Hasta demostrar lo contrario

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El último en enterarse de que Dante conocía la condición de Isaac fue el detective Orson. El mismo Sanada aprovecho para decirle al día después de su fiesta. Decidió visitar al los Foster y convencer al más joven para que le diese el número del hombre y citarlo en la casa. El oficial casi se infarta ante tan inusual noticia, pero todo pareció más razonable en cuanto se percató que el joven estaba agradecido al descubrir que su vida fue salvada indirectamente por ahora el chico al que llamaba amigo.
Los sermones por parte del detective fueron repartidos a ambos chicos en casa de los Foster. Un sermón para Zack, otro para Dante, otro para Zack, otro para Dante y uno para ambos.
Que un civil conociera la situación de Isaac era más complejo de lo que parecía. Así que por precaución incluso sometió a Dante a una prueba de polígrafo para estar seguro de que el mestizo no diría nada.
Por su parte Isaac se había angustiado demás, sin embargo y a pesar de todo el peso que implicó decirle al detective, estaba feliz, ahora que el hombre lo sabía, sus restricciones serian revaloradas, incluso, tal vez, dándole un poco más de libertad siempre y cuando Dante estuvieses dispuesto a responsabilizarse.
Zack podría tener un poco más de permisos,  solo si Dante lo cuidaba. Cosa a la que el mestizo no puso ninguna objeción.
Incluso se ofreció a acompañar a Zack ese mismo fin de semana a sus últimas horas de servicio comunitario para demostrarle al detective que estaba dispuesto a estar para él Foster.
………..………..
Para Isaac aun era extraño. Tener un nuevo amigo era tan extraño, pero al dirigir su vista al castaño, no podía evitar querer sonreí. Desvío la mirada al darse cuenta que el Sanada también lo observaba.
–No tenías por que acompañarme a recoger basura– comentó mientras barría un montón de hojarasca acompañado de papeles y envolturas.
–No es ninguna molestia. Además yo quería venir para saber que haces.
–Esto es lo que hago, no hay nada más.
–¡Terminen de una vez para poder regresar temprano!– clamó McGroening.
–Démonos prisa Zack– le dijo él nipón mientras preparaba una bolsa negra para echar la basura.
………………….
Llegó el lunes y fue como de costumbre a su cita de terapia con Monrroy. Ella estaba muy entusiasmada por saber cómo le había ido al pelinegro en su primera fiesta de jóvenes adultos.
–Te vez feliz– comento al ver la expresión del Foster– imagino que todo está bien con Dante ahora ¿O me equivoco?
–Esta en lo cierto, Dante y yo arreglamos las cosas. Me dijo que sólo estaba molesto y tenía que calmarse antes de volver a hablar conmigo.– respondió tomando asiento.
–Ya veo– le sonrió complacida. –Y ¿Qué tal la fiesta?
–Extraña, pero supongo que estuvo bien. Había música a todo volumen, alcohol, juegos estúpidos y chicos molestos y no tan molestos.
–¿Te divertiste?
–Eso creo. Aunque al final me desmayé.
–¿Qué sucedió?
–Bueno yo… mierda. Yo bebí algo de alcohol y al tomar mis medicamentos, supongo que no reaccionaron bien. – confesó.
–¿Tomaste el sedante extra que el detective pidió?
–Si, si lo tomé. ¿Qué con eso?
–La dosis de sedante que tomas es más que suficiente, no necesitas dosis extras. Yo misma lo hablaré con Orson. – se notaba un poco molesta.
–Ya veo. Ese sujeto aún no confía de todo en mi, pero no lo culpó, él sabe mejor que nadie los crímenes que cometí.
–Eso no le da derecho a medicarte sin consultar conmigo. En fin. ¿Qué más hiciste en la fiesta? ¿Sucedió algo interesante?
–Bueno, de hecho sucedió algo, cómo decirlo, extraño, incómodo, no lo sé… –se quedo pensativo buscando las palabras y se rascó la nuca con un gesto nervioso.
–¿Quieres contarme?
–¡Huh!–afirmo con un movimiento de cabeza.– Durante la fiesta, jugamos a la botella, se trataba de verdad o reto. La primera vez que me tocó jugar, me retaron a besar a una chica que había allí o a tomar 3 shots, escogí los shots, la chica era bonita, pero no era mi tipo.
–Ya veo– Que Isaac hubiese tomado alcohol le preocupaba muy poco, así que decidió no llamarle la atención y no regañarlo al respecto.
–Sin embargo, más adelante durante el juego, un chico que quería joder, me reto a… besar a Dante, lo hizo con la intención de molestar a Dante –rectifico de inmediato– así que... nosotros...
Se quedo en silencio.
–Lo que me tratas de decir es ¿Qué Dante y tú se besaron?
De inmediato se cubrió el rostro con ambas manos, no llevaba puesto su vendaje ni la mascarilla de tela, por lo cual su sonrojo fue más que evidente.
–Maldición, creo que debí negarme, pero no sé por qué no lo hice, no se por qué accedí a besarlo.
–¿Y fue desagradable besarlo?
–Al contrario… no estuvo mal, pero me trajo recuerdos y esos recuerdos fueron dolorosos, de cuando Ray y yo… – hizo una pausa, tomó aire para intentar calmar su ansiedad antes de que un ataque lo atrapará, le tomo un momento recuperar la compostura, pero una mirada que mostraba algo más que tristeza se reflejó en sus ojos– también… recordé cuando aquel sujeto me tocaba e insistía en que a mí me gustaba.
Volteó el rostro y gruñó tras la importancia que aquellos recuerdos le generaban.
–No es tu culpa Isaac. Eras un niño, no tenías control sobre la situación.
–Si, pero… mierda– la frustración cargaba sus palabras.
–¡Jamás! ¿me escuchas? ¡Jamás fue o será tu culpa!– le dijo la doctora de manera decidida.
–Si… no lo es– murmuró apenas convencido de que no era su culpa. El llanto escapó silenciosamente, Monrroy le acercó una caja de pañuelos desechables. Tomó un par, para poder limpiar las lágrimas.
–¿Dante sabe algo sobre esto? De como esa situación te hizo sentir– pregunto cuando vio al joven más tranquilo.
–Se lo dije después, no entre en detalles con él.
–Por lo que tú me has contado de Dante, él no quiere lastimarte. Tu le has de importar mucho. No creo que él haga algo que te lastime.
–Ese no es todo el problema…–interrumpió.
–¿Entonces que es lo otro que te preocupa?
–Creo… creo que siento algo extraño por él.
Volvió a cubrir su rostro para evitar que la doctora viera como su rostro se volvía colorado una vez más.
–y si yo realmente soy…–
–¿Estás dudando de tu orientación sexual?
–¡¡No sea tan directa!!– se sobresalto– ¡¡Ya tengo demasiados problemas como para algo así!!
–Tranquilo Zack.–le dijo de forma comprensiva– Podrías estar confundiendo lo que sientes. Que quieras mucho a alguien no significa que haya algo más de por medio. Podría ser que estés desplazando tus sentimientos por Rachel hacia él. Recuerdas, ella te gustaba.
Cerro los ojos un momento para visualizar a la chica. –Yo lo recuerdo bien, ella era hermosa. Creo que tiene razón, tal vez solo estoy confundido, pero ese sentimiento al verlo, me recuerda tanto a cuando ella estaba.
–Aún si fueses homosexual o bisexual, quiero que estés consiente de que eso no tiene nada de malo. Y tú familia te seguirá amando. Yo sé que aún tienes muchos complejos con esta clase de temas, pero descuida, te apoyaré todo lo que necesites.
–¡Si!– contesto más entusiasmado.
Su consulta prosiguió y aprovecho para hablar de sus problemas de socialización.
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Habían pasado algunos días de normalidad es su vida y sin embargo, que sus tíos lo sentarán en la sala para hablar con él, lo desconcertó un poco. Era común que salieran con alguna noticia o algún reto que lo forzará a llevar una vida más normal.
–Zack, ¿recuerdas que te hemos comentado de que tenemos más familia?– le pregunto Marcus calmadamente.
–Si, yo lo recuerdo– respondió Zack aún confundido.
–Pronto habrá un evento importante en la familia y ellos esperan que podamos asistir. Así que estamos viendo con el detective la posibilidad de viajar contigo a otra ciudad que está a 6 horas de aquí.
–Ellos en verdad esperan que tú puedas ir Zack– agregó Dayan.
Se sentía un poco confuso, que alguien esperará verlo era extraño, sabía que era la misma situación que enfrentó con sus tíos en un inicio, sin embargo si esas personas conocían su situación ¿lo aceptarían de la misma manera que sus tíos? el hecho de saber que era un criminal ¿No los incomodaría? Y a todo eso ¿Por qué no eran ellos quiénes iban a saludarlo?
–No estoy muy cómodo con esto– confesó mientras desviaba la vista al suelo.
–Esta bien, es bueno que lo expreses– le contesto Marcus en modo comprensivo. –¿Qué es lo que te molesta?
–¿Por qué ellos no vienen aquí? Y ¿Qué saben ellos sobre mi? ¿En verdad esas personas me aprecian igual que ustedes?
–Nosotros les hemos pedido que no vengan, para no desestabilizar tu tranquilidad, pero creemos que esta es una buena oportunidad para que convivas con ellos– le explicó el mayor. –Ellos solo saben que tienes problemas psico- emocionales, lo de tus quemaduras, que viviste en las calles y que has estado en rehabilitación.
–Y si preguntan sobre mí, no se si este preparado para hablar con ellos como lo hago con ustedes.
–buscaremos la manera de apoyarte, pero por favor Zack, no descartes la posibilidad de ir. – le pidió Dayan.
Lo meditó parte de la tarde.
Su casa era su zona de confort y dejar que alguien entrase en esta e irrumpiera su tranquilidad era casi inaceptable, había excepciones como Dante, pero entendió el por qué no lo habían visitado. Tenía que pensarlo, no sabía ni siquiera cómo hablar con jóvenes de su edad, menos con su familia. Y la idea de llegar a un lugar con gente desconocida tampoco le gustaba.
Aprovecho que el nipón iría esa tarde a su casa para hablar con él.
–¡Por un carajo! ¿Qué se supone que debería hacer?– pregunto fastidiado después de explicar la situación al castaño.
–Es tu familia, no debería haber ningún problema. Pero en todo caso solo saluda, sonríe y asiente. Y no contestes nada que no quieras responder. ¡Es más! Responde sus preguntas con otra pregunta!
–¿A qué te refieres?– lo observó suspicaz mente.
–¿Tu a que crees que me refiero?
–¡Oh! Podría funcionar–para alegría de Dante, Zack había captado el punto a la primera.
–Es tu familia, solo quieren conocerte.
–Lo haces sonar muy sencillo… ¡Ven conmigo!
–¿Eh?
–No estoy seguro de cómo socializar, ven conmigo y enséñame.
–Es un evento familiar, no está bien que vaya si no soy invitado.
–¡Le pediré permiso a mamá y a Marcus para que ellos se encarguen!
–Yo… – lo pensó.
–Por favor– casi se escuchó un tono suplicante. Que Zack usará esa palabra lo desconcertó bastante, no tenía manera de negarse.
–Sera lo que tú familia quiera– contesto resignado y sonrió para sus adentros, estaba seguro de que Zack se saldría con la suya, después de todo el chico era la adoración de sus tíos y ellos harían lo necesario para que él estuviese cómodo.
El pelinegro se alegró. Estar junto a Dante le causaba una sensación de seguridad y calma, muy similar a la que Rachel le brindó los últimos meses que lo visito en el psiquiátrico. Aún no estaba seguro de que era lo que realmente sentía por el mestizo, pero sus dudas sobre su bisexualidad se habían calmado al menos hasta estar seguro de lo contrario.
Tan pronto como pudo comento a sus tíos la posibilidad de que Dante lo acompañase con el mismo mestizo presente para que escuchará la respuesta.
–¿Qué clase de evento es?– pregunto Dante a Marcus en cuanto el joven se distrajo hablando con su madre.
–Es una boda, una de mis sobrinas se casa.
–¡Una boda! Tiene años desde la última vez que fui a una. Si creen que no tienen inconveniente en que yo los acompañe, lo haré con gusto. Para mí, lo importante es que Zack se sienta cómodo.
–Gracias Dante, hablaré con mi hermana mañana temprano y le comentaré. Y nosotros le diremos a Zack en un par de días de que se trata todo esto, así que mantéenlo en secreto de él por ahora o podría alterarse.
–Cuente conmigo señor Foster.
Al día siguiente Marcus llamo por teléfono a su hermana mayor quien estaba apoyando a los preparativos de la boda de su hija, de inmediato la respuesta fue positiva, que su sobrino pudiese ir para verlo después de tantos años significaba mucho para toda la familia.
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Un par de días después, Zack estaba nuevamente en una audiencia médica y policiaca, sabía que debía pasar por ella para obtener el permiso de viajar con su tíos a conocer al resto de su familia. Conocía a la mayoría de los allí presentes, el detective Orson, él Dr. Sullivan, el oficial Carter, una Dra. cuyo nombre no recordaba y su querida Dra. Melinda.
–¿Ya sabes para qué estás aquí?– le interrogó Monrroy antes de que él joven pelinegro entrase en la habitación.
–Por un estúpido permiso para viajar a otra ciudad– dijo molesto, odiaba las audiencias aún después de pasar casi un año sin ninguna.
–¡Bien! ¿Estas listo?
–Eso creo– dijo con un mínimo de arrogancia, podía no estar listo, pero improvisaría como lo había hecho tantas veces en su vida.
La audiencia empezó, lo comenzaron a interrogar, algunas de las preguntas eran para valorar su respuesta y compararla con las anteriores, otras preguntas eran para poner a prueba su paciencia y respuesta ante ansiedad y estrés. Algunas audiencias duraban más que otras y Zack no podía evitar desesperarse. Se enfadado en algunas ocasiones durante la sesión y amenazó con golpear a Cárter.
Cuando finalizó, salió de la sala haciendo un berrinche internó y pateó la pared dejando una abolladura en está.
–¿Todo bien?– lo volteó a ver Monrroy al escuchar el impacto.
–¡Maldito Cárter! ¡¡Lo detesto!!– gruñó dando otro par de patadas.
–No lo dudó. Entraré para conocer su veredicto y cuando te calmes puedes tomar una soda del mini bar– le dijo la doctora encaminándose a la habitación de la cual el chico había salido.
El veredicto fue sencillo de determinar. La conclusión fue obvia, cuando el oficial Cárter, al poner a prueba la paciencia del joven, obtuvo como respuesta que este deseaba golpearlo.
Solo golpearlo.
En ningún momento uso las palabras matar, asesinar o aniquilar a pesar de que fue fastidiado al máximo. Sin duda le faltaba aprender a controlar la frustración. Pero por lo demás tenía un gran avance.
Cuando sus tíos fueron a recogerlo al centro psiquiátrico Monrroy estaba ilusionada por darles la positiva noticia. También sus tíos aprovecharon para soltarle los detalles de la reunión familiar haciendo de su conocimiento que se trataba de la boda de su prima.
Y por su parte Zack no estaba seguro de que pensar. Por un lado estaba un paso más cerca de su salud emocional y por otro lado el saber que pronto iría a conocer a su demás familia lo tenía nervioso.
La boda era en los primeros días de Octubre por lo cual tenía poco menos de un mes para prepararse emocionalmente.
Por otro lado, los padres de Dante habían dado su consentimiento para que el joven los acompañará.
Dante solía ir con mas frecuencia a casa de los Foster para pasar tiempo con Isaac. Por parte de los tíos de Zack no había ningún problema en que el chico se quedase el tiempo que quisiese. Y por parte de los padres de Dante, ellos tenían un tiempo que le daban su espacio a su hijo, las cosas para el muchacho habían cambiado radicalmente, todo comenzó después de recibir el trasplante de corazón y haber pasado el tiempo de recuperación, el ser nuevamente sobreprotegido por sus padres cuando él ya estaba fuera de riesgo, lo hizo entrar en una depresión tan intensa que incluso, creyendo que toda su vida sería así había pensado en el suicidio. Sólo bastó con un día armarse de valor para encarar a sus progenitores. Fueron a terapia familiar por varios meses hasta qué el instinto sobreprotector de sus padres fue apagado por la necesidad de su hijo de llevar una vida más independiente.
Ese era un tema que en algunas ocasiones había hablado con Zack. El chico que en ese momento se encontraba pasando canal tras canal del televisor en busca de algo bueno que ver.
–Parece que no hay nada– dijo resignado –¿Tu quieres ver algo?
–Nada en especial.– hizo una pausa peligrosa– Zack, no he querido preguntar nada aún, pero ¿podrías hablarme de aquel sujeto del sótano? aquel que te llamo “su ángel” y ¿A qué se refiere con eso?
–eso… rayos, eso es muy complicado de explicar…–comenzó a rascarse la nuca con un poco de ansiedad.
–¿Quieres que te de tiempo para explicármelo?
–¡Si! Te lo diré mañana lo prometo, solo déjame organizarme, pero te lo diré– aseguro al nipón.
–Entonces esperaré a mañana. Sabés he pensado que ya es momento de que tengamos otra pijamada, está bien si me quedo a dormir mañana.
–Claro, no hay problema… eso creo.
–Solo no salgas con pruebas sorpresa a las 2 de la mañana y todo estará bien.
–¡Ya me disculpé por eso! ¡No me jodas!– le respondió molesto.
Dante solo se rio un poco.
La noche siguiente Dante llegó como de costumbre. Se dedicaron a jugar videojuegos y después cenaron en compañía de los tíos de Isaac.
Fue hasta que se encontraron en la privacidad de la habitación del pelinegro que Dante volvió a preguntar.
–Entonces ¿Quién es él sujeto?
–¡Te lo diré! En verdad, es algo que tienes que saber, pero es complicado… tal vez incluso algo loco o extraño.
Le hizo señas al castaño de que se sentará a un lado de él en la cama, antes de continuar. El mestizo acato la indicación.
–¡Bien! Te escucho.
–Paso hace como cuatro, tal vez cinco años– su mirada se quedo fija en algún lugar sin sentido de la habitación, recordando. Dante lo observó con curiosidad y atención. La imagen que en ese momento el pelinegro mostraba era tan solemne– ... Yo nunca tuve un lugar donde quedarme o al menos no demasiado tiempo, vivía en las calles, con frecuencia huyendo de la policía, cambiando de una ciudad a otra, siempre avanzando. En esa ocasión llegue a una ciudad, que de por sí ya tenía problemas con altos índices de criminalidad y allí un día buscando dónde ocultarme, entré a un templo. Parecía un lugar tranquilo y seguro. Entonces ése sujeto se acercó a mí, aquel reverendo sabía que yo era un criminal y a pesar de eso no me mostró miedo, al contrario se mostró interesado en mi. Él me ofreció refugio, comida y algo que hasta ese entonces nadie me había dado, un propósito, ser necesario en algo. Así que fui con él a un edificio bastante extraño y es allí donde la verdadera locura comenzó.
–¿A qué te refieres?
–En aquel edificio yo no era él único asesino. Había uno en cada piso, 6 en total, yo tenía un piso para mí solo. Los detalles jamás me interesaron, solo necesitaba saber algo, que podía matar a cualquiera que llegara a mi piso con el título de sacrificio. ¿Porque quería que matáramos a esas personas? no lo sé, yo sólo lo hacia y ya, por que me gusta… me gustaba matar gente…
–¿aun te gusta?– su pregunta fue más un murmullo que se perdió en cuanto Zack prosiguió.
–…pero a pesar de todo lo bueno que tenía estando allí, no tenía mi libertad. Pasaba aislado la mayor parte de tiempo. Aquel reverendo me visitaba de vez en cuando o hablaba conmigo a través de una radio, un día le dije que me quería largar de allí y me dijo que no podía irme, que necesitaba que yo estuviera allí para cumplir mi deber. Pero, matar a la gente que llegaba allí, solo era una distracción temporal.
Hizo una pausa para suspirar y volver a tomar aire.
–Fue allí dónde conocí a Rachel. Ella llegó con el título de sacrificio, intenté asesinarla, pero escapó de mi. Sin embargo había algo muy llamativo en ella y la seguí, sólo para que después me saliera con la sorpresa de que estaba loca y quería morir. Así que hicimos una promesa: sí ella me ayudaba a salí de aquel edificio, yo la asesinaría. Pasamos por muchas cosas para lograr llegar a la salida…– Zack contó todo, desde la obsesión de Danny con los ojos de Rachel, lo insistente de Eddy por ser el quién matase a la chica, los extraños castigos a los que los sometió Cathy y como Rachel se armó de valor para conseguirle medicina para curarlo. Le contó todo. Aquello que nunca había platicado con nadie más que con la chica, hoy se lo confesaba a Dante. Los últimos problemas para salir de aquel edificio y su angustia cuando creyó que la niña moriría, la vida en prisión. Le contó el como lo habían llamado:  herramienta, asesino, criminal, pecador, monstruo, Dios, ángel, humano… Indagó en el hecho de que Gray seguía creyendo que había algo de ser celestial en él y por eso lo seguía considerando un ángel, su último ángel. El hecho de que él hombre lo ayudo  a escapar de prisión y encontrar a Rachel. Y como meses después de llamarle por teléfono este acudió, le dio abrigo y refugio, como a pesar de estar devastado tras la pérdida de la amistad y presencia de Rachel, el hombre le hizo entender que él aún era importante en la vida de las personas y como lo regreso con sus tíos. Le dijo del sujeto que mató estando al cuidado de Gray y cómo prometieron guardarlo en secreto.
Y Dante se limitó a escuchar y comprender lo más posible todo aquello que le contaba.
–perdona si te fastidie, debo haber dicho el nombre de Ray al menos unas cien veces–dijo con un toque de vergüenza.
–¿por que habría de molestarme?
–por que me obsesiona hablar de ella, creo que para algunos es molesto.
–Soy yo quien te pide que le cuentes estas cosas, no me molestas.
–¿En verdad?
–En verdad.
–Gracias.
Tardó unos segundos en darse cuenta de la posición en que se encontraban, ambos recostados en la cama, él recargado entre una almohada y el pecho del castaño. Y Dante, recostado justo a su lado, muy cerca, abrazándolo de la cintura y recargando su mentón por momentos en la cabellera negra, era una posición comprometedora, pero cómoda.
Miró el reloj en la pared, eran casi las 3 de la madrugada. Volteó un poco hacia arriba para ver el rostro del mestizo. La expresión en este era de calma. Un bello recuerdo llegó a su mente, él solía acurrucarse así con Rachel, sin embargo, él era quien la abrazaba por la cintura.
–vamos a dormir.– se incorporó solo para alcanzar un cobertor, lo extendió sobre ambos y regreso a su posición anterior.
–Buenas noches Zack– le dijo el nipón al momento que volvió a abrazarlo.
Respiró el aroma del castaño, una calma lo invadió, se acurrucó aún más cerca y de repente sintió como el abrazo a su alrededor era intensificado.
Se sobresalto.
–¿Estás bien Zack?– pregunto Dante al sentirlo brincar.
–Si, estoy bien. Es sólo que solía ser yo quien abrazaba a Ray, quien cuidaba de ella mientras dormía. Es extraño estar en esta posición.
–¿Quieres cambiar?
–Olvídalo, estoy bien.– Sonrió y cerro los ojos para dormirse.
La mañana llego, se despertó al sentir la suave respiración ajena en su rostro, abrió los ojos con un poco de pesadez y se encontró con el rostro de Dante enfrente suyo.
–Buenos días Zack.
–¡aléjate!– respondió tajante, mientras con su mano empujaba el rostro del nipón lejos de él.
–Sabes lo he estado pensando y quiero conocer a ese hombre– sentenció Dante.
–¿A quien?
–Al reverendo
–¿Huh? ¿Por qué quieres conocerlo?
–Quiero saber su opinión sobre ti y que era lo que quería probar en aquel edificio, por que los reclutó a ti y a los otros.
–No entiendo por qué quieres saber todo eso. Y no estoy muy seguro de dónde encontrarlo, pero tengo su número, te lo daré.
–Perfecto, pero quiero que vengas conmigo, yo te acompañaré a ver a tu familia, pido que me acompañes a cambió. Yo organizaré todo ¿Qué dices?
–Primero convence al detective para que pueda ir contigo. Pero sigo sin no entender que es lo que esperas.
–Solo quiero saber más de ti, ángel.
–¡No me llames así! me da escalofríos– se sacudió intentando atenuar la sensación mencionada.
El mestizo rió bajo ante la reacción infantil de Zack.

El nipón se retiró a medio día. Por su parte Zack  intento recoger un poco su habitación, estaba confundido ¿Qué es lo que sentía por Dante? ¿Por qué lo había dejado entrar tan fácil en su zona de confort? ¿Por qué lo dejaba estar tan cerca al punto de dormir juntos?
–¡que más da!– exclamó tratando de ignorar ese pensamiento.
Unos minutos más tarde su tía fue a asomarse a la habitación del joven
–Hola Zack , dime ¿Tienes planes?– le pregunto al verlo ordenar.
–Nada en especial.
–¿Quieres acompañarnos al centro comercial?
–¿Huh? ¿Estará bien que yo vaya, habrá mucha gente?
–Ya has estado en lugares con mucha gente y te has comportado bien, además, el permiso de salir contigo a más lugares fue  autorizado el día de tu evaluación– le sonrió al darle la noticia.
–¿En verdad?
–Si
–Me alístate ahora mismo mamá.
Había salido con sus tíos en varias ocasiones, sin embargo a pesar de acompañarlos a lugares como un pequeño mercado para comprar alimentos o ir a alguna boutique por ropa, el centro comercial era un lugar hasta ese momento prohibido y desconocido para él. Sin duda alguna quería ir.
Un cubrebocas y guantes sin dedos eran un básico en su atuendo si tenía que salir de casa. Solo los omitía en ocasiones si iba a consulta con Monrroy.
Aun solía usar vendas, encontraba una extraña comodidad al usarlas, las usaba en casa, bajó la ropa, incluso a veces para dormir.
Fue sacado de su reflexión de las vendas cuando Marcus le dijo por tercera vez que habían llegado.
Salió del auto y observó el estacionamiento, este era grande, pero no tanto como el del aeropuerto pensó.
Tomó de la mano a Dayan, sintiendo que en algún momento podría perderse, llevaba su teléfono, sin embargo el alejarse de su familia en ese lugar no le hacía gracias.
Llegaron a la entrada principal y entraron, los numerosos aparadores llamaron su atención, negocios de ropa de diferentes estilos y marcas, electrodomésticos, zapatos, libros, música, juguetes, más ropa, maquillaje, comida, accesorios para mascotas, lentes, ropa deportiva, más zapatos, joyería, perfumes, fotografía…
Entró a algunas tiendas a probarse ropa que le gustó y le compraron algunas cosas, también entró a la juguetería.
–¡Zack!– Le hablo Marcus –se que no te gustan los trajes, pero al menos ¿podrías probarte ropa un poco más formal?
–¿Algo más formal? ¿Para qué?
–Para la boda de tu prima.
–¿La boda de mi prima?– repitió aún le parecía irreal la idea de que en tan sólo unas semanas estaría viendo al resto de su familia paterna. Frunció el ceño un poco, aún no muy convencido de probarse ropa formal –esta bien ¡Ya que!
Accedió a probarse un pantalón de vestir y una camisa azul, sin embargo esta no terminaba de convencerlo.
–Es horrible– comento viéndose en el espejo del probador por encima vez.
–Te traje otra camisa– enuncio Marcus llegando nuevamente al probador.
–Esa se ve mejor– exclamó más animado y tomó la prenda de color rojo de manos del mayor.
Ahora sólo le faltaban zapatos para poder verse presentable y sin embargo insistió en que prefería llevar unos convers. Aun cuando la idea no les encantaba a los mayores, decidieron darle gustó.
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Sus consultas de las últimas semanas se centraban en calmar sus dudas, después de todo no era solo conocer a más gente un rato y ya, estás personas pasarían a ser parte de su vida y lo que ellos opinaran de él o él de ellos cambiaría todo. Sobrevivió a una fiesta de cumpleaños la cual incluyó ruido, extraños y alcohol. Pero una boda era diferente. Para empezar habría más gente. Y realmente no estaba seguro de cómo debía comportarse. Después no se trataba de solo un rato de convivencia forzada y ya. Estaría conviviendo con su familia casi una semana, unos días antes de la ceremonia nupcial. Sí algo lo calmaba era saber que Dante lo acompañaría en toda esa nueva experiencia.
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Revisó nuevamente la lista de cosas que debía empacar para el pequeño viaje, ropa para cuatro días, medicinas, vendas, zapatos, etc… tenía todo listo. Hecho un último vistazo a su cuarto y se encontró con el pequeño álbum de fotos que le entregaron desde su segundo día en el psiquiátrico. Lo ojeo brevemente para ver las fotos de Rachel.
–Deséame suerte Ray– murmuró y empacó el álbum en su mochila.
A la mañana siguiente, los señores Sanada se encargaron de llevar a su hijo a casa de los Foster. Apenas y habían tratado a Zack un par de veces y a pesar de que les parecía un poco extraño el muchacho, confiaban en las elecciones de amistad de su hijo.
Para las 9:15 de la mañana ya habían empacado la camioneta y se disponían a partir.
Sabía que el caminó sería largo y eso lo tenía bastante ansioso. Para su fortuna, Dante estaba preparado para entretenerlo por un tiempo.
Saco un bote con un contenido translúcido y colorido.
–¡Huh! ¿Qué es eso?– cuestiono el bicolor con curiosidad.
–¡Te encantará! Se llama “slime”– saco la masa del bote y se lo entrego al otro justo en las manos.
Puso una ligera expresión de desagrado, pero después de manipularlo un momento sonrió divertido.
–jeje está cosa es asquerosa, pero genial.
–que bueno que te guste.
Durante el resto del caminó Dante se encargó de mantener a Zack tranquilo, a pesar de que el Foster preguntaba con cierta frecuencia  cuando iban a llegar, bastaba con que el nipón le diese un juguete, le prestase una consola de videojuego o simplemente hablarán, hizo que las primeras 4 horas fueran muy tranquilas. Para la quinta hora de viaje, ambos jóvenes se habían quedado dormidos escuchando música la cual compartían con los mismos audífonos.
Los tíos de Zack agradecían realmente el apoyo que el Sanada les brindaba.
Finalmente después de 5 horas y 40 minutos, llegaron al lugar donde se reuniría la familia Foster. Se trataba de una pequeña ex hacienda la cual había sido remodelada y convertido en hotel y salón de fiestas. 8 de las 10 habitaciones estaban reservadas para la familia del lado de la novia, la 9 para la familia del novio y la 10 para los recién casados.
Sus piernas comenzaron a tamborilear, debido a la ansiedad cuando entraron al estacionamiento del recinto.
–¡Tranquilo Zack! Todo saldrá bien.– le dijo Marcus mientras estacionaba el vehículo.
–¿Y si no…?
–Son tus primos y tíos Zack, no tienes por qué temer. Ellos solo quieren conocerte.– le dijo Dayan, volteando en dirección al joven y extendiéndole su mano para que Isaac la tomará, el accedió.
Dante llevó una mano a la espalda del pelinegro y frotó esta, intentando reconfortarlo.
El miedo al rechazo por parte de su propia familia lo aterraba. A pesar de no hiperventilar, le tomó unos minutos calmarse.
–Ya estoy bien– musitó.
–Muy bien ¡Vamos!– mencionó Marcus.
Bajaron de la camioneta poco a poco y aprovecharon para bajar parte de el equipaje, pasaron la puerta principal y se acercaron a recepción para el check in.

–¡¡No puede ser!!– una voz femenina llamo la atención de los recién llegados. –¡¡Es él!!– voltearon para encontrarse con una mujer que aceleró el paso hacia ellos. Un escalofrío recorrió su espalda y de inmediato y sin ser consciente de ello, se colocó detrás del nipón. Ella bajo el ritmo de sus pasos al ver esta acción.
Finalmente llegó frente a ellos.
–¡Te advertí que no hicieras eso!– le reclamó Marcus a la recién llegada.
–Lo lamento hermano, no pude evitarlo. Pero me da gusto verlos después de tanto tiempo.– Abrazo a Marcus un momento, acto seguido abrazo a Dayan –¡Querida cuanto tiempo sin verte!
–A mi también me da gusto verte Violeta.
–Y entonces ¿no piensan presentarnos?– cuestionó impaciente la mujer.
–Claro– el mayor colocó una mano en el hombro del bicolor y lo ánimo a dar un par de pasos.– Zack, ella es tu tía Violeta, mi hermana mayor.
–Hola… – apenas pudo hablar cuando ya se encontraba siendo apresado en los brazos de su tía.
–¡Perdona! Pero han pasado tantos años desde la última vez que te vi, apenas y tenías 5 años, y aún no puedo creer que estés vivo. ¡Isaac! Mi niño... Supongo que ya te lo han dicho pero te pareces tanto a Dylan– sollozo suavemente mientras observaba la expresión confundida del chico.
–Si ya me lo han dicho.
–Perdón por abrasarte, debo estarte incomodando– lo soltó.
–No-no importa…– dijo tratando de mantenerse tranquilo, no estaba cómodo con que cualquier persona lo tocará –  ¿Cómo se supone que debo llamarte?– pregunto para intentar crear un vínculo con esa mujer.
–Todos me dice Ví.
–¿Tía Ví, está bien?
–¡Claro, por supuesto! tu puedes llamarme como quieras Isaac.
–Puedes llamarme Zack.
–¿¡Zack!? Esta bien Zack– le tomo un segundo a la mujer darse cuenta de lo maleducados que había sido al no saludar al otro chico presente. –Disculpa mis modales, soy Violeta y tú debes ser…
–Mucho gusto señora, soy Dante Sanada, amigo de Zack, gracias por invitarme.
–Gracias a ti por acompañarlo para que el pudiese venir.
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Les presentaron su habitación para que pudiesen instalarse, está tenía una sala común, un baño, un balcón con vista a  uno de los jardines y dos cuartos con una cama matrimonial cada uno.
–¿Quieres que duerma en la sala?– pregunto Dante pensando que el pelinegro no quisiera compartir la cama.
–No– hizo una pequeña pausa– Yo necesito que estés cerca– murmuró. A pesar de que su tía había sido muy cálida con él, no podía evitar sentirse nervioso. Le habían dicho que lo presentarían en la cena con el resto de la familia.
–¡Zack!¡Dante!– llamo Dayan asomándose a la habitación– Marcus y yo iremos a saludar al resto de la familia y a conocer el lugar. ¿Necesitan algo?
Ambos negaron con la cabeza.
La mujer camino en dirección al pelinegro y lo abrazo. Podía ver lo nervioso que se encontraba.
–Tranquilo Zack, tranquilo. Todo estará bien. Hablaremos con ellos para que no sean tan hostigantés como tu tía Ví. – dijo lo último en broma, pero sabía que probablemente para su chico, había sido incómodo.
–Estaré bien en unos minutos, en verdad.– respondió para calmar a su tía, además de que comenzaba a sentirse solo un poco más tranquilo.
Se quedaron en la habitación hasta cerca de las 5:30.
Se presentaron al restaurante, donde las mesas estaban alineadas formando un largo rectángulo. A su parecer todos se encontraban presentes, ya que solo quedaban 4 lugares disponibles en toda esa larga fila de mesas, dónde a la única que reconoció fue a su tía Ví.
Se sentaron en silencio, el matrimonio saludos brevemente a las personas más cercanas, incluso Dante saludo formalmente. Solo él se había quedado callado y viendo hacia abajo, se concentraba en su respiración para evitar lo más posible la ansiedad.
–Tranquilo Zack, todo está bien– le menciono su tío por lo bajó. –Hablamos con ellos hace rato. ¿Te parece que te  presentemos de uno en uno?
El joven alzó la vista y vió como los demás trataban de no observarlo. Se sintió un poco más cómodo.
Dayan y Dante se quedaron a su lado, mientras Marcus y su tía Ví iban por uno o dos familiares los llevaban a un lado del bicolor para presentarlos tranquilamente.
Tíos, primos e incluso un par de sobrinos le fueron presentados. Palabras que no pasaban de “me alegra que hayas podido venir”, “me alegra verte sano y salvó” o “que bueno poder volver a verte” se dijeron numerosas veces a lo largo de la cena. Se tomaron numerosas pausas para que no se sintiese tan abrumado. Finalmente pudo conocer a su prima: la novia.
–Isaac, ella es mi hija menor Rose. – la presentó Violeta.
–Hola Isaac, muchas gracias por venir a mi boda. –le dijo la chica viéndolo con ojos cristalinos, casi como si quisiera llorar.
–Ho-hola Rose. Gra-gracias por invitarme.
–Escuche que no nos recuerdas, pero de pequeños tú y yo solíamos jugar.
–¡Hah! Lo lamentó en verdad no te recuerdo. Por cierto, él es mi amigo Dante– por encima vez, desvío la atención de quien se presentaba al nipón.
–Mucho gustó señorita, soy Dante Sanada, niñero de Zack. – respondió en tono alegre y un poco burlón.
–Claro que no es mi niñero, él, él solo es molesto– se apuro a contestar el joven Foster.
–Esta bien, yo estaba enterada de que querías venir con un amigo. Dime ¿Qué tal lo has pasado el día de hoy?
–Ha sido un día pesado, pero no tanto como creí. Ya me presentaron a todos y solo recuerdo el nombre de menos de la mitad. Lo bueno es que nadie ha preguntado por mis vendajes, supongo que Marcus y mamá pidieron que no hicieran ningún comentario al respecto, aunque supongo que ya todos deben saber de mis quemaduras.
–Si, ellos pidieron que no dijéramos nada. Hablaron con todos nosotros hace unas horas. Dicen que padece ansiedad.
–Lo sabía y lo agradezco. ¿Cómo dices que te llamas?
–Soy Rose Colleman.
–¿Hah? ¿Por qué… si eres mi prima, tienes otro apellido?
Ella y el nipón quien escuchaba no lograron callar unas pequeñas risas ante lo ingenuo de la pregunta de Zack.
–Eso es por que tengo el apellido de mi padre.
–Se acostumbra que los hijos lleven el apellido paterno ¿nadie te lo explico antes?– cuestionó Dante.
–Claro que no– respondió molesto y avergonzado.
De alguna manera hablar con su prima Rose, resultó ser menos complicado que lo poco que habló con los demás.
En conclusión, la familia allí presente era la más cercana y del lado de su abuelo paterno la mayoría. Sus abuelos paternos llegarían un día antes de la boda. Su abuelo el señor Robert Foster tenía 2 hermanos Alfonse y Marian. Esto le daba 2 tios-abuelo y Alfonse tenía 2 hijos varones Eduard y Óscar, esto le daba dos tíos. Ambos se había casado y tenías hijos. Eduard tenía a Alan y Emma. Óscar tenía una hija de nombre Charlotte.
Después estaban los hijos de Marian. Sebastián, Diana y Adán, esto le daba 3 tíos más. Sebastián tenía un par de hijos y…
La explicación familiar se extendió hasta llegar a su familia directa.
Por su parte, Violeta era la hermana mayor con sus hijos Iván y Rose. Seguía su padre: Dylan y finalmente Marcus.

Cuando Marcus y Violeta terminaron de explicarle el árbol genealógico Zack estaba más que confundido y eso comenzaba a ponerlo irritable, a tal punto que suspiraba y gruñía suavemente.
–No tienes que memorizar todo eso– le dijo Dayan abrazándolo por la espalda esperando calmarlo.
–¡Yo lo aprenderé por ti!– le dijo el nipón quien estaba dibujando el árbol genealógico para no perder detalle.
–Gracias– murmuró – Yo quiero ir a dormir.– sentenció poniéndose de pie y volteó a ver de reojo a los adultos que aún seguía en la mesa platicando. Pensó en alzar la voz y despedirse, pero a la vez no quería llamar la atención.
–No te preocupes por ellos Zacki, tu solo ve a descansar– le indico su tía Violeta.
–¿Zacki?– se cuestionó el nombrado ante tal sobrenombre agregado a su sobrenombre.
El mestizo aguantó la risa lo más que pudo, sin embargo al final, el aire escapó de su boca y no puedo evitar reír libremente.
–¡Cállate!– gruñó, para un segundo después darle un zape al castaño.
–¡Auch! No seas tan bruto–
–te lo mereces.– Resopló y volvió a dirigirse a los hermanos y a su prima –Buenas noches– se dirigió hacia Dayan – Buenas noches mamá. Dante ¿vienes?
–Pensaba quedarme otro rato, pero si quieres te acompañó a la habitación.
–¿Quieres asegurarte que no me pierda ¿Verdad?– cuestionó el ojos bicolor.
–Así es – se coloco de pie– no quiero tener que buscarte más tarde.
Solo unos segundos después de que los jóvenes se retirarán, Violeta no puedo evitar preguntar.
–¿El te llama mamá?
–¡Ah! Si es una historia curiosa, pero funciona para los dos.– rectificó la mujer.
–Me alegro por ti Dayan, tu siempre cuidando de él. No me imagino lo que debió haber pasado al cuidado de su verdadera madre para que quiera reemplazarla contigo.
–¡Mamá! Se más sensible– reclamo Rose, quien aún seguía presente.
–Esta bien, todos sabemos que ella tenía problemas psiquiátricos. Zack también ya lo sabe y dijo que lo entendía– mencionó Marcus.
–Creo que deben saber esto.–Mencionó Violeta bajando el tono de voz – hace un año me encontré con ella.
–¡No puede ser! ¿Ella sigue viva? Y  ¿esta bien?– se apresuró a preguntar Marcus. Dayan llevó sus manos junto a su pecho, sintiendo un nudo en este.
–Ella está bien, me contó que cuando se dio cuenta que toco fondo, se internó y estuvo en rehabilitación cerca de cuatro años. Un año después de retomar una vida normal conoció a un buen hombre y volvió a casarse. Ella se disculpó conmigo por todos los problema que causó, sin embargo, en ningún momento mencionó a Isaac y yo tampoco quise decirle nada. Ella trabaja en el mismo edificio que Jasmine (la novia de mi hijo), pero en un área diferente. No he vuelto a pasar por allí con tal de no encontrarla. Jasmine no está enterada, creo que así es mejor.
–Isaac nos pertenece, tenemos su custodia legal– mencionó Dayan con miedo de que quisiera reclamar la custodia del chico, ya no era un niño, pero ella no pudo evitar sentir que se lo podía quitar.
–Tranquila – Marcus tomó la mano de su esposa en un intento por calmar sus nervios. – no puede hacer eso– le aseguro.
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Estaban pasando por el recibidor del hotel cuando escucharon que les hablaron.
–¡Hey! Dante, Isaac.
Voltearon a ver y se trataba de Iván, junto con otros 5 primos cuyas edades oscilaban de los 22 a los 30 años.
–¿Quieren tomar una cerveza con nosotros?– exclamó Peter.
–¡Vamos Isaac! Queremos ayudarte a romper el hielo ¿Qué dices?– prosiguió Dana – y tú también Dante únete.
–… – Zack se quedo en silencio no muy seguro de que responder, para su fortuna Dante intervino.
–Se los agradecemos mucho, en verdad, pero fue un día muy pesado y la verdad queremos descansar. Pero mañana podemos intentarlo de nuevo ¿les parece bien?
–Esta bien, no se preocupen– enuncio Iván haciendo un gesto con la mano para que le restarán importancia al asunto– será mañana entonces. ¡Descansen!
–Hasta mañana.– exclamó Dante, sujeto a Zack de los hombros y lo hizo dar la vuelta retomando su camino.
Acababan de entrar a la habitación cuando Zack habló.
–… ¿cómo lo haces?– su voz sonaba cansada –¿cómo puedes hablar tan fácilmente con ellos? Los acabamos de conocer.
–No es difícil. Es como cuando hablaste con Rachel la primera vez supongo.
–¡Es totalmente diferente! En esa ocasión yo… yo tenía un arma y no esperaba nada de ella, en ese entonces nada me importaba por que yo lo destruiría tardé o temprano.
–En todo caso descuida, yo te ayudaré lo más que me sea posible, te lo prometo.
–Gracias Dante.
Se lavó los dientes y después se encaminó a su cuarto a paso lento, se desvistió para ponerse la ropa de dormir sobre las vendas, para meterse a un lado de la cama con la intención de dormí.
–¿Piensas regresar al restaurante?– pregunto el pelinegro entre sueños.
–Me quedaré aquí, solo esperaré que tus tíos regresen. Así que no ocupes mi lado de la cama.
–…– no recibió respuesta, el pelinegro estaba totalmente dormido.
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A pesar de haber logrado mantener la compostura todo el día, su mente era un caos de ideas y pensamientos que lo inquietaba. Los sueños se fueron volviendo pesadillas retorcidas poco a poco y sus recuerdos se mezclaron en aquel limbo. Aquellos ojos azules lo observaban desde la distancia, mientras que las múltiples miradas de desconocidos cubiertos por una densa oscuridad lo rodeaban, de repente una chispa se prendió y su cuerpo fue cubierto por las llamas en cuestión de segundos.
–AAAAAH…!!!! – el agua escurrió por su cuerpo ya de por sí mojado por el sudor. Sus ojos aún no lograban abrirse completamente así que solo alcanzaba a visualizar manchones.
–Todo está bien Zack, fue solo un sueño– una mano se colocó en su hombro y la otra sujeto su mano.
La puerta del cuarto se abrió de golpe dando paso a los mayores.
–¡Zack! ¡¿Estas bien?!
–¡Estas a salvó! ¡Solo fue un sueño!
Las voces cargadas de preocupación de sus tíos y Dante lo motivaron a regular su respiración lo antes posible para poderles confirmar su estado.
–… el fuego… fue tan real…– murmuró entrecortadamente.
–Ya pasó, tranquilo, ya pasó– le dijo su madre abrazándolo, el correspondió el abrazo y continúo respirando profundamente.
Escucharon como llamaban a la puerta de la habitación. El mestizo se levantó –yo iré – dijo para que pudiesen quedarse al cuidado del de vendas.
Abrió la puerta encontrándose con no solo varios miembros de la familia, sino que personal de recepción también se había presentado tras los desgarradores gritos.
–¿Qué sucedió? ¿Se encuentran bien?– pregunto de inmediato la tía Violeta.
–Estamos bien, solo que Isaac tuvo un terror nocturno, tengo entendido que le sucede de vez en cuando, debe estar muy estresado por todo esto – comentó para intentar aclarar las dudas de los presentes.
–Ya veo, ¿Puedo pasar a verlo?– cuestionó Ví.
–La verdad eso no lo sé.– Era la primera vez que Zack tenía una pesadilla en su presencia. Se estremeció al recordar cómo de repente el joven gritaba clamando ayuda ante un fuego que no existía y como tomó el vaso con agua de la mesa de noche y le vertió el contenido en el rostro al no lograr despertarlo.
Tan sólo un momento después Marcus se presentó. Informó que todo estaba bien y agradeció la preocupación, pero pidió a los presentes que se retirarán.
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A la mañana siguiente, cuando abrió los ojos se encontró con algunos cambios. Dayan se había quedado con él, el resto de la noche, abrazándolo. Sonrió para si mismo, era muy agradable estar así. Por su parte Dante se había instalado en el sofá-cama del pequeño living.
Se levantó sigilosamente, y se dirigió a tomar una ducha. Después de vestirse tomó el laptop de Marcus y preparo las cosas para su consulta con Monrroy a través de video llamada, se salió al pequeño balcón de la habitación para tener un poco de privacidad y no molestar a nadie.
–Buenos días Zack. ¿Te encuentras bien?– pregunto de inmediato la doctora al ver la expresión afligida del muchacho.
Este negó con la cabeza primero – no, no lo estoy…
Comenzó a hablar de lo incómodo que se sentía, de cómo extrañaba aquellos tiempos dónde no le importaba lo que la gente pensará de él, pues no vivían lo suficiente para tratarlo y conocerlo. Su familia, era un tema muy delicado, crear vínculos, le era extremadamente difícil. Rachel había sido el primer vínculo que tuvo en años, la extrañaba con locura y no puedo evitar desmoronarse durante la video-llamada. Era cierto que Dante se había convertido en un buen amigo en muy poco tiempo, pero Ray era Ray y nada podía remplazarla.

Dante había despertado y escucho solo un poco de la conversación. Era un tema que no le inmiscuía, pero antes de taparse los oídos con la almohada no puedo evitar escuchar y sentirse dolido.

Su consulta terminó, Monrroy le dijo que no dudará en comunicarse si la necesitaba, ella lo llamaría tan pronto como le fuese posible.
Se encontró con sus tíos y el nipón despiertos, el plan era ir a almorzar y después recorrer parte de los terrenos de la hacienda. Tenía un viñedo y algunos otros lugares para pasear.
Se sentaron en una mesa aparte durante el almuerzo, y solo algunos de sus tíos se acercaron a saludar e indagar un poco de si Isaac se encontraba bien después de él alboroto de anoche. Marcus y Dayan agradecieron la preocupación, por su parte Zack se disculpó.
Caminar entre los cultivos de uva no era algo que esperará, pero tampoco era desagradable. Aprovecho que sus tíos se adelantaron para intentar reflexionar un momento.
–¿En que piensas?– Dante se había acercado al pelinegro al verlo tan pensativo.
–Yo… yo aún no sé cómo debería actuar frente a estás personas.
–Solo sé tú. Si les agradas que bueno y si no, ni modo. Seguirán siendo familia, eso no cambiará. Pero, o te aceptan como eres o te volverán a perder. Y tú solo te distanciaras de gente que aún no sabes si te agrada o no, así que mientras no te encariñes, no pierdes nada. Así de simple.
–Puede que tengas razón.
–En ese caso hay que averiguar si la tengo, esta tarde hay que reunirnos con tus primos.
–Esta bien– soltó con un poco más de confianza en su voz.
Pasaron el resto del día apartados de la familia y explorando los alrededores. Su brazalete electrónico del tobillo tenía un campo bastante amplio para poder moverse con naturalidad mientras no saliera de los límites de la hacienda. Por la tarde que regresaban pasaron por uno de los jardines y encontraron como el lugar estaba siendo acondicionado para llevar acabó la boda dentro de dos días.
Varias filas de asientos, algunos tótem que posteriormente serían decorados con flores. Un pequeño escenario con un altar.
–Así que aquí será la boda– comento el mestizo viendo los arreglos.
–¿Esto es para la boda? Es la primera vez que estaré en una, así que la verdad no sé cómo debo comportarme.
–No tienes que hacer gran cosa, te sientas y aprecias lo que hacen los novios, ellos serán el centro de atención. Fuera de eso solo tienes que guardar silencio e imitar al resto de los invitados. Después es la fiesta y el primer baile de los recién casados. La comida o cena, según el caso y música para bailar. Nada fuera de lo normal.
–Huh ¡Ya veo! – analizó lo que el nipón le dijo y de repente un pensamiento furtivo llegó a su mente. –Me pregunto si ¿algún día yo me casare?
–No es imposible, solo tienes que encontrar a la persona adecuada para eso. Y para eso tienes que conocer gente, así que comencemos por que aprendas a socializar.
–No me lo recuerdes. Maldición había olvidado la reunión con mis primos– se llevó las manos a la cabeza con algo de angustia.
–Jajajaja descuida, estaré contigo para guiarte.– le dio un par de palmadas en la espalda al Foster.
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Finalmente llegó la hora de la cena. A pesar de que le hubiese gustado conservar el lugar donde se sentó el día anterior, está ocasión la mesa se había dividido en un lado de tíos y otros para los más jóvenes.
Dante se sentó al lado derecho de Zack, dejando a Rose sentada del lado izquierdo del pelinegro.
–Pensamos que sería buena idea intentar romper el hielo de una buena vez, por eso nos acomodamos así.– Comentó Rose.
–No lo hubieran hecho– confesó cortante el pelinegro.
Iván de 29 años, Peter de 27, Dana también de 27 años, Aron de 23, Emma de 25, Charlotte de 24 años, Sergio de 22 y finalmente Rose con 26.
Tanto Zack como Dante se encontraban en la media de la edad con 22 y 23 años, por lo que el nipón suponía no debería ser difícil encajar.
–Cuéntanos un poco de ti Isaac – pidió Emma.
–¿Cómo qué?
–¿Podemos preguntar cómo te hiciste esas quema… – Charlotte fue callada por un zape en la cabeza por parte de Iván.
–¡shhhh! ¡Eso está prohibido!– regaño el primo mayor.
–Esta bien, no es como que fuese un secreto. La mujer que me tubo se hizo de un novio y ese bastardo hijo de perra intento matarme prendiendo me fuego.
Un silencio se formó entre los primos.
–¡Zack! ¿Qué son esas palabrotas?– bromeo Dante.
–¡¡Tú dijiste que fuera yo, grandísimo estúpido!!
–Jajajajaja lo sé, lo siento, solo quería sonar responsable jajajaja– le hacía gracia la situación.
Agregar algunas groserías a sus expresiones lo hacía sentirse más como el mismo. Las comenzó a suprimir para hablar con sus tíos ya que además de quererlos, los respetaba. Pero con sus primos, se daría el lujo de usar algunas.
Después de la cena se retiraron al pequeño bar que se encontraba en las instalaciones de la hacienda. Pidieron algunas cervezas, sin embargo tanto Zack como Dante se limitaron a pedir refrescos. El simple olor de la cerveza le era poco agradable al pelinegro, además de que tenía prohibido el alcohol por sus medicamentos. Por su parte el mestizo se solidarizo con él y también pidió una soda.
Sus primos le hablaron un poco de ellos mismos para presentarse y que a Isaac le fuese más fácil entrar en confianza.
La mayoría de ellos eran muy chicos cuando Isaac desapareció. Así que realmente no recordaban mucho de la situación, incluso se llegaron a preguntar si realmente habían tenido un primo de nombre Isaac. Los mayores recordaban mejor lo sucedido y ellos eran los que se lamentaba la pérdida del niño.
Cuando recibieron la noticia de que había aparecido rastro de él en un orfanato que se dedicaba al tráfico de menores lo terminaron de dar por muerto. Incluso renunciaron a la idea de seguir buscándolo.
Los únicos que jamás se dieron por vencidos fueron Marcus y Dayan. Así que el día que ellos avisaron que Isaac había aparecido y estaba en el hospital dejo a casi toda la familia en shock. Pero al mismo tiempo y a pesar de que la mayoría hizo sus maletas para ir a verlo, Marcus les pido no ir a visitar al chico ya que este se encontraba totalmente inestable psico-emocionalmente.
No hablaron mucho del tema legal. Solo dijeron que la policía tenía cargos contra él y que eso estaba complicando más su recuperación.
–Podrías contarnos Isaac, ¿cuáles fueron los cargos en tu contra?– se atrevió a preguntar Aron. – Claro solo si quieres– reitero para no sonar exigente.
–¡Hah! No lo sé.– se rasco la cabeza nervioso.
–¡Vamos!– secundó Charlotte, quien adoraba el chisme.
–¡No lo presionen!– intervino Rose– No tienes porque decirnos si no quieres.
–Yo… yo asesiné a los dueños del orfanato– soltó de golpe y sin vergüenza alguna.
Dante volteó a verlo no dando crédito a lo acababa de escuchar. Le dijo que fuera el mismo, pero no creyó que llegara a confesar algo así. Sin embargo si Zack quería ser él, lo apoyaría.
La cara de los otros jóvenes mostraba total confusión, incluso la mayoría evitó el contacto visual con el de ojos bicolor.
–Ese lugar era un infierno– prosiguió Zack – fui abandonado allí por la mujer que me dio a luz, justo después de que el bastardo de su novio me prendiese fuego. Los encargados del “orfanato” eran un matrimonio muy cruel. Esos hijos de perra traficaban con los niños que llegaban allí, un sujeto los compraba, por obvias razones no me llevó a mi. Y ni hablar de los escasos cuidados que recibí para cuidar mis heridas. Alimentarnos jamás fue su prioridad. Si no eras fuerte en ese lugar, morías y terminas enterrado en el patio trasero. Y adivinen a quien querían usar de su maldito sepúltelo personal. Los odiaba, los odiaba como no tienen idea. Así que un día tuve suficiente, tomé un cuchillo de la cocina y los asesiné. Abandoné ese lugar. Mi terapeuta dice que desarrolle un trastorno sociópata. Me ha tomado unos años estar lo más sano posible.
–Escuchamos un rumor de que habías estado en prisión– dijo Rose– pero creímos que solo era eso, un rumor.
–Es cierto, estuve en prisión por haberlos asesinado. Pero estuve aún más tiempo en una clínica psiquiátrica.
–Eso quiere decir que tú…– murmuró Peter.
–¡Soy un loco! Jajajaja río con gracia– pero saben me siento mejor después de decírselos.– sonrió para si mismo.
Realmente se había quitado  un peso de encima. Ser el mismo para amigos y enemigos, fuese aceptado o no, él era un asesino, no importaba que hablara solo de su primer homicidio, el pecado de haber matado personas lo acompañaría siempre. Sin embargo, al menos siendo el mismo y haciendo lo que el quisiera, dejaba de lado muchas de sus preocupaciones.
–Los veo un poco callados– cuestionó Zack en broma. – Iré a dormir. Los veo mañana.– se despidió y dio a Dante una pequeña palmada en la espalda –¿Vienes?
–Me quedaré un rato más– dicho esto dio un sorbo a su refrescó.
Zack se retiró. Estaba cansado, pero de buen humor.
–No pareces sorprendido Dante – cuestionó Iván un minuto después de que el pelinegro se fue –dinos, tu ¿Lo sabías?
–¿Realmente Isaac asesinó personas?– agregó Sergio aún impresionado.
–Lo sé desde que nos conocemos, la verdad no creí que lo confesará tan pronto a ustedes.
–¿Cuánto tiempo llevan siendo amigos?– cuestionó nuevamente Sergio.
–Tres meses y medio, tal vez cuatro.
–¿Cómo puedes estar tan tranquilo? El mismo dijo que era un psicó…
–¡Sociópata! No lo confundas– Corrigió Dante un poco molesto.
–Creímos que era un chico extraño, pero no puedo creer que el mismo confesará algo así. –dijo Emma, intentando controlar sus ansias.
–Zack tiene una esencia diferente, eso es lo que me agrada de él. Y sobre todo, es tan honesto como puede, no solo con los demás, sino también con el mismo. Él a pesar de todo es una buena persona. Así que primero terminen de conocerlo y después júzguenlo sí aún quieren. Gracias por la velada, la pasé bien. –se puso de pie– compromiso y buenas noches.
Se retiró despacio.
Llegó a la habitación y se encontró con Zack dormido en medio de la cama, probablemente se había desplazado sin darse cuenta. Lo empujó un poco para hacerse espacio para acostarse.
Un par de ojos heterocromaticos lo miraron un poco desubicados.
–¿Puedes darme más espacio?– pregunto el mestizo amablemente.
–Huh– solo asintió y se recorrió.
–Gracias– dijo mientras se acostaba a un lado del pelinegro. Llevó una mano a la negra cabellera y la sacudió gentilmente.
–¿Qué piensas… de lo que hice?– balbuceo entre sueños.
–Creo que fue brillante. Sin embargo si no pueden procesar el asesinato de escoria como esa, es mejor que no sepan nada de los demás asesinatos.
–Tienes razón, sabes lo mejor es ser yo, sin importar lo que opinen los demás.
–Me alegro por ti Zack.
–Dante…– bostezo– gracias por estar aquí.
–No me lo agradezcas, se que soy genial.
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A la mañana siguiente se tomó un momento para contarle a sus tíos  lo que había hecho. Las acciones del chico los tomo por sorpresa. Creían que era mejor que el asunto de los homicidios lo supieran la menor cantidad de personas posibles, sin embargo ya estaba hecho.
Se encontraban almorzando cuando sus abuelos llegaron al lugar saludando a todos.  Lo presentaron. Los adultos de la tercera edad de inmediato se mostraron afectuosos con él.  Lo abrazaron, su abuela insistió en sujetar su rostro y verlo a los ojos fijamente, ella lloró. Le hablaron de lo triste que había sido darlo por perdido y le recordaron lo mucho que se parecía a su padre. Le llevaron un par de regalos y le pidieron que los abriera allí mismo. Una cámara de fotos instantáneas (como la que había destrozado hace un par de años) y varios cartuchos para fotografía fue su regaló. En verdad le gustó y lo agradeció.
Sus primos estaban muy callados, pero en ese momento ya no le importaba. Incluso se dio el lujo de almorzar un tazón de cereal con soda. Si iba a ser diferente, lo haría bien.
–¿Cómo puedes comer eso? – Se quejó Dante un poco asqueado.
–Pasa tres semanas sin comer bien y te sabrá delicioso– se burló Zack.
–Déjame probar– pidió el nipón. El de ojos bicolor preparó una cucharada y la llevó a la boca ajena. –Aaah…– exclamó Dante al momento de dar el bocado. No mastico mucho y tragó casi de inmediato. –¡¡¡Ihug!!!  ¡Demasiado dulce! – se quejó graciosamente y tomó un sorbo de su café.
–Jajajajajaja– Zack no pudo evitar burlarse estruendosamente.
Todos voltearon a verlo, especialmente sus primos.
–Esta de muy buen humor – comentó Dayan con aire maternal ante tan estruendosa risa.
–¡Ya veo! – Comentó la anciana. Ambos abuelos se ponían al corriente de como era su nieto en palabras de sus titulares.
Rose se colocó de pie y se acerco a los chicos, no es que los hubiese evitado, solo había estado ocupada con los últimos preparativos para su gran día.
–Te vez feliz hoy, muy diferente a los días pasados.
–Eso es porque hoy puedo ser yo.
–Me alegro, no imagino el peso de vivir fingiendo ser alguien que no eres.
–Tu lo entiendes, eso es bueno.– Agregó Dante– pero ¿Qué hay de los demás?
–Anoche, todos quedamos impactados. Iván enloqueció por decir lo mínimo. Y todos estamos algo confundidos. Pero yo quería que vinieras a mi boda después de todo.
–Yo prometo no arruinar el día de mañana.– confesó Zack.
–Gracias– le sonrió con ternura.
En el pasado, esa sonrisa hubiese sido tan peligrosa, pero tenía meses que no quería matar a nadie y menos a nadie que fuese aunque sea un poco importante para él.
–Tú prometido, ¿llegará hoy o mañana?– pregunto el mestizo con curiosidad.
–Llegara hoy en la noche, pero creo que se los presentaré mañana después de la boda.
De todos sus primos, Rose le parecía la más accesible.
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Acabando el almuerzo, le pidieron pasar tiempo con sus abuelos. Para fortuna de todos, Zack tenía un apreció especial por los ancianos.
Su tía Ví, también se quedo un rato para convivir con su sobrino.
El día transcurrió de manera apacible.
Por la tarde, se enteraron de que el promedio de Rose había llegado. Esté saludo cariñosamente a toda la familia, tenían años conociendo lo después de todo.
Ted Osborne, había conocido a Rose durante la escuela y tenían saliendo cerca de 6 años y finalmente estaban listos para casarse.
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El día al fin había llegado. Desde temprano se comenzó con los preparativos finales. Desde el balcón del cuarto Dante y Zack podían apreciar como los floristas y acomodadores iban de un lado a otro. La boda era a mediodía, Dayan y Marcus tuvieron que apurar a los más jóvenes a arreglarse para asegurarse de que estuviesen a tiempo.
Zack se colocó el pantalón de vestir y una camisa rojo brillante, acompañado de unos tenis converse. Tomó un rato convencerlo para que se animará a usar una corbata negra de esas que se ponen con broche. Finalmente un cubrebocas negro que finalizaba su outfit.
Dante usaba un traje azul marino acompañado de una camisa gris, una corbata vino y zapatos Oxford cafés. Se peinó formalmente, por lo cual el de ojos bicolor no podía evitar verlo con curiosidad.
–¿Sucede algo Zack?
–Te vez muy diferente peinado así.
–Bueno, es un evento elegante, hay que arreglarse.
Marcus entró en la habitación buscándolos.
–¡Chicos, ya es tarde! ¿Les hace falta algo? Zack ¿Ya tomaste tu medicina?
–Ya estamos listos y sí ya la tomé– respondió con un poco de fastidió.
Se dirigieron al jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia. Pero en el camino se percató de que había demasiada gente. Algunos eran familia que apenas había llegado ese día y lo sabía en cuanto sus tíos se detenían a saludar un breve momento. Otros eran amigos y compañeros de trabajo tanto del novio y la novia y finalmente los más extraños eran los de la familia del prometido de su prima.
Había tomado un cuarto de sedante extra el cual le recetó Monrroy. Además de practicar sus ejercicios para control de la ansiedad. Sus tíos se sentaron casi hasta adelanté, dando la oportunidad a los jóvenes de decidir donde se sentarían, escogieron la última fila. De este modo si Zack requería retirarse no llamaría tanto la atención de los presentes.
Tardó un momento para que todos estuviesen en sus lugares. La música comenzó a sonar. Todos se pusieron de pie para recibir a la novia.
Rose llegó vistiendo un hermoso vestido blanco corte sirena con finos detalles de pedrería y un velo con finos detalles bordados el cual cubría su rostro parcialmente. Y un bouquet de coloridas flores.
Las 4 damas de honor portaban vestidos celestes y un brazalete de flores.
El novio portaba un smokin negro, con corbata de moño y zapatos negros.
Todo era nuevo para él. Intento prestar atención al evento en lo que a formas, detalle, colores, olores y sonidos se refería. Había algo en todo esto que no puedo evitar derramar un par de lágrimas.
–me pregunto si yo… – murmuró para sí mismo– ¿me casaré algún día?
Recordó aquel tiempo cuando Ray lo visitaba en el centro psiquiátrico y él se ilusiono con la idea de hacer una vida junto a ella. Ser novios. Y tal vez, solo tal vez, casarse.
Dante sujeto su muñeca para hacerlo salir de sus pensamientos. Solo recibió una mirada triste, pero amable.
La ceremonia terminó. Todo se acercaban a felicitar a la joven pareja de recién casados.
La mayoría de los presentes se tomaban fotos con la pareja. Marcus y Dayan convencieron a Zack para que ellos también se tomarán una foto.
Fueron presentados brevemente por Rose con su esposo. Ted era un hombre amable y atentó, que a pesar de ver a Zack con curiosidad, decidió que el chico parecía agradable.
Un poco más tarde la mayoría de los invitados estaban en sus mesas correspondiente. Cada mesa era para 10 personas, así que el no saber con quiénes se sentarían lo puso un poco ansioso, comenzó a tamborilear los pies en el suelo. Sus abuelos se sentaron en aquella mesa, lo cual le trajo un poco de calma.
Finalmente su tío Eduardo, junto con su esposa Dennis y sus primos Aron y Emma se sentaron ocupando los últimos lugares.

El almuerzo transcurrió de manera alegré. La comida estaba deliciosa, Dante con frecuencia lo corregía sutilmente para que nadie dijera nada de sus modales, sin embargo, a ninguno en su mesa parecía importarle. Su abuela le dijo que se alegraba de que estuviese allí con ellos. Su abuelo le llama muchacho cada 5 minutos.
A pesar de que el primer baile ya había sido hecho, el vals comenzó a sonar nuevamente.
La novia se acercó a la mesa junto con su madre y su prometido.
–¿Cómo lo están pasando? ¿Se están divirtiendo?– pregunto la tía Violeta.
–Si, por supuesto.
–Claro– afirmaron la mayoría.
–¿ Y tú Zack?– pregunto Rose.
–Creo que estoy bien –se veía dudoso.
–Zack, ¿te puedo pedir un favor?– cuestionó la novia.
–¿Hah? Claro.
–Baila conmigo.
–¿Yo? ¡Bailar! Yo no sé hacerlo– se rasco la nuca nervioso.
–No te preocupes– colocó su mano en el antebrazo del pelinegro – yo te guío.
Era una petición extraña, pero al mismo tiempo quería complacer a su prima. Se colocó de pie despacio y se dejó guiar por la chica a la pista de baile.
–Solo da pasos cortos y sígueme el ritmo– le dijo al oído mientras sujetaba una de sus manos y la otra la acomodaba en su cintura.
–Nos están viendo.– comento incómodo.
–¿Y? Descuida. Sabes yo realmente quería verte Isaac.
–¿En verdad?
–Si.
–Yo tenía miedo de arruinar tu boda, me alegra que todo esté saliendo bien.
–Sabes, eres la única persona que le perdonaría arruinar mi boda. Lo creas o no te extrañé Isaac.
–Es conmovedor saber que te acordabas de mí, yo los olvidé a todos, algunas veces recuerdo un poco, pero todo esto es extraño.
–Lo sé.
Bailaron otro momento en el que hablaron un par de temas de menor importancia. Finalmente acompaño a Zack a sentarse nuevamente.
Minutos más tarde se repartió el pastel. Aun cuando se encontraba bajo control, su madre le sugirió que se retirarán a descansar al cuarto un rato. El nipón se ofreció a acompañarlo.
–Ha sido una boda hermosa ¿Tú qué opinas Zack?
–Ha sido interesante. Es la primera boda a la que asisto, así que supongo que estuvo bien.
–Dime Zack ¿Has considerado casarte?– pregunto con un poco de curiosidad.
–Lo pensé… hace unos años… quería estar con Ray – suspiro– pero ya sabes el resto.
–Entiendo. Tal vez con el tiempo conozcas a alguien más de quién te enamores.
–Creo que hay alguien… – se atrevió a mencionar–  incluso por momentos me recuerda a ella. Pero, realmente no estoy seguro, tampoco estoy seguro de sí seré correspondido.
Llegaron a la habitación. El mestizo cerró la puerta y un segundo después se encontraba realmente confundido.
El pelinegro había unido sus labios inesperadamente, intentando tímidamente profundizar el beso, pero con un mínimo de respuesta por parte del nipón.
Se retiró despacio, y observó la cara de sorpresa de Dante y cómo esté intentaba esbozar una sonrisa.
–Esto es algo que no esperaba.
–Lo lamento, no te enfades por favor.– se apresuró a disculparse.
–Zack, eres mí amigo y te quiero. Pero yo no soy Rachel, jamás quise serlo y jamás podré serlo.– Colocó sus manos en los hombros ajenos. – Quiero que me quieras por quién soy, lo entiendes. Te puedo asegurar que tú no estás enamorado de mí, a menos que me demuestres lo contrario.
–Tienes razón, tú no eres Ray, tú eres Dante, mi amigo. Mi amigo de verdad.
–Aclarando esto, ya te puedo corresponder el beso. – respondió de manera aligerada.
–¡Olvídalo! No pienso volver a hacerlo… por ahora.– Murmuró lo último.
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La fiesta terminó entrando la noche. Para ese momento la tercera parte de los invitados se habían despedido.
Por parte de los instalados en el hotel no había problema en la hora.
Al día siguiente se reunieron para almorzar antes de despedirse. Los primos se acercaron a Zack y a Dante para poder platicar un último rato antes de tener que regresar a sus vidas habituales. Todos lo habían analizado y habían llegado a la conclusión de que Zack en definitiva era extraño, pero la vida lo había vuelto así, no podían culparlo. En lo que a ellos respecta solo había matado a un par de personas, no es como si fuese un asesino serial.
Finalmente se despidieron. La tía Violeta no pudo evitar abrazar a su adorado sobrino con fuerza. Sus abuelos también le dieron algunas muestras de afecto. Esperaban poder visitarlo para las festividades decembrinas. Rose y su marido también fueron a despedirse. Ellos irían rumbo al aeropuerto para ir al destino de su luna de miel.
Aun estaba un poco confuso con respecto a esas personas. La mayoría le agradaban, sin embargo sus deseos por regresar a su hogar lo hicieron acelerar la despedida de los mayores. Finalmente lo Foster partieron rumbó a su casa.









Notas
Tardé una eternidad en terminar este capítulo e incluso creo que al final lo dejé medio simplón, pero ya me urgía terminarlo.
Le puse el shonen-ai que yo tanto quería por que, pues yo quería.

No sé desesperen, el regreso de Ray está por llegar en uno o dos capítulos.

Espero estén disfrutando está historia.

Algo así se vería Zack con su camisa roja, solo que no tan desalíneado

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Algo así se vería Zack con su camisa roja, solo que no tan desalíneado. Y con Convers (la marca no me patrocina u.u )

u )

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Sin Alas (Satsuriku no tenshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora