tíos o de la policía por primera vez en casi 3 años.
Se despidió de su madre y su tío, prometió no meterse en problemas. El Sanada aseguró regresarlo antes de las 8 de la noche.
Subieron al carro del nipón y partieron al centro comercial.
–Entonces ¿cuál es el plan?
–¡Fingir ser una pareja gay e incomodar a todos!
–¿Hah..?– estaba por reclamar de sobremanera.
–Bromeo, quiero que veamos una película y de allí ir a comprar videojuegos y a cenar.
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Se sentía emocionado, su corazón se encontraba incluso más agitado de lo normal, pero el entusiasmo era por mucho, muy diferente a cuando asesinaba a alguien.
Llegaron al centro comercial, Dante se estacionó en un lugar cerca de la entrada marcado de azul y un dibujo de una silla de ruedas. El pelinegro lo vio con duda, tenía entendido que esos lugares se reservaban pará adultos mayores o persona con alguna condición incapacitante.
–¿Qué?– cuestionó el Sanada –tengo un dictamen médico que me permite estacionarme aquí, las matrículas del carro están marcadas.
–Ya veo. Creí por un momento que eras un cretino– comentó en tono burlón.
Ya en el cine se entretuvieron revisando la cartelera.
–Tiene tanto tiempo desde la última vez que vine a un cine. Se siente extraño. – trato de ignorar por un momento el hecho de que su única visita había sido en compañía de Ray.
–En todo caso ¿Qué gustaría ver Zack?
–yo quiero ver esta– señaló en la cartelera una película animada, que se encontraba en clasificación de “Para toda la Familia”.
–¿Esa?
–¿Está mal?
–Realmente creí que escogerías algo más violento, con más acción o algo así. Aprovechando que ya no tienes restricciones en el contenido audiovisual.
–Vi la primera parte en el psiquiátrico y la segunda parte en casa, realmente quiero ver la tercera parte aquí.
–En ese caso compraré los boletos.
Ni la presencia de niños ruidosos arruinó la función a la que entraron. Se sentía libre y cómodo en compañía de Dante. Las palomitas grandes no habían sido suficientes para compartir y el Sanada se ofreció a ir por más. En los 12 minutos que estuvo solo, una escena hizo reír a todo el público, incluyéndolo a él, las numerosas sonrisa lo tenían tranquilo.
Salieron del cine y pasearon por gran parte del centro comercial, vieron ropa e incluso Zack aprovecho para comprarse una sudadera de color café muy similar a la que usó años atrás. Dante solo se compró calcetines. En los videojuegos se quedaron revisando los nuevos títulos por largo rato.
Zack se sintió un poco incómodo al ver los precios de los videojuegos, sabía que eran costosos, pero no imaginaba cuanto, hasta ese momento sus tíos le habían comprado todos los juegos que poseía además de la consola y nunca se habían quejado del precio. Nunca se le había pedido que cooperará con la limpieza de la casa y menos económicamente, el por voluntad ayudaba con cosas simples con frecuencia, pero en general su única responsabilidad hasta ese momento era mantener su habitación limpia y estudiar, no había pensado en un trabajo hasta ese momento, el poco dinero que tenía le había sido obsequiado por sus abuelos y otros poco por sus tíos.
La idea de conseguir un trabajo dio un par de vueltas en su mente hasta remontarse a un lejano recuerdo, casi olvidado…
“–Mamá… yo estaba pensando que…– un pequeño niño se encogió de hombros ante la fría mirada de la mujer y desvío la mirada por un momento.
–¿Qué cosa Isaac?– cuestionó la mujer con un tono cansado y lleno de fastidio, había sido un día agotador para ella.
–pensaba que yo… – se convenció a si mismo de que no habría problema en decirlo– debería conseguir un trabajo para ayu...
–¡Estás insinuando que yo no soy suficiente para mantenerte¡– un tono histérico se escuchó por la mujer, mientras sujetaba al niño bruscamente por el brazo apretando el agarre y zarandeando al menor de manera violenta– ¡¿Por qué quieres trabajar?! ¡¿Acaso piensas abandonarme al igual que tú padre?! ¡¿Qué es lo que quieres hacer?! ¿Qué?
–¡No!… – enunció con miedo ante el interrogatorio de su progenitora– yo solo pensé que sería de ayuda…
–Ser de ayuda– una ápice de burla sonó en sus palabras – No pienses Isaac, no pienses, eres un niño tonto pensar no se te da. No vuelvas a decir algo así entendido– calmó su tono de voz y ahora abrazos con ternura al niño – Solo quédate a mi lado Isaac, es lo que necesito.
–me quedaré contigo mami…– murmuró.”
Llevó una mano a su pecho, cerro los ojos y respiró profundamente, la impotencia y malestar de aquel recuerdo lo hizo sentir por un momento miserable y lleno de angustia.
–¿Zack?– cuestionó el mestizo al verlo actuar extraño –¿Estás bien?
–Si– murmuró para ocultar un sollozo y agachó la mirada– sólo, necesito un momento.
Dante se quedo allí de pie sin decir nada, lo sujeto gentilmente de los hombros y solo espero a que el Foster se encontrará mejor.
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Se dirigieron a cenar. Una vez instalados en la mesa de un pequeño restaurante, Isaac compartió con su amigo lo que acababa de recordar.
–… probablemente tendría unos 6 años, recuerdo que ella llegaba muy agotada a casa, yo solo quería ayudarla – finalizó su anécdota con un toque de tristeza.
–De seguro ella lo malinterpreto, pero eso no cambia el daño que te hizo. Dime ¿te encuentras mejor?
–Si, ya estoy bien. Ya no tiene caso lo que sucedió, ella estaba loca después de todo. –dijo con ironía, tratando de encubrir el mal recuerdo justificando la salud mental de su progenitora– Ahora ordenemos que tengo hambre.
A las 7:50 de la noche fue que regresaron a casa de los Foster para dejar al pelinegro. Se quedaron un momento estacionados fuera.
–Y ¿Disfrutaste nuestra cita?– Pregunto el nipón de modo orgulloso.
–Entonces si era una cita.
–Como amigos, ¿a menos que quieras que sea una cita como algo más?
–Creí que me habías rechazado aquel día de la boda.
–Rechace ser un remplazo. Yo soy yo. Y soy tu amigo Zack – Dante se acercó al pelinegro lentamente, cuidando sus movimientos y le dio un pequeño beso en la frente, apenas un roce. Zack se ruborizó. – Y como amigo te confieso que te quiero.
–Idiota, no digas cosas tan vergonzosas–
–eres muy lindo cuando te enojas, ¿Lo sabías?
–¡Cállate!
Su primera salida había sido totalmente exitosa a pesar del pequeño incidente y ambos confiaban que las siguientes serían mejores.
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Otro par de salidas se dieron solo para estar seguros que las multitudes no incomodarían a Isaac.
Solo unas semanas después otro asesinato en la ciudad hizo que consideraran cancelar sus planes de ir al zoológico, sin embargo él no estaba bajo sospecha alguna lo que fue bueno para ambos.
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Ese día Dante llegó un poco más tarde de lo usual, se veía molesto o tal vez frustrado.
–¿Está todo bien?– pregunto el pelinegro al momento de subir al asiento del copiloto.
–Maso menos. – suspiro con pesadez– Arthur fue hoy en la mañana a mi casa y me invitó a ir con unos de sus nuevos amigos. Le dije que ya tenía planes y comenzó a montar un drama como si fuera mi novia: que ya nunca salimos, que no contestó sus llamadas, que no tengo tiempo para él.
–Suena fastidioso.
–Lo es. De hecho, creo que está celoso de ti Zack.
–¿De mi?– se sorprendió ante tal revelación.
–Dice que pasó demasiado tiempo contigo ¿Y qué si es así? ¿A él que le importa? En fin, ya vámonos.
–¿Estas seguro?
Dante hecho a andar el carro– si estoy seguro, todo está bien.
El zoológico se encontraba a 40 minutos de caminó, por lo cual ese tiempo lo aprovecharon para conversar.
Dante le contó a Zack que poco después de recibir el trasplante de corazón y enterarse que un asesino había matado al sujeto que fue su donador. Su fascinación y curiosidad por los asesinos seriales despertó. Compartió su nuevo hobby con Arthur y comenzaron a ver películas Slash, sin embargo esto no fue suficiente para el ya que quería saber más sobre el asesino de su donante y que clase de persona era. Después de un tiempo de la ficción y la escasa información que logró obtener de el asesino llamado Isaac Foster, perdió el interés en la temática de los homicidios y se desánimo. Pero en cambio Arthur parecía haber perdido la noción de lo que era realidad y ficción. Después de un tiempo ambos lo dejaron o eso creyó. Sin embargo después de conocer a Zack y hablar un poco de él con Arthur, esté se dio cuenta de la similitud del nombre del nuevo amigo, con él del asesino y “héroe” del Sanada y esto le molestó.
Pero nuevamente parecía que Arthur había vuelto a obsesionarse con ese mundo de retorcidos criminales.
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La conversación cambio en cuanto los anuncios del Zoológico se hicieron presentes en el camino.
La ilusión de Zack creció, cuando era muy pequeño fue a una granja de amigos de su padre y allí conoció a algunos animales como cabras, gallinas, ovejas y caballos. Ese recuerdo apenas existía en su memoria, pero las anécdotas y fotografías lo había hecho recordar con más detalle.
No era un gran conocedor del reino animal, pero quería ver en persona a los grandes cazadores de la naturaleza.
Se impresionó ante él tamaño de algunos animales como eran los elefantes y las jirafas, le parecieron enormes.
Algunos como los monos y los lémures le parecieron graciosos.
Dante compró una guía del zoológico para poder tener un mapa e información de los animales y de esta manera explicarle a Zack.
El ver numerosas familias conformadas por padres e hijos le ocasionaron un malestar sentimental después de un rato.
–Creo que debí invitar a tus tíos– agregó Dante al ver como el pelinegro dejaba de prestar atención a los coatis y observaba a las familias que comían su picnic.
–Estoy bien, es sólo una idea estúpida. La posibilidad de recuperar mi infancia es algo que ya casi termino de aceptar que no pasará. Pero aún tengo la posibilidad de una vida agradable.
–Por un momento creí que dirías “vida normal”
–¡Normal!–pronuncio con aire burlón –nada en mi vida fue, es o será normal, pero así me gusta– sonrió.
–En ese caso, continuemos con suerte se escapa un león o algo así– ánimo Dante la situación.
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Terminaron su recorrido por el zoológico sin inconveniente alguno. Fueron a la tienda de suvenires antes de regresar al auto de Dante. Ya en la tienda se percató de como Isaac veía con curiosidad los peluches de animales, así que le pareció buena idea comprarle uno con forma de hipopótamo a Zack.
–No era necesario que me comprarás algo– comento Zack al momento de subir al carro y que el mestizo le dio la bolsa.
–Esta bien, me pareció un buen regaló, además tú lo querías ¿No es así?– arrancó el vehículo.
–Si…– aceptó con un poco de vergüenza, después el entusiasmo regreso a él– Sabías que los hipopótamos matan a más personas en un año que los leones. Cómo son herbívoros los estúpidos se acercan a ellos sin saber que son muy temperamentales.
–Te gustan esa cosas de presas y depredadores ¿verdad?.
–Si– afirmó.
Para las 5:40 de la tarde fueron regresando a la ciudad. Decidieron pasar un rato a casa del Sanada ya que los padres de este avisaron que salieron a visitar a unos amigos.
–Ha pasado mucho desde la última vez que tuve la casa sola– mencionó el nipón mientras abría la puerta– ¿quieres intentar ver nopor de nuevo? te prometo que esta vez elegiré uno que no sea tan explícito.
–¿Por qué sigues insistiendo con eso?... – se quejó el de ojos bicolor – Pero si no me gusta lo quitarás de inmediato ¿Verdad?– dijo con curiosidad y resignación.
–¡Claro!– afirmó.
Dieron unos pasos por el recibidor de la casa y no tuvieron mucho tiempo para reaccionar.
Un bate de madera golpeó un par de veces la espalda alta del de ojos bicolor tirándolo al suelo, después el mestizo recibió un golpe en el estómago dejándolo sin aliento y haciéndolo retorcerse.
–¿¡Por qué me haces esto Dante!?– él nipón volteó hacia arriba al escuchar su nombre, conocía la voz de su atacante y maldijo en su interior.
–Arthur… ¿a que… te refieres?– apenas logró articular debido a la falta de aire.
–¡¡Me refiero a como prefieres pasar el rato con este imbécil a estar conmigo!!– pateó pelinegro y seguido pisoteo la mano de Foster con fuerza provocando en este un quejido –¡Éramos los mejores amigos! ¿Qué sucedió? Primero te quejabas de que tus padres querían que fueras niñera de este sujeto y ahora pasas todo el tiempo con él?– se quejó el chico con furia. No parecía estar bromeando.
–Las cosas cambiaron Arthur… es… es cierto que me quejé, pero ahora que lo conozco, él me agrada…–
–¡Oh tal vez tú crees que te agrada! Tu mismo me lo dijiste, que se llamaba igual que aquel asesino ¡¡Admítelo, solo crees que te agrada por ese estúpido nombre!!
–¿Qué rayos pasa contigo…?– atino a preguntar Zack mientras intentaba ponerse de pie.
–¡No te entrometas! – Arthur lo pateó con fuerza en el abdomen, él de ojos bicolor apenas alcanzó a cubrirse. –¡Todo es tu culpa maldito bastardo! ¡Te odió! ¡Tu me robaste a mi mejor amigo y pienso recuperarlo!– Un nuevo golpe le fue dado con el bate en la espalda. Zack se colocó en posición fetal, cubriéndose lo más posible.
–¡Detente! Arthur...¡Qué se llamé Isaac no tiene nada que ver con si me agrada o no!– el mestizo intentaba ponerse de pie. Sabía que su amigo era poco racional cuando se enojaba, pero tampoco quería endulzar sus palabras con mentiras solo para calmarlo.
–¿En verdad? Porque yo recuerdo otra cosa. Estabas obsesionado con querer saber cualquier cosa del asesino de tu donante. Incluso fuimos a la policía a preguntar y lo único que lograste conseguir en ese entonces fue su nombre. ¡Querías conocer a tu “héroe”! Querías agradecerle. ¡Sólo por que era un asesino! ¿No es así? Y me desplazarse por no ser ni tu héroe ni un asesino, pero en cambio ahora eres amigo de éste sólo por qué se llama como aquel criminal.
–Creo que estás confundido Arthur… –logro ponerse de pie, se recargo a una de las paredes para no perder el equilibrio – Yo no te desplacé, yo me alejé de ti por que no me gustaba los pasos que estabas siguiendo– soltó con calma.
–¿Los pasos que daba? ¿Realmente me desplazaste por seguir caminos diferentes? ¿Malos pasos? Esa estúpida idea ¿te la metieron tus padres en la cabeza o acaso fue este imbécil? ¿En verdad? ¡¡Todo eso lo hice por ti grandísimo estúpido!! – le grito al nipón y lo sujeto de la ropa zarandeándolo con fuerza – Qué acaso no te das cuenta… no pude ser tu héroe, evidentemente no me llamo como aquella escoria así que solo me dejabas un camino ¡¡¡Ser un asesino serial para agradarte aún más!!!
–¿Así que tú…?– la expresión de Dante cambió a una de miedo. Su nuevo corazón latía con más fuerza de la acostumbrada.
–Eres mi amigo Dante y no pude hacer nada por ti. Así que busque la manera de agradarte aún más, sin embargo este infeliz se interpuso entre nosotros, todo es su culpa y me encargaré de quitarlo del camino. Descuida a ti nunca te haría daño– le palmeo la mejilla suavemente – solo debo deshacerme de este intruso y volveremos a ser los mejores amigos ¿Verdad Dante? Por favor alégrate un poco, al fin tu mejor amigo es un asesino jajajaja!!! – lo acorraló contra la pared.
–¡¡Déjalo tranquilo!!– Zack se había puesto velozmente de pie jalando a Arthur de la ropa, en cuestión de segundos un forcejeo se dio entre ambos pero para su alivió logro arrastrarlo lejos del mestizo.
El Sanada se relajó solo un momento y deslizó su espalda por la pared hasta quedar sentado en el suelo.
Un enfrentamiento entré Arthur y Zack comenzó a darse en el recibidor de la casa.
–Eres un malnacido ¡Maldito ladrón!– lanzó un puñetazo al rostro del Foster y este no logro evitarlo de todo –¡Te odió!– le gritó nuevamente.
Isaac aún seguía aturdido por el golpe que recibió en la espalda, de tratarse de alguien más probablemente estaría aún en el suelo sin poderse mover, aún así no se encontraba de todo en buenas condiciones, las medicinas y la nueva y pacífica vida que había llevado los últimos años lo tenían fuera de forma para el combate cuerpo a cuerpo, si pudiese volver a asesinar probablemente el enfrentamiento sería diferente, pero tratándose del amigo de su amigo su mejor opción era intentar evitar los golpes directos.
–Estas equivocado… yo no te alejé de Dante…
–¡¡Cállate!! ¡¡Todo es tu culpa!!– reclamo Arthur con furia –¡¡Te detesto!!– alcanzo a dar un golpe en el oído al Foster haciendo que este perdiera el equilibrio y se hincará de rodillas.
–¡Aaah! ¡Yo no te robé nada! Tu eres el idiota que descuidó a su ami… –un puñetazo en la boca lo hizo callar y escurrir un poco de sangre la cual se quedo atrapada tras el cubrebocas. Arrinconó a Foster contra una pared.
–¡¡¡Artur detente!!!–Grito Dante al ver un destelló metálico.
–¿¡Huh!?– Zack sólo hizo un débil quejido. Volteó despacio hacia su abdomen para descubrir la mitad de una daga atravesando su estómago y la mano de Arthur empuñándola y hundiéndo esta aún más en él. Colocó una mano despacio en su propia herida y cerró los ojos un momento con lo que parecía resignación.
–Jajaja wahaha jajajaja– Arthur comenzó a carcajearse –¡Ya no me estorbarás!– saco la daga del vientre ajeno. Se volteó en dirección a Dante y caminó hacia este, mostrando el arma cubierta de sangre –Ahora podemos volver a ser amigos ¿Verdad Dante?– el nipón miro en dirección al herido y las lágrimas escaparon de sus ojos.
–Zack… Za-ack… – comenzó a sollozar tras la desesperación.
–Vamos Dante, todo esto lo he hecho por nosotros ¡¡era necesario!!
–Pero tu… no tenías por que matarlo…– la daga de Arthur se colocó peligrosamente cerca del cuello del mestizo.
Un sonido no muy lejos hizo sobresaltar a ambos, las sirenas de la policía se acercaban velozmente.
–¿¡Llamaste a la policía!?– reclamo de forma violenta.
–No, yo no lo hice– balbuceo.
–¡¡¡No intentes engañarme Dante!!!– le grito en el rostro y manteniendo la posición del cuchillo peligrosamente cerca.
Escucharon las patrullas posicionarse cerca de la casa.
–Eres un maldito tra…
–¡¡¡Él no los llamó idiota!!!– Arthur fue tacleado desde la espalda por Zack, cayendo ambos al suelo y soltando el cuchillo –¡Fui yo! – El Foster se posicionó encima del otro, consideró asesinarlo por un momento, sin embargo su auto control se lo impidió, así que lo sujeto de la cabeza e hizo azotar está contra el suelo numerosas veces hasta que Arthur dejó de dar pelea.
–¡Zack!– el mestizo gateó a la altura de los otros chicos, jaló al nombrado hacia el y lo abrazó por la espalda –¿Estas bien?– le preocupaba la cantidad de sangre que había salido de la herida.
–lo estoy– dijo con dolor y volvió a sujetar su vientre – yo no moriré por algo así.
Sólo un segundo después la puerta de la casa fue derrumbada.
–¡Policía! Qué nadie se mueva– tres uniformados entraron y encontraron la extraña situación.
–Ustedes dos no sé muevan, levanten las manos– indicó uno de los oficiales.
Ellos obedecieron. Otro de lo hombres pidió una ambulancia.
–¿Qué está sucediendo aquí Foster?– el detective McGroening acababa de llegar.
–¡Zack no hizo nada! – soltó de inmediato Dante. –Ese tipo nos atacó.
–De hecho lo hice, solté mi brazalete eléctrico para hacer sonar la alarma y dar nuestra posición. – confesó triunfante.
–Muy bien, vallamos a la ambulancia para que los curen, Foster ¿puedes moverte? – le pregunto al ver la sangre en la ropa del chico.
–Si, si puedo.– se levantó despacio.
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Arthur solo había quedado inconsciente después de los números golpes en la cabeza, lo había arrestado y la investigación para culparlo por los asesinatos comenzó.
Dante y Zack fueron trasladados al hospital y sus familiares fueron informados.
Ambos se encontraban en un consultorio y el Sanada solo observaba atentó como la herida de su amigo era tratada.
–Creí que te había asesinado…– confesó.
–Se necesita más que esto para que me asesinen, pero eso no significa que no duela como el infierno– él se encontraba recostado en una camilla y un médico desinfectaba y cerraba la herida.
–Lo lamento, sabía que Arthur estaba mal de la cabeza, pero no lo creí capaz de algo así.
–Creo que también fue mi culpa, – se sentó en cuanto terminaron de vendar– creo que yo atraigo a toda clase de locos, es como te dije, mi vida no es normal.
–¡¡Isaac!! –Dayan entró al consultorio – ¡Oh por dios ¿Te encuentras bien? ¡estas herido!– sollozo.
–¡Mamá! Estoy bien, no voy a morir por algo como esto– trató de calmarla.
–Yo se que no morirás, pero eso no cambia el hecho de que alguien te lastimó– le respondió su tía mientras sujetaba su rostro y lo veía a los ojos.
Estar herido no era algo nuevo, pero ver la preocupación de los demás por él lo hizo sentir extraño. Tal vez las anomalías en su vida terminarán y no volvería preocupar a nadie por temas de salud física o tal vez no podría nunca tener una vida totalmente tranquila y lo mejor sería no bajar la guardia. Le pareció irónico.
El detective entró a la habitación, y el nipón aprovecho para abordarlo
–¿Qué pasará con Arthur?– pregunto el Sanada al detective Mcgroening.
–Ira a prisión– respondió firmemente.
–Ya veo. De algún modo me siento responsable– murmuró Dante.
–A menos que tu le hayas sugerido matar gente, no eres responsable de los crímenes de ese chico– le aseguro el hombre.
Los padres del nipón no tardaron en entrar y preguntar por el estado físico de su hijo.
Antes de retirarse del consultorio, McGroening le informo a Zack que después hablaría con él acerca de quitarse el brazalete electrónico.
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Ambos debían pasar la noche en el hospital por petición de sus padres. A Zack no le hizo gracias y por su cuenta Dante solo obedeció sin reclamar. Les permitieron compartir una habitación.
–Ya dije que estoy bien, por qué tengo que pasar aquí la noche– reclamo después de ponerse la pijama.
–Solo es por precaución Zack.
–Y a ti apenas y te tocó ¿Porqué te quedas aquí?– se sentó en la cama.
–El estrés puede alterar mi presión sanguínea, es solo precaución– también se acomodó para dormir.
–Al menos esta vez no estoy encadenado– se jacto mientras se arropaba.
–Fue poco después de que mataste a mi donador que te atraparon ¿verdad?– pregunto el Sanada con curiosidad.
–Así es. Esa ocasión yo estaba devastado, Ray estaba enferma y me suplico que la asesinara, yo solo quería encontrar una forma de no caer en mi propia desesperación, así que busque una víctima, sólo lo asesiné sin pensar que su muerte sería benéfica para alguien más.
–Aun así te lo agradezco Zack, te debo la vida.
–Oye Dante, aún no entiendo ¿Por qué tú querías conocerme?– cruzó ambos brazos atrás de la cabeza.
–Es una cosa algo absurda ahora que lo pienso, pero en ese momento tenía sentido para mí. Hace unos años yo requería un corazón, mi cuerpo había rechazado el marcapasos dos veces así que solo podía estar conectado a una máquina, en ese momento yo suplicaba por un donante, pero para que yo pudiese vivir, era consiente de que alguien debía morir, así que pedía por un milagro. Un poco más tarde esa noche, un hombre murió y su corazón era compatible conmigo, creí que era un acto divino hasta que comentaron que había sido víctima de un asesino. ¿Mi ángel guardián se había vuelto un asesino o un asesino acababa de salvarme la vida? me pregunte en ese momento. Después escuché que aquel asesino era muy real y había sido atrapado y pensé que tal vez si aquel sujeto escuchaba que fue capaz de salvar una vida y no solo de quitarla, tal vez eso hiciera un cambió positivo en su vida, tal vez esa era la mejor manera de agradecerle. Cuando supe que eras tú obviamente me emocione. Y conforme te fui conociendo y supe que habías pasado por tanto, fue obvio que era justo que yo hiciera ese cambio en tu vida. Y me di cuenta de que en verdad me agradas Zack. Me agradas demasiado.
–Tu también me agradas Dante – afirmó con un poco de vergüenza.
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Al día siguiente fueron dados de alta, el nipón se dirigió a su casa. Mientras que Zack fue llevado a su consulta con Monrroy.
La doctora ya se encontraba al tanto de la situación del día anterior por una llamada de Dayan.
–Hola Doc. –saludo con ánimo y tomo asiento.
–Me da gusto verte tan motivado a pesar del incidente de ayer.
–Ayer fue un día muy interesante, primero fui al Zoológico con Dante y después nos atacó su amigo Arthur.
–¿Y de que prefieres hablar primero?
–Me cuesta trabajo imaginar que alguien que apenas y conocí tuviese razones para odiarme a muerte. –A pesar de el estrés emocional que le generaba pensar en esa situación se encontraba bastante tranquilo.
–¿Eso te preocupa?– y Melinda lo noto.
–No es presisamente que me preocupe, es solo que no tiene mucho sentido para mí. En el pasado yo sé que fui muy odiado, pero eso era por qué yo era un criminal. Pero este sujeto Arthur me odiaba a muerte y apenas me trató un par de veces. Yo no me siento cómodo siendo odiado sin ninguna razón válida– expresó.
–Ya veo– meditó un momento – Sabés la gente siempre buscará escusas para llevar a cabo sus objetivos. Tal vez este chico no te odiaba, tal vez él te envidiaba, por qué tú pudiste acercarte a Dante de una forma que el no podría. No toda acción es movida por el odió.
–Envidiarme… eso suena ridículo.
–¿Suena tan imposible?
–Si. Yo recuerdo lo que se siente saber que uno es odiado solo por existir y es algo muy triste. Tenía mucho tiempo sin sentirlo. Desearía poder olvidar está sensación por completo.
–¿Tu has odiado realmente a alguien Zack?
–¿A parte de mi mismo? No estoy seguro, llegué a odiar al novio de mi madre, llegue a odiar a mi madre, odié a mi padre cuando creía que me abandono, odié a los sujetos del orfanato y supongo que en su momento he odiado a muchas más personas.
–Y dime Zack ¿Sabes diferenciar entre enojó y odió?
–¿Hah? ¿No es lo mismo?
–No, el enojo es estar molesto con alguien o algo por algún tiempo determinado. El odió es no poder tolerar una persona, situación u objeto en ningún momento debido a que nos trae experiencia desagradables.
–Creo que comprendo, con el enojó hay la posibilidad de una reconciliación.
–¡Correcto! Eres un chico listo Zack– lo halagó.
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Solo pasaron un par de días en los que se resolvía el caso e informaban a los Foster y a los Sanada la situación. No hubo consecuencias para ninguno de los dos chicos, eran víctimas. La cámara de seguridad del vecindario captaron a Arthur llegar un par de horas antes con un bate de madera a casa de los Sanada. Ambos jóvenes tuvieron que declarar sobre el ataque, sin embargo Dante tubo que decir todo lo que sabía relacionado a Arthur. El susodicho en cuestión era un pandillero bastante carismático por lo cual era sencillo que se ganará el agrado de la gente, expulsado de un par de escuelas en los últimos años, padres divorciados, vivía con su padre al cual apenas y veía debido al trabajo por lo cual se juntaba con diferentes grupos de chicos. Pero de todos sus amigos Dante era el favorito, tal vez por qué de todos sus grupos, el nipón era el más cálido en personalidad y el que mejor estaba económicamente, con frecuencia le pedía dinero y Dante no tenía inconveniente en prestarle, de hecho había dado por perdido todo lo que llegaba a quedarse en manos de Arthur y ya estaba acostumbrado. Lo conoció por casualidad hace un par de años en la sala de urgencias, meses antes de su trasplante de corazón, el Sanada iba por una taquicardia, mientras que Arthur estaba por un brazo roto. Al joven y sobreprotegido Dante le parecía genial la independencia de Arthur, razón por la cual comenzó a seguirlo sin pensarlo mucho. Y Arthur encontró en Dante un chico al cual sacar provecho durante su amistad. De este modo se creó la idea de que no quería perder al nipón, debía mantenerlo con vida y para eso necesitaba un donador. Un donador el cual fue asesinado justo a tiempo por un asesino serial, tal suceso solo podía ser un milagro, tal asesino no era sino un héroe para Dante. Y la obsesión del Sanada por su héroe lo puso celoso. Esos celos crecieron al saber que Dante tenía un nuevo amigo, un amigo que se llamaba como aquel “sujeto”, chico con el cual pasaba demasiado tiempo. Al conocer a Isaac en persona no puedo evitar pensar que el Sanada se juntaba con él solo por lastima, el chico era un antisocial “raro”. Sin embargo el tiempo pasaba y Dante no regresaba como lo planeó. Talvez tendría que llamar la atención de Dante con algo totalmente ingenioso y su mejor opción fue volverse como el “héroe” de su amigo. Ingreso al registro de tránsito una noche y robo los expedientes de “donantes”. Así que comenzó a cazarlos uno por uno. Pero Dante no lo sabía, como podía hacer que el nipón reconociera su esfuerzo si no era contándole. Pero por más que lo buscaba siempre se encontraba con aquel “raro”, tenía que deshacerse de él a como diera lugar.
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Tubo un sermón por parte del detective por quitarse el brazalete, uno nuevo le fue colocado y le sugirió no volver a quitarlo si no quería un castigo. A pesar de eso estaba sorprendido de que no hubiesen cancelado sus permisos para salir. Sin embargo eso no lo tenía de todo feliz. Después de algunos meses de evitar el tema, Dante había insistido nuevamente con conocer a aquel hombre que lo llamo “ángel”. Y le tocaba cumplir su parte de acompañarlo.
Por su parte Dante se había puesto en contacto con el hombre y ya había organizado una visita.
Pero ¿Qué sentido tenía ir? Se preguntaba Zack en ese momento, si necesitaba algo lo contactaría al igual que lo contacto para poner a Dante a prueba. Sea como sea, ya era tarde, se encontraba en el asiento del copiloto en el 0 auto de Dante a menos de la mitad del camino.
Suspiro con pesadez por enésima vez.
–Vamos Zack, es bueno fortalecer tus relaciones sociales. – le dijo el Sanada intentando animarlo un poco.
–Para ti es fácil decirlo, no estuviste en ese edificio. No sabes nada de ese loco.
–El ha estado al pendiente de ti Zack, llamarlo loco es muy grosero de tu parte.
–Me da igual– gruñó.
Finalmente llegaron a aquel recinto cercano al templo, dónde había estado hace casi 3 años.Y justo en la entrada de esté, Abraham Gray los esperaba.
Dante bajo del auto y saludo de inmediato –Buenos días señor, gracias por recibirnos.
–Joven Sanada, es un placer poder verlo. Me disculpó por la precaria situación en qué nos conocimos anteriormente.
–No se preocupe por eso jajaja– rio despreocupadamente, como si no hubiese tenido pesadillas un par de días después de la prueba que le aplicaron.
–Isaac que gusto verte– saludo al chico que se había rezagado atrás del nipón.
–Hola viejo– saludo amable a pesar de la falta de ánimo de estar allí.
Los invito a pasar y a tomar asiento, también les ofreció té para beber. Por parte del Sanada no hubo problema por el tipo de bebida, estaba acostumbrado a beber té con su familia paterna. Por su parte Zack le agregó bastante azúcar a la infusión herbal.
–Veo que Zack y tú se han vuelto muy cercanos, me alegra saber que al fin tiene un amigo.– comentó mientras observaba al de ojos bicolor mezclar su bebida.
–El me salvó la vida de manera indirecta, ser amigos es solo el plus.– agregó Dante lleno de ánimo y dio un sorbo a su taza.
–Estoy al tanto de los resultados que traen las ejecuciones de Isaac. A parte de ti otras 4 persona recibieron trasplantes esa noche, pulmones, córneas, riñones, médula ósea.
–Así que no fui el único y yo que me sentía especial. – dijo de manera inocente.
–La habilidad de Isaac para escoger a sus víctimas y los beneficios de estos me sigue asombrando. Es como si hubiera un toque divino para estás cosas.
–Así que ¿coincidencia así ocurren con Zack todo el tiempo?
–En efecto. Por eso he pensado que hay una fuerza celestial que rodea a Isaac.
–También es un imán para eventos desafortunados.– bromeó el nipón.
–¡Hey! ¡No hablen de mi como si no estuviera presente!– se quejó Zack dejando caer la cucharita con fuerza sobre la mesa de centro.
–Perdona Isaac –se disculpó Gray – pero sigues siendo un ser interesante.
–Interesante ¿En verdad? No lo creo– cuestionó el joven.
–¿Qué más ha descubierto sobre Zack?– pregunto Dante lleno de curiosidad.
–Tengo la teoría de que Isaac es lo que algunos llamarían “ superhumano”.
–Te dijé que está loco– comentó al Sanada, sin embargo este estaba muy interesado en lo que el reverendo estaba por decir.
–Isaac has sobrevivido a situaciones de lo más lamentable y aún así sigue vivo. Hambre, enfermedades, heridas, pero lo más sorprendente aún sigue siendo que sobrevivieras al fuego en tu infancia ¿Saben cuántos niños fallecen por quemaduras de tercer grado en más de la mitad del cuerpo? Menos de los que te imaginas y apenas sobreviven los que reciben atención médica. Y tú Isaac, que sigas viví es un milagro.
–Solo soy un mal nacido con mucha suerte– se justificó.
–Vamos Zack, no seas tan pesimista.– trató de animarlo Dante. –Debe de haber algo más en ti… tus alas, es decir las cicatrices en tu espalda que parecen restos de alas, podría ser una señal.
–¡¡Basta!!– gritó con desesperación –Yo no soy especial y esas cicatrices no son más que cicatrices– la frustración y algunas lágrimas se hicieron presentes.
–Esta bien Zack, solo nos dejamos llevar– intento calmarlo Dante sujetándolo de los hombros.
–Ya veo, sigue siendo un tema muy delicado para ti Isaac. Me disculpó por causarte malos recuerdos. Sin embargo veo necesario que enfrentes tu pasado para poder acceder a todo tu potencial.
–Enfrentar mi pasado… es lo que he estado haciendo todo este maldito tiempo, pero hay cosas que simplemente no puedo cambiar. Si tan solo yo hubiese podido defenderme en aquel momento, las cosas serían tan diferentes. –su voz estaba cargada de ansiedad y angustia.
–Zack ¿Te sientes indefenso ante el fuego? O ¿podría ser que tú miedo siga siendo a aquel sujeto?– pregunto el nipón, sabía que muchos problemas estaban relacionados con aquel sujeto aún cuando él no lo hablara abiertamente.
–Ya no importa, ya no importa, no logré hacer nada en ese entonces y es imposible que haga algo ahora.
–Creo que no es tan imposible– habló el hombre y dio un sorbo a su té. –Tardare unos días, pero puedo conseguirte la revancha contra aquel sujeto.
La idea de volver a enfrentar al novio de su madre, en condiciones más justas trajo un sentimiento de esperanza en él. Una revancha o en todo caso una venganza por todo lo que le hizo.
Sonrió de manera divertida, sabía que él reverendo le permitiría llevar las cosas al límite y terminar con la existencia del infeliz que abuso de él.
–Si en verdad puedes hacerlo, estaré encantado de aceptar el enfrentamiento– su instinto asesino se dejó ver nuevamente después de estar reprimido durante meses, sin embargo esta vez estaba bajo control.
Dante quedó maravillado ante esta versión de Zack, y también sonrió para sus adentros, podría ser esto un paso más hacia la sanación de su amigo.
Hola, estoy de regreso. Yo esperaría que desde que comenzó la cuarentena tuviera más tiempo para escribir, pero por el contrario tengo más distracciones.
No pienso abandonar está historia, pero ya no puedo prometer actualizaciones frecuentes.
Muchas gracias a todos los que me han brindado su apoyo en esta historia, en verdad es bonito saber que a la gente le gusta tu trabajo.
Hasta luego.
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Sin Alas (Satsuriku no tenshi)
FanfictionLa vida nunca parecía sonreírle. Y aún así, se aferran a ella con una fuerza increíble. A pesar de que le habían arrebatado todo desde muy joven, cosas como la dignidad, la inocencia, la humanidad, el amor. Sólo quedaba un joven que vivía para mata...