En shock: ¿Quién es Isaac Foster?
Zack Inside
No logro procesar lo que ocurre a mi alrededor.
Sólo se que llueve.
Mi cuerpo duele como nunca. Mi cabeza da vueltas, no comprendo que mierda sucede.
Lo último que recuerdo es el olor de la sangre, ver cómo está salpicaba y después de eso todo se volvió oscuro.
Y ahora que rayos sucede, siento como mi cuerpo es arrastrado bruscamente por la hierba y la tierra, el olor de ambos llega a mi nariz, escuchó voces, pero no las entiendo, veo luces y siluetas. Estoy muy cansado, no quiero pensar.
Otra vez el olor a sangre llega a mi.
¿Será que yo maté a alguien?
¿Qué rayos sucede?
Siento el estómago revuelto.
Una luz es puesta frente a mis ojos, estos arden, quiero desviar la mirada, no puedo evitar cerrarlos, siento cómo me obligan a tener los ojos abiertos y después me sueltan y la luz se aleja.
¿Podría ser que la gente que está aquí sea la policía? Después de todo soy un criminal.
Pero ¿que mierda sucedió? ¿por qué no logro recordar?
Algo me hace falta, mierda puedo sentirlo, pero no logro recordarlo. Algo importante. ¿Podría ser… mi arma? Eso es importante para mí, pero no creo que sea eso.
¡MIERDA! Eso duele! me han sujetado del brazo y arrojado a algún lugar, ahora no puedo oler el césped ni la tierra mojada por la lluvia, huele a polvo, pero el olor a sangre permanece. ¿De quién es esta sangré? ¿Es de alguien más? o ¿es mía? Estoy tumbado sobre un superficie dura. No puedo mover mis brazos, tampoco las piernas. Escuchó un sonido secó. Las luces se apagan. El lugar dónde me encuentro comienza a moverse ¿es un vehículo?
¿Porqué sigo sintiendo que perdí algo? ¿Qué rayos es? ¿Por qué no logro recordarlo? ¿Por qué me duele la cabeza y el pecho de solo pensar en ello? Era algo que yo valoraba, algo muy importante.
Algo muy preciado.
¿Por qué mierda está pasando esto?
Mis ojos se cierran, estoy agotado. Siento frío, mucho frío, mi corazón está acelerado, mi estómago comienza a revolverse, creo que pronto vomitare.
El sueño está por vencerme.
¿Por qué tengo que ser tan miserable?
¿Por qué sigo viviendo?
¿Por qué no hay nada para un monstruo como yo?
¿Por qué no me quedé en aquel edificio?
¿Por qué?
¿Por qué?
…
…
¿Por qué mi primer crimen fue nacer?...
…
…
…
…
…
…No sé sí alguna vez fui feliz en mi infancia… ya que mi primer recuerdo es cuando tenía cerca de 5 años…
…
…
Recuerdo que cuando niño esa mujer dijo que era mi culpa, ella dijo que si yo no hubiera nacido mi padre no la hubiese abandonado. Empacamos nuestras cosas y tomamos un camión ésa noche. Ella no dijo nada más. Estuvimos en un albergue varios días, no era un lugar agradable, pero al menos no teníamos frío y nos daban de comer. Ella consiguió un trabajo y rentó una pequeña habitación, era más una pocilga que cualquier otra cosa. Ella se iba en la mañana y solía encerrarme todo el día en esa habitación, muchas veces sin comida, incluso sin agua otras ocasiones. Era en las noches cuando por fin podía comer algo. Ella llevaba la cena.
Algunos días podía salir a jugar, otras ocasiones me pedía que hiciera mandados.
Un día le pregunté por qué no podía ir a la escuela como los otros niños del vecindario. Y ella dijo que no quería que yo la abandonará igual que mi padre… así que deje de quejarme y solo me limité a estar allí para ella.
Ella oraba… pidiendo por que las cosas mejoraran… ella oraba a un ser que no existe... un ser que es una mentira: Dios.
Los días que las cosas no estaban muy bien ella… sólo me golpeaba, una y otra vez hasta sacar su frustración y echándome la culpa de todo. Yo nunca me queje, por que la amaba, era mi madre después de todo.
Las cosas a veces parecían mejorar, algunas veces ella parecía también amarme… y por eso pequeños momentos recuerdo que era feliz, pero otras ocasiones la escuchaba maldecir por vivir así, maldecir el que hubiese nacido.
Nunca pude saber lo que ella quería de mi, a veces parecía que quería que yo desapareciera de su vida, otras veces me obligaba a permanecer a su lado y me encerraba en la habitación para asegurarse que yo siguiera allí cuando regresará de la calle.
Cuando éramos solo ella y yo… podía hacer cualquier cosa por ella.
Luego llegó ése infeliz a nuestras vidas… ella quedó prendada de él. A pesar de lo mal que la trataba… ella decía que lo amaba, a tal punto que fuimos a vivir con el. Nunca me simpatizo y se lo demostré.
Mi madre trabajaba todo el día… incluso a veces por la noche así que me dejaban solo en esa casa, lo único bueno era la televisión. La calle y la televisión fueron la única educación que tuve. Pero con eso he tenido para sobrevivir.
Pero ese no es el punto.
Yo dormía en un sofá en la habitación principal dónde estaba la cama que ambos compartían. En las noches que ellos creían que yo estaba dormido hacían… esas cosas. Yo solo me tapaba los oídos para no escuchar los desagradables gemidos.
Ése sujeto… él llegaba antes a la casa… yo solo era un niño tal vez 6… 7 años. El parecía querer ser amable así que permití que se acercara a mi. Yo no sabía que eso estaba mal, yo no sabía que estábamos haciendo… hasta que ya no me gustó, aún así se repitió numerosas ocasiones… siempre dolía, el dijo que era mi culpa. No podía contener el asco que sentía hacia el y hacía mi mismo. No podía evitar vomitar, se volvió un reflejo sin yo quererlo.
Yo recuerdo implorar que mi madre llegará temprano del trabajo, antes que el llegara del bar. Aunque no siempre era suficiente, el aprovecho varias veces mientras ella dormía.
…
...
–Ah aah.. a…ah… aah… aaah…ah…– me quejaba, dolía, sentía repulsión– ¡AAh…!
-shhhh- una mano se coló de manera tosca en mi boca intentando callar mis quejidos– ¿sabes que debes permanecer cayado verdad? Por que mamá está cansada de un largo día de trabajo y no queremos que se despierte innecesariamente ¿verdad Isaac?
-mjm- asentí con la cabeza. Ese sujeto se encontraba sobre mi, destapó mi boca y siguió envistiéndome, haciendo que nuevamente gimiera. Podía sentirlo, entrando y saliendo de mi interior, sentía tanto asco, tanta repulsión.
A la mañana desperté al escuchar ruido en la habitación, aquel hombre ya no se encontraba en la casa, sin embargo mi madre caminaba de un lado a otro de la recamara arreglándose para el trabajo.
–Veo que ya despertaste ¿Puedes ayudarme a encontrar mis zapatos? No recuerdo dónde los dejé anoche.
–Creí que hoy descansarías– mencione extrañado de que fuera a salir, también comencé a buscar sus zapatos debajo de la cama, dónde siempre terminaban.
–Me ofrecieron cubrir el turno de la mañana, tu sabes que no puedo negarme– termino de cepillar su cabello, para pasar a ponerse los aretes.
Conseguí sacar los zapatos de debajo de la cama y los dejé a un lado suyo en el suelo.
Me arme de valor, estaba dispuesto a decirle sin importar que sucediera...
–Mamá ¿puedo hablarte de algo?
–Ya es muy tarde, será después
–Pero…
–Ya tengo que irme, se bueno y no hagas enojar a Gordon.
–Lo sé pero…
Ella comenzó a cerrar la puerta de la casa, sin embargo al escucharme me miro fijamente y me abofeteo con fuerza en el rostro. Sus ojos mostraban tanto odio hacia mi.
–¡¡No Mientas Isaac!! ¡¡No mientas!!– me gritó y un segundo después me lanzó otro golpe al rostro – yo sé que él no te agrada, pero no es motivo para que digas tales cosas de él, ¡¿Qué te tocó?! ¡¿Qué clase de mentira es ésa?! Sabés que odio las mentiras. No quiero volverte a escuchar decir algo así jamás ¿Entendiste? – cerro la puerta de golpe y se marchó, me dejó solo sin saber que hacer.
–No es una mentira– me repetí a mi mismo, yo no estaba mintiendo, esa era la verdad y aún así, ella no me creyó… o tal vez se mentía a si misma… nunca lo sabré.
Sólo pasaron un par de días para que aquel sujeto se quedará solo conmigo, de nuevo.
–¡YA BASTA! ¡No quiero! ¡Suéltame!
–¿Qué sucede mocoso, no quieres jugar conmigo?– se burló.
–¡No me gusta!
–¡Vamos Isaac! Yo sé que lo disfrutas – susurro en mi oído, intensificó el agarre de mi brazo y comenzó a jalarme hasta la habitación. Yo patalee y forceje. Logré soltarme una vez, pero él me rodeo enseguida con sus brazos. Me arrojó a la cama y se acercó a la puerta a cerrar la habitación. Logré ponerme de pie y lo empujé con todas mis fuerzas para lograr salir de allí. Sólo tenía que esperar un poco más, hasta que mi madre llegará y estaría a salvó o eso creí ingenuamente.
El intento sujetarme otra vez…
–¡Vuelve acá pequeño bastardo! – logro agarrarme del cabello y después me alzó y coló sobre su hombro como si de un bulto me tratase. Se dirigió nuevamente a la recamara…
Estaba aterrado… así que solo reaccione.
Lo mordí en la espalda, encaje mis dientes entre la delgada tela de su camiseta y su repugnante ser. El sabor a hierro llegó a mi boca. La primera vez que probé la sangre accidentalmente.
El grito e intento arrojarme al suelo, ahora yo fui quién se aferró a el con los dientes, le arranque un pedazo de su asquerosa carne, lo escupí al suelo, recuerdo que me sentía victorioso.
El enfureció aún más...
La puerta de la casa se abrió y allí estaba mi madre.
–¿Qué está sucediendo?– dijo en un hilo de voz.
Yo corrí hacia ella. Él se quejo por la mordida y fue tras de mí. Estaba a pocos pasos de llegar con ella… en verdad creí que me protegería… pero no fue así… Ella me pateó para alejarme, yo caí de sentón al suelo. Voltee a verla confundido no entendí en ese momento que sucedió, hasta que vi sus ojos, ella me veía con odió y repulsión, para ella, yo era un ser repugnante.
–¿Qué crees que estás haciendo Isaac? ¿Cuánto más quieres arruinar mi vida?
–pero yo…
–Estoy cansada de ti. Todo es tu culpa, ¡¡siempre es tu culpa!! –se dirigió a aquel hombre– No me importa como, pero ¡Desaste de este bastardo! – le dijo a aquel sujeto que me sujeto por los hombros.
–Por supuesto– ni siquiera dudo.
–¡Noooo, escúchame mamá!– ella ni siquiera me miro.
Me golpeó y me arrastro hacia la pequeña habitación que usaba de almacén. Yo luché lo más que pude, pero estaba cansado.
–jajajajaja– comenzó a reír cómo un desquiciado y me arrojó con fuerza contra la pared.
Quede aturdido un momento. Un frío líquido de fuerte aroma calló sobre mi cuerpo. Alce el rostro, el seguía riendo con esa cara de maníaco. Sacó su encendedor… me di cuenta del bote de combustible en su mano.
Sabía que iba a pasar. Sentí terror. Pánico al saber que intentaba matarme, en algún momento me orine encima ante la desesperación.
Prendió el encendedor y lo arrojó sobre mí.
Logré ponerme de pie al momento que las llamas cubrían mí cuerpo.
Dolía. Por un demonio como dolía.
Primero sentí mucho calor.
Después sentí como mi piel ardía y era consumida velozmente por las llamas.
Me abalance sobre aquel sujeto y me aferré a él con lo último de mi fuerza.
Si yo moría a causa de las llamas, no pensaba dejarlo ileso.
Dejó de reír e intento alejarme de él con desesperación.
Fueron solo unos minutos, pero pareció una eternidad.
No sé en qué momento las llamas se apagaron, perdí la consciencia casi por completo.
–Este infeliz sigue vivo– alcancé a escuchar.
Cuando volví a reaccionar solo puede apreciar una sábana envolverme y que alguien me llevaba en brazos.
–Por tu propio bien– escuché la voz de ella en un susurro– espero que mueras pronto.
Ésa fue la última vez que escuche su voz, la voz de mi madre.
…
…
…
…
Pero yo no morí.
…
…
…
Desperté a la mañana siguiente en un lugar desconocido. Mi cuerpo ardía, dolía, quemaba. Intenté moverme y el dolor parecía empeorar, alce la vista y vi un par de niños, tal vez de mi edad.
–¿Don… dónde estoy?– apenas logré enunciar.
–En un orfanato o eso se supone que es…
–ya veo… así que… «Ella lo prefirió a él. Mi mamá… se deshizo de mí…»– me di cuenta de mi realidad.
Comencé a llorar lleno de amargura. Sólo lloré y lloré hasta volver a dormirme.
Me sentía tan desesperado, tan solo, tan infeliz. Un mar de emociones me invadía y yo no era capaz de procesarlo… Cómo ahora.
Dormí mucho esos días, sobre el sucio, duro y frío suelo de esa habitación.
Algunos niños se acercaban con lastima y curiosidad. Otro me llevó plato con agua un par de veces para que yo tomará y me dijo que si sobrevivía le debía una. No lo volví a ver.
Las quemaduras crearon ampollas, que dolía y picaban. Algunas se reventaron y se infectaron… yo estaba hecho un asco, una mierda.
En ese momento no había ser más miserable sobre la fas de la tierra.
Hasta ése momento no había visto ningún adulto, tal vez debí preferir que nunca aparecieran.
El agua helada impacto sobre mi cuerpo hirviendo por la fiebre.
Grité ante la terrible sensación.
–Así que todavía estas vivo. Pero hueles tan desagradable como un cadáver putrefacto.– fue lo que me dijo esa mujer, con una mueca de asco, se dio vuelta– has algo al respecto con ese hedor si no quieres dormir en la calle mañana por la noche– y se marchó.
Supongo que mi fuerza física se había recuperado y parte de mi voluntad también. Dolía ¡¡Por un carajo como dolía!! Pero quejándome no cambiaría nada. Nadie más vería por mí y eso estaba claro. Después de un par de intentos logré ponerme en pie y comencé a ver el lugar, era una habitación grande pero muy vacía.
Uno de los niños iba entrando a la habitación, grito aterrado al verme
– ¡WAAAAAAAAAA MO… MONSTRUO!
– ¡NO soy un monstruo!
– Pe… Pero tú cara– con dificultad caminé a un pequeño espejo en la pared y entonces me vi. Mi cara deformada por el fuego. Lo que sentí en ese momento fue devastador, una parte de mi ya lo sabía y trataba de asimilarlo pero otra parte solo quería auto compadecerse de mi mismo. Quería llorar más no lo hice, por que ahora tenía que ser fuerte.
– Niño ¿Te encuentras bien?
– ¿dónde puedo tomar una ducha?– le pregunté tratando de contenerme del llanto.
– Allá, pero nunca hay agua caliente– señaló un pequeño cuarto de baño– tenemos algunas toallas y ropa limpia aquí– señaló un cajón en la habitación.
– Bien.
No era la primera vez que me bañaba con el agua helada… y en ese momento sabía que no sería la última. El frío ayudó a que no dolieran tanto las quemaduras, así fue más sencillo lavarlas.
Casi todo mi cuerpo se encontraba lleno de quemaduras. Rostro, cuello, hombros, brazos, manos, espalda, pecho, cintura, estomago, caderas, muslos… ya no parecía humano. En ese momento no sabía en lo que me había convertido, probablemente ese fue el despertar del monstruo en mi.
En el mismo baño, pude encontrar un viejo botiquín de primeros auxilios, probablemente la mayoría de las medicinas estaban caducadas, pero las vendas se encontraban en perfecto estado. Así que comencé a envolverme en estás, debía proteger las heridas de la suciedad, además de evitar que algún objeto rosara e irritara aún más mi enrojecida piel.
No recuerdo cuánto tarde en ponerme los vendajes aquella vez, solo recuerdo que lo hice con paciencia y cuidado para no lastimarme aún más.
No tardé mucho en entender cómo funcionaba aquel lugar, ese miserable orfanato. El dueño y su esposa eran los únicos que manejaban la administración del lugar. No eran personas amables, realmente tampoco estaban interesados en el bienestar de ninguno de los niños de allí, por lo cual las condiciones de vida eran nefastas, no teníamos un lugar decente para dormir, nos acurrucábamos en el suelo solo con viejas mantas, solo nos alimentaban una o dos veces por semana, realmente no les interesaba nuestra salud.
De vez en cuando, aquel sujeto nos visitaba…
–¿Qué tienen hoy para mí?– siempre llegaba saludando y después decía esa frase.
–Ya sabes, lo mismo de siempre, sólo un montón de huérfano apestosos.
–¿Qué hay de aquel niño?– me señaló en esa ocasión, mientras yo caminaba por el pasillo.
–¿El? Llegó hace unas tres semanas. Su cuerpo está quemado no creo que te sirva.
–Eso lo decidiré yo. ¡Ven acá niño!– hizo una seña con la mano para que me acercará.
–Ya lo escuchaste mocoso ¡ven acá!
Me acerqué cautelosamente. El colocó una mano en mi hombro, dolió y me jaló más cerca de él. Comenzó a remover los vendajes de mi rostro. Yo sentí temor, así que solo lo dejé.
Hizo un mueca de asco.
–Je tienes razón, un mocoso así no me sirve, sería mala mercancía. Me llevaré algún otro.
Se encaminaron rumbo a la habitación.
Yo me quedé de pie, confundido, agradeciendo internamente que no me escogiera.
Sin embargo se llevó en esa ocasión a 2 niños, pequeños. Uno de ellos fue el que gritó al verme sin las vendas.
Los meses pasaron, las heridas hechas por el fuego tardaban demasiado en sanar. Sin embargo yo era resistente a las enfermedades. Trataba además de cuidad de mi mismo lo más posible, incluso me arriesgue a pedir vendas nuevas una vez que estuvieron muy gastadas las que usaba. Sí me las dieron era porque mi aspecto sin estás les desagradaba a la vista, pero decían que no tendría nada gratis, así que yo terminaba haciendo las labores de limpieza de ese lugar, barrer, lavar ropa, trastes, el baño, sacar la basura, incluso en algunas ocasiones tenía que cuidar de los niños más chico que yo. Muchos de ellos no sobrevivieron por enfermedades o inanición y otros aquel hombre se los llevó.
Los inviernos eran terriblemente fríos, no teníamos suficiente ropa o mantas como para arroparnos por las noches, nos acurrucábamos todos juntos intentando calentarnos.
La compañía de los otros niños no era buena ni mala, todos estábamos en el mismo lugar, apoyarnos era lo único que podíamos hacer, sin embargo, ninguno de los niños duraba lo suficiente como para poder decir que hicimos amistad.
Con frecuencia llegue a ver a aquel hombre escarbando en el patio de tierra, en especial cuando alguno de los otros niños enfermaban de gravedad.
Una ocasión, recuerdo haber despertado junto a un cadáver, aquel niño, estaba tan enfermó que no logro pasar la noche. En ese entonces solo quedábamos el y yo. Apenas y nos habían alimentado en esa ocasión, la desesperación me hizo buscar comida en la basura, intenté que el también comiera, le dije que así recuperaría sus fuerzas, pero él se negó diciendo que eso era repugnante, que para un animal tal vez estaba bien, pero no para él.
Esa ocasión, aquel hombre me llevó al patio y me dio la pala.
–¿Sabés cómo usar esto mocoso?
–Creo que si.
–Entonces quiero que hagas un hoyo grande ¿Entendiste?
–Huh– asentí con la cabeza y comencé a escarbar. Sabía para que era ese agujero, pero preferiría ignorarlo. Aquel último niño, merecía una tumba igual que los demás y era mi deber hacerla, era lo único que podía hacer por él.
Viví en ese miserable y repugnante lugar por tres malditos años. En ese tiempo me acostumbré a los golpes y el maltrato, a la falta de afecto, la falta de alimento y a la soledad. Pero algo me corrompía por dentro y no sabía que era, ya no estaba seguro de lo que yo sentía. Ya no podías identificar mis propias emociones.
Llegó un niño nuevo, el no dejaba de llorar, era muy malcriado, yo quería que se callara, creo que me alegré cuando murió. Esa tarde aquella mujer se percató de que ya había fallecido… y ahora fue ella quién quería que yo escavara. Esa noche llovía y aún así me hizo salir a cavar.
Ella fue mucho más grosera que el hombre. Y entonces los escuché hablar de mí, que yo era una herramienta, sólo eso, una herramienta.
Ya no era humano a sus ojos, solo era un objeto útil, del cual podían deshacerse en cualquier momento. Yo no sabía que sentía, ¿estaba triste, estaba enojado, furioso?
Aquel hombre siempre veía una película, decía que le hacía gracia. Tal vez verla me ayudaría a sentir mejor. Así que en cuanto se fueron a dormir. Yo reproducir el video.
Sólo vi un fragmento, pero de algún modo, lo que necesitaba estaba allí. Deshacérseme de los causantes de mi sufrimiento y confusión, sin arrepentimientos, solo tenía que descargar todo lo que sentía y no entendía y dejar que el cuchillo hablara por mí. Y así lo hice.
…
…
Me largue de ése lugar. Odiaba ese lugar. No sabía que sería de mí y realmente no me importaba… improvisaría.
Aquella mujer se detuvo y bajó del auto. Se aterró al verme. Tuve miedo, que tal si me delataba con la policía, que tal si de algún modo intentaba hacerme daño… no se lo permitiría, así que maté a la maldita.
…
…
Y luego ese anciano… creó que el quería ayudarme… pero era demasiado bueno para ser cierto.
Cuando el viejo no regreso, creí que me había abandonado y lo odié, salí dispuesto a asesinarlo y entonces descubrí la verdad. El había muerto… no lo habían asesinado. Ellos me lo quitaron, lo último que tenía y se reían, de él, de mi.
…
…
Esas sonrisas, odió a la gente que sonríe al saber que hizo dañó, odió a la gente que sonríe aún sabiendo que hay gente triste, la gente que sonríe por que algo bueno pasó en su vida sin importar que otros sufran. Odió esa gente que sonríe solo por que sí.
La gente que sonríe crea monstruos como yo...
Así que… ¡Los mataré! Los mataré, los mataré, los mataré, los mataré, los mataré, los mataré a todos.
Y cuando se den cuenta lo único que les quedará es la desesperación y el único que reirá seré yo...
…
…
…
Asesino… ese título es lo único que hace que no sea invisible ante los demás.
Si algo me molesta, si tengo un problema: lo elimino, si algo me enoja: lo destrozo. Si no comprendo lo que siento sólo mató, eso hace que me sienta mejor. Matar arreglaba todos mis problemas. Matar era divertido. Me hacía feliz.
…
…
…
Sólo era un niño, así que en ese entonces que me comparecieran fue algo que me salvó de el frío invierno. Pero no fue suficiente, no duró, como todo en mi vida en algún momento se esfuma, la señora Lane… se fue lejos en ese entonces y ahora se fue para siempre.
…
…
…
Los años pasaron, yo crecí y me volví lo que soy hoy. Un asesino buscado, un monstruo que caza de noche, sin piedad. Alguien que juega con la esperanza de la gente dándole sólo unos pocos segundos para creer que pueden salvarse. Alguien que arrebata sonrisas y crea el caos. Me volví Zack.
…
…
…
Aquella ocasión escuché a la policía acercarse, sabía que debía huir, pero ¿a dónde?
Sin pensarlo entre en ese templo.
Olía a incienso. Estaba muy tranquilo y vacío. Parecía un buen lugar para refugiarme, incluso para pasar la noche.
Y entonces aquel hombre se acercó a mí.
–Así que tú eres aquel criminal que ha estado aterrando a la ciudad en las últimas semanas.
–¿Usted quién rayos es? No sé acerque– amenacé con mi cuchillo, pero él no parecía tenerme miedo, tampoco sonreía.
–No hay necesidad de que te pongas a la defensiva muchacho. Aquí estás seguro. La casa de Dios está abierta para aquellos que buscan refugio, o para aquellos que quieran expirar sus pecados.
–Dios, que tonterías – me miró con curiosidad– Dios no es más que una mentira, una mentira muy cruel. Te dicen que el te protegerá si te encomiendas a él, pero él jamás lo hizo. Jamás me protegió.
–Ya veo. Es tu propia voluntad lo que te ha traído aquí está noche.
–Y ¿qué si es así?
–Eso no cambia el hecho de que estés aquí. Llámalo destinó o casualidad. Llámalo como quieras.
–¿Huh? ¿Qué estupideces está diciendo?
–Eres justo la clase de persona que estoy buscando, alguien que no tenga problemas en matar.
–Entonces creo que seguirás buscando, ¡yo no trabajo para nadie! ¡Me largó!– la patrulla de la policía se escuchó cerca, así que no me atreví a salir.
–Si vienes conmigo podrás matar sin problema de ser perseguido, además tendrás alimento, un refugio y un propósito.
–¿Un propósito?– sus palabras me hicieron dudar, según este sujeto, no tenía nada que perder.
–Toma tu tiempo para pensarlo.– Se dio la vuelta y comenzó a retirarse por un pasillo. –Y descuida aún cuando no aceptes, puedes quedarte el tiempo que necesites. Sólo una última cosa ¿Cómo te llamas muchacho?
–mmm… soy Zack.
–Mucho gusto Zack, soy el padre Gray.
Pasé la noche en ése lugar. Y noche tras noche regresé a ese templo, no estaba seguro del porque ¿por qué tiendo a regresar a los lugares donde parece que soy bienvenido?
Ese reverendo aparecí todas las noches y me preguntaba si había tomado una decisión, también me ofrecía de comer.
Pasaron un par de semanas.
–Si trabajo para usted ¿qué benefició tendría?
–¿Estás interesado?
–Tal vez… creo que necesito un cambio.
–Ya veo. Acompáñame.– se puso de pie. Lo seguí por varios pasillos que tenían un olor extrañamente dulce. No logro recordar el recorrido que hicimos ese día. Pero llegamos a un piso que nombro como el B6.
–¿Qué es esté lugar?
–Este podría ser tú campo de juego, tu área de trabajo si prefieres llamarlo así.
Aquel lugar, su apariencia era solo de maltratadas calles y callejones con fachadas de ladrillo, los lugares dónde yo mejor me movía. No pude evitar darme cuenta de que el ya me había investigado, eso me molestó.
–¿Y bien, a que se suponen que se dedican aquí?
–Lo que yo hago aquí tal vez sea un poco complicado para que lo entienda una persona sin fe en Dios, sin embargo tú no tienes que preocuparte por eso Zack, tu trabajó será realmente sencillo. Sólo tienes que matar a todo aquel sujeto que llegue aquí con el título de “sacrificio.”
–¿Sólo eso tengo que hacer? Suena bastante fácil.
–A cambio te proporcionare refugio y alimento. ¿Qué dices Zack?
–¿Cuándo comienzo?– saque mi cuchillo y el volteó a verme con lo que creo era curiosidad.
–¿Esa es tu única arma?
–¿Algún problema con eso?
–Acompáñame, te proporcionare otra arma.
–¿En verdad?– debo decir que no pude contener la emoción en ese momento.
Caminé con el por otros pasillos realmente extraños, hasta que llegamos a una habitación. Esa puerta estaba bien cerrada, el reverendo la abrió tecleando una clavé en una pequeña pantalla.
–Adelante Zack, escoge lo que más te guste.
–¡¡¡Ahhh!!! – no pude evitar impresionarme, aquel lugar, estaba lleno tanto en paredes como en estantes, todo repleto de armas. Había cuchillos y dagas de todos tamaños y diseños. Espadas, katanas, sables, mosquetes, arcos y flechas, ballestas, hachas, mazos, jabalinas, lanzas, kunais, arpones, chacos, shuriken, pistolas, rifles, metralletas, lanzagranadas, de todo un poco… aquel lugar era un sueño para alguien como yo. Y en eso la vi. Una guadaña.
Algo me decía que era para mi, así que la pedí.
–¡Quiero está!
–¿Esa?
–Dijiste que podía tener lo que yo quisiera, ¿o acaso mentiste?
–Nada de eso, sólo me parece una elección interesante. Por favor tómala, pero ten cuidado es un poco pesada.
La sujeté del mango metálico y la desempotre del muro de ladrillo, de inmediato sentí su peso y la cuchilla golpeó el suelo.
–¡Ten más cuidado!– me regaño.
–¡Es muy pesada!– me queje.
–Acabo de advertírtelo.
–¡Que más da! Ya le hallare el modo.
Regresamos al piso B6.
–Y ¿hay alguien más aquí? O sólo usted y yo.
–Por supuesto que hay más gente, Danny, Eddy y Cathy se encuentra cada uno en los pisos superiores. Tienes prohibido atacarlos a ellos y ellos tampoco tienen permitido molestarte. Claro siempre y cuando no rompas las reglas de éste lugar.
–Tsh! Eso no es divertido.
–Supongo que para nadie lo es. En caso de que yo no me encuentre, puedes pedirle lo que necesites a Danny, el se encuentra en el piso de arriba.
–Huh como sea, no me gusta depender de los demás.
–En todo caso, sólo falta mostrarte tu habitación y el resto del piso.
–¿Mi habitación?
–Así es, si vas a estar aquí, necesitas un lugar para descansar, ven es aquí.
Entramos a una habitación, tenía algunos muebles, entre ellos un sofá, en el fondo había un lavabo. Realmente no necesitaba más.
–Es un poco austero, pero si te parece podemos equiparlo mejor y cambiar las cosas.
–Para mí está bien… es la primera vez que tengo una habitación para mí.
–¿Estás seguro?
–Si cómo sea. Si necesitó algo se lo haré saber a usted o a ese tal Danny. Ahora que lo pienso necesito vendas nuevas.
–Muy bien te traeré vendas ¿algo más?
Lo pensé mucho, pedir solo por pedir no era mi estilo, pero iba a trabajar para él, que más daba.
–Dijiste que me proporcionarías comida ¿Verdad?
–Así es.
–Quisiera sodas y cuando era niño solía comer mucho cereal de ese que son rueditas de colores… no recuerdo el nombre también me gustaría eso y algunas botanas.
–¿Algo más?
–Eso es todo lo que necesito por ahora.
–Bien. Tu primer trabajo será mañana en la tarde. Por mientras conoce bien el lugar y práctica con tú nueva arma.
–No me diga lo que tengo que hacer.
…
…
…
Comenzó como un juego de niños, era divertido, podía hacer lo que yo quería y lo que yo quería era matar. Algunas veces Danny bajaba y se llevaba los cadáveres, me preguntaba de parte del reverendo si necesitaba algo.
Una ocasión le dije que estaba aburrido y me dio unas revistas, me dijo que aprendiera a leer y escribir. Realmente lo intente, pero sin nadie explicándome, lo único que podía hacer era intentar copiar esos símbolos sin significado para mí.
Conforme pasaron los meses… estar en aislamiento total casi todo el tiempo, no era divertido.
Dejé escapar algunas víctimas con la intención de que se quedarán allí al menos un rato más, pero en cuanto podían escapaban al piso superior.
En mis ataques de ansiedad y desesperación destruía todo lo que podía, destruí el sillón en el que dormía. Todo lo que estaba a mi alcance era destruido.
–¡Hey! ¡Hey! ¡Viejo! ¡Quiero irme de aquí!– hablé por la radio empotrada a la pared con la que podía comunicarme a otros pisos. Generalmente sólo la prendía para comunicarme con el viejo o algunas veces con Danny cuando el reverendo no estaba. Nunca la sintonice a algún otro piso.
–¿Estás aburrido? Conseguiré un sacrificio sólo para ti si es lo que deseas.
–¡No estoy aburrido! ¡Estoy harto! ¡Quiero largarme de aquí!
–No puedo dejarte ir en estos momentos Zack, necesito que estés allí y sigas con tu deber. Si te dejó salir se que no regresaras. Tan pronto como consiga un remplazo te dejare ir.
–¿Un remplazo? ¡Esto no estaba en el trato!
–No hubo ningún trató Zack. Te pido que seas paciente.
–¡Jodete!– apague la radio, estaba molesto.
Los días pasaron, se volvieron semanas y por más que pidiera salir me pedían que esperará. Pero tenía otra opción, dejar el lugar por mí cuenta, pero ¿cómo? Sabía de los otros pisos, sabía que estaban habitados y sabía que sería difícil. Danny me lo dijo en alguna ocasión, que para alguien tan tonto como yo, salir sería casi imposible.
…
…
…
Ahora lo recuerdo.
Aquello que perdí.
Aquello que es tan importante.
Fue en ese entonces…
Es entonces cuando encontré lo más preciado para mí, lo más valioso que he tenido en mi vida.
Apareció “ella”.
Era la primera vez que una niña llegaba al lugar, eso volvió las cosas interesantes. Aparecí frente a ella, la espanté y le di hasta tres pará que escapara. La perseguí.
La seguí hasta el elevador y ella escapó, si una niña podía salir, tal vez incluso yo podría lograrlo.
Lo pensé por algunos minutos y decidí intentarlo.
Entré al elevador y subí al piso de Danny. Estaba explorando cuando lo escuché tan ruidoso y alegré. En cuanto lo vi no me pude contener y lo ataque. Sentí la adrenalina recorrerme y fui tras la niña que yacía inmóvil. Su expresión se había vuelto inmutable. Quien unos minutos atrás me temió tanto, ahora no mostraba ninguna emoción. Se volvió aburrida o eso creí.
Intenté escapar con más insistencia cuando dieron el aviso de que ahora yo era un “sacrificio”.
No sabía que hacer con el elevador, este no tenía ningún botón.
En eso ella llegó atrás de mi y me miro sin miedo.
–Por favor… mátame – me pidió.
Mi estómago se revolvió, Siempre escuché personas rogar por su vida, pero hasta ese momento nunca había escuchado a alguien querer morir. El impacto fue tal que no pude evitar vomitar.
–Si tienes tiempo de decir esas cosas raras, porque mejor no buscas la forma de activar el ascensor.
–si lo hago, me matarás.– se retiró de allí.
Ella era rara, ella era especial.
Las puertas se abrieron, ella regreso.
–si me ayudas a salir de éste lugar, entonces yo te mataré.– En ese momento creí que era un buen trato, no creí que las cosas cambiarían tanto…
Su obsesión con la muerte era interesante y a la vez me molestaba tanto. Yo siempre he luchado por mí vida, incluso en este momento, no quiero morir… pero tampoco quiero estar sólo.
Ella, esa niña… hizo algo que hace tanto tiempo no hacían por mí. Sonrió cuando yo se lo pedí, era como sí en ese momento sonriera pará mí y sólo para mí. Su expresión era un asco, pero ella lo hizo.
Y a pesar de que alguien más ofreció matarla, sólo con una mínima condición, ella me escogió a mí, ella me escogió aún sabiendo sólo una parte de mi pasado.
Entonces sin saberlo en ese momento yo quería crear un vínculo con ella, es por eso que la llame de esa forma… ese diminutivo de su nombre , no me di cuenta hasta un momento después de lo que había hecho. Después le pedí que me llamara Zack.
Ella era inteligente y poco expresiva, eso me desespero demasiadas veces. Y sin importar las veces que pudimos haber muerto, ella me ayudó a pesar de que la muerte era su deseo, ella no moriría en manos de otro, ella espero, ella estaba dispuesta a que yo saliera de allí.
Ella, me dijo que no era una herramienta e incluso aún cuando perdí el control por las drogas, aplazó su muerte para ayudarme.
Incluso ella intento protegerme y curarme, ella buscó medicina para sanarme, se preocupó por mí. Todo eso era tan nuevo y tan confuso. Incluso el hecho de que mi apariencia no le desagradara, que insistiera en coserme, que quisiera saber más de mí, que me llamara “Su Dios”.
Yo de algún modo era feliz, en ese momento.
Todo se volvió confuso cuando supe la verdad de ella e intento matarme. Realmente no fue un momento agradable. Pero una vez que las cosas se aclararon ya no importó nada de eso. Yo quería dejar ese edificio, pero no pensaba irme sin ella.
Junto a ella, yo ya no era un monstruo, era un humano, un humano cuyas emociones parecían despertar después de años de estar encerradas.
En algún momento estar junto a ella se volvió tan natural, casi como respirar.
Y cuando nos separaron yo solo podía pensar en ella.
Durante todo el tiempo que estuve en prisión, sólo podía pensar en ella.
Cuando la volví a ver, era como si el tiempo no hubiese pasado. Estar juntos se sentía tan bien. Me hacía tan feliz.
Me atreví a decirle lo importante que era ella para mí, la primera amiga que he tenido. Y ella aceptó esa amistad. Me llamo su amigo.
Y en algún momento me maldije a mi mismo por hacer esa promesa, yo la quería a mi lado, yo la amaba, la amaba tanto que por eso estaba dispuesto a sacrificar mi deseo por el suyo.
Por eso escave esa tumba con mis manos y traté que su último día fuera especial.
Por qué me enamoré de ella sin quererlo.
Lo que yo perdí, lo que me hace tanta falta es ella.
Pero en esté momento ni siquiera puedo recordar su apariencia o su nombre.
Si lo recuerdo. No podré contenerme.
Si la recuerdo, creo que realmente perderé la cordura.
Si vuelvo a la realidad… está me golpeara con fuerza.
Mi tesoro, mi amiga, mi amada.
Lo perdí todo.
Todo menos la vida.
Todo menos el dolor.
…
…
…
…
…
…
…
Algo sucede a mi alrededor. Estoy despierto.
No comprendo que pasa. Un olor desagradable está en el ambiente, mi propio vómito, ni siquiera me percaté de cuando yo...
Nos hemos detenido, escucho mucho ruido y voces aún no logro comprender lo que estás personas dicen.
Sólo me dejó hacer.
Me jalan para que valla con ellos, esta lloviendo con fuerza, mi cuerpo se mueve por reflejó, yo solo caminó.
La lluvia me moja, tengo mucho frío.
Esté lugar yo lo conozco… creo que es… ¿La comisaría?
Así que después de todo, yo regresaré a prisión.
Alguien me habla, conozco esa voz, el detective, no entiendo ni una maldita palabra de lo que me dice. Pero por su tono, está realmente molestó, ahora sí la cagaste Zack.
Alguien más entró a la habitación, quiénes son estás personas.
¿Acaso están discutiendo? O eso parece.
El frío que recorre mi cuerpo se ha calmado, me han cubierto con algo, ¿un abrigo? Se ensuciara.
Me sujetan de los hombros y me indican que me ponga de pie, creo que debo acompañarlos, solo lo hago sin pensar demasiado. El detective vuelve a alzar el tono de voz y el otro sujeto se le plantó enfrente. Me parece haber escuchado mi nombre, seré yo la razón de su disputa.
Por qué vamos de regreso a afuera. Parece que continua lloviendo, sin embargo esta vez no me mojó, algo me está cubriendo. Me indican que suba a una camioneta. Alguien sube conmigo, una mujer creo.
¿Quién rayos es está persona?
¿Por qué está… limpiando mi rostro?
¿Qué no se da cuenta de lo desagradable que soy?
Esta persona está limpiando el vómito secó alrededor de mi boca, no entiendo porque lo hace
¿Por qué me ve así?
¿Por qué está llorando?
¿Por qué me abraza?
Esta mujer no es “ella”, pero… ¿por qué tampoco parece temerme?
No entiendo que sucede.
¿A dónde vamos?
Yo tengo tanto sueño.
Mis ojos se cierran.
Ella murmura algo.
No entiendo que dice.
Acaricia mi cabello con tanta ternura.
¿Quién eres?
¿Quién eres?
Nos detuvimos, esté lugar… yo se que es, es la primera vez que estoy en uno.
Un hospital.
Me suben a una camilla.
Ella sujeta mí mano.
¿Quién eres?
Me han colocado una mascarilla, ahora es más fácil respirar.
¿Quién eres?
¿Porqué esa pregunta no sale de mis labios?
Será que yo tengo que despertar de este trance.
Pero tengo miedo.
¿Qué pasará si despierto?
Cuando recuerde su nombre y “ella” no esté allí.
Tengo miedo.
Pero necesito saber quién es esta mujer.
Muy bien Zack.
A la cuenta de tres volveré al mundo real.
Despertaré de éste trance.
Y enfrentaré el mundo real una vez más. Cómo siempre lo he hecho.Uno.
Dos.
Tres.
…
End Zack Inside.
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Sin Alas (Satsuriku no tenshi)
FanfictionLa vida nunca parecía sonreírle. Y aún así, se aferran a ella con una fuerza increíble. A pesar de que le habían arrebatado todo desde muy joven, cosas como la dignidad, la inocencia, la humanidad, el amor. Sólo quedaba un joven que vivía para mata...