Guardián

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Había sido el cumpleaños de la rubia y una vez más Isaac se lamento su pérdida, está vez le había pedido a su mamá la ayuda para poner un micro altar en la repisa de un mueble de su alcoba, quería poner una veladora, pero el miedo a un incidente con fuego lo hizo dudar, en cambio, le consiguieron un par de lámparas con apariencia de velas. Para él eso estaba bien. Una foto de Ray fue ampliada y enmarcada. Trataba de no prestarle mucha importancia a la falta de la chica, pero días cómo ese no podía evitarlo.
……………………………..
–¡Haaah! – resopló con fuerza.
Las clases de ese día no eran difíciles, lo que le frustraba (por que no estaba seguro de que esa fuera la palabra correcta) era la tranquilidad de los últimos meses. Parecía que todo se había establecido a tal manera que no había novedades.
Por un lado su ya controlado trastorno obsesivo compulsivo lo agradecía al tener un ambiente estable, pero su curiosidad y espíritu inquieto le pedía otra cosa.
Dejó el lápiz en la mesa, dejando incompleto el ejercicio de matemáticas que resolvía y pensar para sí mismo cuánto tiempo pasó sin poder usar un lápiz y no una crayola.
–¿Todo bien Zack?– le pregunto el profesor Henry Parker con quién llevaba estudiando cerca de 3 meses.
–Estoy aburrido– soltó de tajo, dejando caer la cabeza sobre la libreta en la mesa.
–¿Quieres cambiar de materia?
–Quiero cambiar de actividad.
–¿Qué propones?
–Quiero ir de excursión.
–La semana pasada te ofrecí llevarte a un museo y te negaste.
–No me negué, solo no quería ir ese día.
–Termina tus ejercicios de matemáticas yo buscare alguna opción.
–¡De acuerdo!– respondió con emoción. Por su parte el hombre tomó su celular y se dispuso a investigar.
–¡listo!– exclamó 5 minutos después de terminar las operaciones. Entregó la libreta al profesor. Zack comenzaba a dominar las matemáticas, había destrozado 5 libretas en el primer mes antes de lograr entender operaciones un poco más complejas. Y ahora con mucha paciencia de parte de su maestro, las matemáticas se le daban casi bien.
–¡Te felicito Zack! Has mejorado mucho. Pero veo que las divisiones aún se te dificultan un poco.
–Si quisiera dividir algo solo lo cortaré cuántas veces sea necesario– dijo con un ligero tono de sadismo– … estoy bromeando– sentenció cuando vio la cara de espantó en su profesor quien conocía solo parte de los problemas psico-emosionales del joven.
–De acuerdo. En fin ¿Quieres ir al museo de historia natural?
–Supongo que si.
–Entonces avisa al detective McGroening.
–ya sé ya se –se quejo mientras sacaba el celular del bolsillo del pantalón, busco el número y marcó.
El teléfono ajeno tardó unos segundos en ser contestado por el policía.
–Hola Foster ¿Qué se te ofrece? – contesto el detective al otro lado de la línea.
–Este… ¿Puedo ir al museo de historia natural el día de hoy?
–Hoy no puedo escoltarte, estoy ocupado…
–… pero iré con el profesor Parker…¿Creí que confiaba en mi?– dijo comenzando a molestarse.
–De acuerdo, pero mantenme informado y no hagas estupideces mocoso.
–¡ya sé… que molestó!– se quejó y colgó la llamada.
Se alistó para salir, cambiado las vendas de su rostro por una mascarilla de tela y colocándose guantes sin dedos para cubrir la mayor parte de sus manos. Se despidió de su tía y el profesor aseguro que lo regresaría a las 4:30 de la tarde.
Apenas estaba recuperando la oportunidad de salir siempre y cuando estuviese acompañado por al menos una persona que conociera su condición. El uso de brazalete electrónico era obligatorio para poder rastrearlo y tenía que informar que hacía cada 10 minutos si es que no estaba acompañado del detective.
Llegaron al museo, Zack se permitió sorprenderse al entrar al edificio, le gustaba aprender, reconocía toda la ignorancia en la que vivió por años y ahora teniendo las posibilidades, aprendía cosas nuevas con gusto la mayor parte del tiempo. Aún así no podía evitar odiar otras cosas que le resultaban irrelevantes.
Veía todo con gran interés, era la primera vez que estaba en un museo después de todo. Preguntaba mucho y se maravillaba con facilidad. Su profesor lo veía como algo positivo en el joven.
Terminaron el recorrido y pasaron a una cafetería en los recintos del museo para descansar antes de regresar al chico a casa.
Un grupo de 5 jóvenes tal vez menores que él, se encontraban a un par de mesas de distancia y captaron su atención. Era un grupo de amigos que habían decidido ir al museo para variar de actividad y hablaban de que harían el fin de semana.
Zack prestaba muchas atención a lo que decían, para él ver a chicos llevando vidas completamente normales era interesante, era algo que tal vez, creía, jamás podría vivir. Los escuchaba hablar acerca de ir al cine y a un bar, de una fiesta para el próximo mes y del amigo de un amigo. La única vez que intento hacer algo como una persona normal fue su cita con Rachel y a pesar de lo hermoso que fue, tuvo un final en su momento sumamente desastroso para ambos.
Suspiro resignado y volvió a dirigir la vista a su soda. Tratando de no pensar en la rubia.
–¿Todo bien Zack?– pregunto Parker.
–Eso creo.– volvió a suspirar– ¿Puede llevarme a casa?.
Parker sólo asintió.
Todo el camino a casa permaneció en silencio, con un aire melancólico que cualquiera que lo  conociese lo suficiente notaría.
Una vez dejando al joven en su casa, le comento a la tía del chico que quería hablar con ella y su esposo en cuanto esté llegase del trabajo.
En cuanto Marcus llegó, le pidieron a Zack se retirara a su habitación en el piso superior. El accedió, aparentando que, lo que sea que los adultos platicaran no le importaba, aún sabiendo que hablarían de él. Pero tenía curiosidad, así que se quedo escuchando desde las escaleras.
–Solo tengo un tiempo trabajando con Isaac, pero me parece que él requiere de un amigo, alguien cercano a su edad con quién pueda convivir.– expreso Henry. El matrimonio se miró mutuamente, sabían que en algún momento deberían afrontar nuevamente ese tema.
–Hace unos años, Isaac tuvo una amiga, sin embargo la chica y el terminaron mal y ella se fue a Inglaterra– contó Dayan sin querer entrar en más detalles.
–Isaac termino muy mal de esa relación, hasta la fecha aún tiene algunas secuelas de lo sucedido. No estamos seguros de si él está listo para intentar relacionarse con alguien más.– agregó Marcus. – pareciera que ya está estable, incluso su médico dice que está bien comenzar a hacerlo socializar, pero aún tenemos dudas al respecto.
Henry analizó la información un momento.
–¿Qué es lo que más les preocupa de presentarle a alguien de su edad?– indagó el profesor.
–muchos jóvenes de su edad no tienen limites, hay muchas cosas que él tiene aún prohibido y tememos que en su intento por encajar se meta en problemas.
–ya veo– medito otro momento – conozco un chico de su edad, aquel chico tenía problemas cardíacos, no salía mucho de su casa por lo cual fui su profesor por varios años. Hace un par de años tubo un trasplante de corazón por lo cual ha comenzado a llevar una vida normal. Él conoce de límites y restricciones, es un buen chico. Podría ser una opción.
–creo que deberíamos preguntarle a Zack. Tal vez el aún no esté listo para conocer a alguien.– agregó la mujer.
Zack escuchaba discretamente desde las escaleras, tenía sus propias preocupaciones. Había pasado más de año y medio desde que ya no tenía la compañía de Rachel, aún la extrañaba, soñaba con ella y se lamentaba su pérdida como sí ella realmente hubiese muerto, pero no en sus manos, sino por no poder protegerla. Era cierto que le faltaba alguien con quien poder platicar, que fuese su cómplice y su aliado, pero se cuestionaba sí alguien podría ocupar el lugar de Rachel y a la vez, rechazaba la idea de permitir que alguien reemplazará a Ray  ¡¡eso jamás!!
Escucho que lo llamaban. Se alteró un poco, pero se armó de valor para bajar.
–¿Qué es lo que quieren?– pregunto como si no supiese nada.
–Zack – habló su madre– ¿Qué piensas de conocer a un chico de tu edad?
–¿Conocerlo en que plan?
–para que hagas un amigo.
–un intento de hacer un amigo querrás decir. Podría ser que ninguno de los dos nos agrademos mutuamente.
–eso es una posibilidad, pero no pierdas la esperanza en que pueda funcionar. ¿Qué dices, quieres probar?
–¿Puedo hablarlo primero con Monrroy? Antes de tomar la decisión.
–Por supuesto.
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Sin Alas (Satsuriku no tenshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora