Empacó sus pertenencias en la maleta que le fue prestada por Marcus. Dejar esa habitación tan vacía cómo el día que llegó y saber que no volvería allí le causó una extraña nostalgia, que, en veces pasadas de dejar algún refugió nunca experimento, ni siquiera cuando dejó su piso después del tiempo indefinido que vivió allí. Pero él había cambiado y ya no necesitaba estar allí. Abrió la boca como pensando decir algo y un segundo después la cerró haciendo una triste sonrisa.
–¿Estás listo?– le pregunto Monrroy quien yacía a un par de metros.
Dio otro breve vistazo a la habitación – lo estoy– sentenció con seguridad y alzó la maleta para en compañía de su médico, dirigirse a la sala común dónde sus tíos lo esperaban.
–¿Quieres que te ayude con eso?– le pregunto Marcus.
Negó con la cabeza –estoy bien, no pesa– aseguro.
–¡Zack!– le habló Monrroy –te felicito, has tenido una recuperación increíble, espero no tenerte internado aquí nuevamente. –El pelinegro sólo asintió– Y nos seguiremos viendo para tus consultas.
–eso ya lo sé– sonrió seguro de si mismo – ¡la veré después Doc!
–Cualquier cosa no dudes en llamarme.
Subió al vehículo familiar, aquel vehículo dónde lo habían trasladado desde la comisaría de policía al hospital, después al psiquiátrico y a números lugares. Observó el camino a casa con cierta atención y curiosidad. Sabía que no era la última vez en recorrerlo, pero quería memorizarlo por capricho.
Llegaron a casa y se dirigió a su cuarto a desempacar. Minutos más tarde el detective McGroening, quien había llamado para avisar de su visita, se presentó en la casa de los Foster para dar algunos avisos y precauciones, además de a su manera, felicitar al joven por haber llegado más cerca de la sanidad mental.
–¿Qué rayos es esto?– le intrigaba a aquel aparato que había colocado frente a él.
–Es un teléfono celular, esta intervenido para controlar el contenido de éste.
–¿Y eso para que?–cuestiono con gran duda.
–Ahora comenzará una vida casi “normal” sin embargo no estás libre aún, todavía tienes numerosas restricciones muchacho– explicó Orson– se que no estás muy familiarizado con internet y redes sociales aún, pero para restringir estas y que aún así puedas estar en contacto es que te hago entrega de este teléfono.
–se que los celulares son para hacer llamadas, pero jamás he usado uno– comentó tomando el aparato y observándolo cuidadosamente como si en cualquier momento este pudiese romperse.
–Descuida, te enseñaremos como usarlo– le dijo Dayan.
–Esta bien, supongo que no ha de ser tan difícil.
Le entrego a la familia una lista de todas las restricciones, asuntos a considerar y pasos a seguir en caso de que hubiese algún tipo de problema que involucrarse a Zack.
Por su parte Isaac seguía investigando por su cuenta aquel aparato y perdiéndose la información que les brindaba él policía. Parecía una pantalla relativamente pequeña con escasos botones y ranuras cuya función no entendía aún.
Comenzó a aventurarse y a apretar uno de los 3 botones laterales, la pantalla se encendía y le mostraba la hora y un fondo de pantalla de un cielo con nubes. Volvió a presionar y después presionó los otros botones laterales que indicaban el volumen. Su curiosidad de cómo ese aparato funcionaba lo llevo a querer abrirlo, aunque no estaba seguro de como, una pequeña ranura pasaba por el perímetro del celular, así que coló las uñas allí y comenzó a tirar hacia ambos lados.
–¡detente allí!– le dijo Marcus casi arrebatándole el teléfono móvil de las manos –lo vas a romper.
–¡Perdón!– se sintió un poco avergonzado y se rasco la cabeza para disimular.
McGroening se retiró.Después de la cena, le explicaron a Zack como usar el celular. Él se emocionó al ver todo lo que se podía hacer con un solo aparato. También le explicaron el uso de las redes sociales. Solo podía tener Whatsapp y por ende sus único contactos eran solo 4, Dayan, Marcus, Monrroy y el detective. Una vez comprendiendo como funcionaba y con un poco de dificultad, apunto el número del Gray, solo por sí acaso.
Llegó el lunes, el primer lunes en su casa, Marcus salió temprano al trabajo, por su parte Dayan fue a despertar a Zack para llevarlo a su consulta con Monrroy, a pesar de que se levantó con pesar, lo hizo de buena gana. No se arreglo demasiado para salir, solo se colocó un pantalón y zapatos, desayuno cereal y en cuestión de solo un par de horas fue y regreso de su consulta con la Doctora Monrroy, no tenía gran cosa que contar salvó lo del celular e intentar indagar sin mucho éxito de la ojiazul. De regreso en casa un gran ocio que no había sentido hace tiempo lo invadió. Tal vez podía ver televisión el resto del día, pero tampoco era su plan de estar allí, lo quisiera o no, tenía reglas que seguir y estás lo limitaban a sólo 2 horas y media de televisión o videojuegos al día. Había leído casi todos sus cómics varias veces, así que tal vez podría leer uno de los nuevos que aún permanecían en su bolsita de celofán.
Tal vez podría pasar tiempo con su tía, ella se había quedado en casa después de todo. Así que se asomaba constantemente a donde ella se encontraba.
Dayan había dejado su trabajo en un corporativo, para trabajar desde casa mientras cuidaba de Zack. A pesar de tener una oficina en casa, este no fue el lugar tranquilo que esperaba para trabajar y menos después de que él muchacho la buscara numerosas veces ya sea por atención, pedir permiso para cualquier cosa, preguntar cosas o cualquier escusa que se inventara. Termino por ir a trabajar al comedor, desde dónde podía convivir de mejor manera con él joven, quien se sentó al otro extremo de la mesa a leer un cómic.
–¿Qué es mitosis?
–¿Cómo?
–¿Qué es mitosis? Lo dice aquí – señaló una página en la revista.
–Se refiere a la división celular, es como se reproducen la mayoría de las células.
–Ya veo, gracias– volvió a su lectura.
Ella lo miró con cierta ternura, era la quinta palabra por la cual preguntaba el significado, el cómic de ese día estaba lleno de palabras nuevas para él y ella pensó que no era su culpa desconocer el significado de muchas palabras, era cierto que si bien podía enseñarle a usar un diccionario, el responder aquella duda personalmente tenía algún tipo de valor emocional para ella.
Termino su trabajo de ese día y cerró el laptop.
–¿Quieres comer algo Zack?
–Si– le respondió animado.
Ya en la cocina preparó un par de sándwiches. Isaac observaba atento, que su tía preparase comida para él, era el más grande acto de amor que podían darle. Sonrió, una calidez surgió en su pecho de modo agradable.
Fragmentos del recuerdo de alguien preparándole un sándwich hace tiempo llegó a su mente sorprendiéndolo, eran las manos de una mujer, pero no podía vislumbrar el rostro para saber de quién se trataba. Esa duda lo incómodo, sería su progenitora o su tía, el quería que se tratara de la segunda.
Un rato después ayudo a su tía con la preparación de la cena, a pesar de tener prohibido usar instrumentos punzocortantes, Dayan le confío un cuchillo de punta redonda a Zack para que le ayudase a rebanar verduras.
Cuando Marcus regreso a las cinco de la tarde indagó cómo había sido el día de ambos. Era obvio que Isaac se encontraba ocioso, por lo cual tenían que planear como mantenerlo lo suficientemente ocupado.
Lunes, miércoles y viernes tenía consulta con Monrroy. Algunos días le ponían películas animadas, le daban plastilina o algún juguete para que se entretuviese. Leía algún cómic o cuento, o se ponía a escribir o dibujar. Si Dayan se desocupaba temprano, le dedicaba un rato a enseñarle a usar internet o preparaban algún postre juntos.
Por las tardes, después de la cena, Marcus se sentaba con él a jugar videojuegos, le explicaba lo básico de tocar guitarra o comentaban algún comic.
Zack estaba consciente de que el trato que estaba recibiendo parecía más para un niño, aunque desconocía mucho de la vida de un niño normal, así que tampoco podía estar seguro. Pero a pesar de todo se sentía a gusto con su situación actual, tampoco es que pudiese hacer mucho.
Las semanas pasaron y después de algunas prueba y error, por fin la rutina para mantenerlo entretenido y que dejara trabajar a su tía, estaba hecha. A eso se había sumado el llevarlo a sus consultas con Monrroy cada tercer día y agendar las futuras visitas al nutriólogo, el dentista, el dermatólogo y una a la peluquería ya que su cabello se encontraba más largo de lo usual. En el pasado cuando Isaac sentía que tenía el cabello muy largo, agarraba mechones y los cortaba con el cuchillo, había aprendido a no tusarse demasiado.
–Oye Dayan ¿es necesario ir a la peluquería?
–¿No quieres ir?
–No es eso, yo sé que necesito un corté de cabello pero, el otro día vi que le cortaste el cabello a mi tío, quería saber si también puedes… cortarme el cabello a mí.
–Claro – le respondió.
Lo sentó en una silla, en el baño, le coloco una bata y comenzó a cortarle el cabello poco a poco. Se había quitado las vendas para evitar que el cabello que calles se atorase en estas y llegará a picarle. Sentir como cepillaban su cabeza hizo que se relajara hasta el punto de quedarse dormido.
Minutos más tarde sintió como acariciaban su mejilla y abrió los ojos.
–¿Huh?
–Terminamos. Sí quieres tomar una siesta ve a tu habitación.
–Estoy bien… – bostezó–.
–Dime Zack ¿Eres feliz con nosotros?
–¿Hah? ¡Claro que lo soy!– se apresuró a contestar.
–¡Yo también soy más feliz desde que estás aquí! – le sonrió.
Y a pesar de que en un pasado esa acción pudo haber terminado en resultados fatales para la mujer, en ese momento su efecto fue que el chico correspondiese con otra sonrisa.
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Sin Alas (Satsuriku no tenshi)
FanfictionLa vida nunca parecía sonreírle. Y aún así, se aferran a ella con una fuerza increíble. A pesar de que le habían arrebatado todo desde muy joven, cosas como la dignidad, la inocencia, la humanidad, el amor. Sólo quedaba un joven que vivía para mata...