𝐉𝐚𝐮𝐥𝐚 𝐲 𝐋𝐢𝐛𝐞𝐫𝐭𝐚𝐝 |𝐂𝐲𝐂²| 𝐋𝐞𝐯𝐢×𝐎.𝐂.×𝐂𝐨𝐥𝐭 𝐆𝐫𝐢𝐜𝐞

Cap. 2: "Después del mar"

Conocer el mar fue emocionante para todos pero aún así volvieron decepcionados, porque aquel lugar que simbolizaba la libertad sólo escondía más enemigos, solo escondía el oscuro futuro que les esperaba. 

Once meses después de la devastación de Shiganshina aún vivían en una paz frágil y temporal.

—Livaiii~ vamos al lago. Tendremos un día de campo. —canturreó Saya entrando a la habitación que compartía con el Capitán, él alzó una ceja con burla.

—¿Es comestible algo de lo que llevas en ese bolso, mocosa?

—¡Claro que sí! —gruñó jalándolo del brazo para que se pusiera de pie. Últimamente el azabache accedía a todas las extrañas peticiones de la chica, después de todo estaban disfrutando antes de que llegara el caos inevitable, y ellos lo sabían.

Salieron del Castillo en el que vivían todos los miembros de la Legión y los Gizinos del Ejército y caminaron alrededor de diez minutos por el bosque donde se besaron por primera vez.

—Que buenos recuerdos en este bosque, ¿no? —Saya lo miró divertida y Levi chasqueó la lengua.

—Buenísimos recuerdos, sobre todo por el balde con agua sucia que me tiraste, ¿te acuerdas de eso?

Saya soltó unas carcajadas y lo miró inocentemente.

—¿Por qué te quejas? Si te gustó, por algo me besaste ese día, ¿verdad?

—No fue por el agua sucia, mocosa insolente. —Levi alzó una ceja en dirección a la chica y aprovechó la cercanía de un árbol para acorralarla ahí. —¿Quieres saber por qué?

—Mmm, ¿por qué? —preguntó divertida pasando sus brazos por los hombros del azabache.

—Porque me gustabas demasiado. —Saya alzó un poco las cejas, no dejaba de desconcertarla un poco cuando era más abierto con ella, aunque lamentablemente solo pasara cuando estaban solos.

—Te amo. —murmuró cerca de sus labios, Levi esbozó una sonrisa casi imperceptible y juntó sus labios besándola suavemente mientras abrazaba su cintura. Para él era paz estar con ella, pero generalmente no le contestaba aquellas frases por sentirlas demasiado cursis, prefería demostrárselo con gestos.

—Vamos al lago. —habló alejándose un poco. La chica asintió con la mirada un tanto baja.

Tras un rato llegaron al lugar y se sentaron en el pasto, el Capitán obviamente había tomado una manta de la habitación y la puso en el suelo para luego sentarse ahí. Saya dejó el bolso a un lado y se recostó en la manta. Ese era el lugar de ellos. Donde de vez en cuando se escapaban, la mayoría de veces por capricho de la chica, para estar solos y disfrutar de la compañía del otro.

—Levi... ¿qué pasará con nosotros ahora? Ahora que sabemos que existe ese tal Marley... ¿qué vamos a hacer?

—Hange y los otros altos mandos están planeando qué hacer. Pero no tenemos las condiciones para cruzar el mar.

Saya apretó un poco los dientes.

—Debemos ir, Levi. Debemos acabar con ell-

—¿Saya, de nuevo con eso? —el Capitán se giró hacia ella con el ceño fruncido, desde hace un tiempo la chica solo le hablaba de venganza, de matar, de que quería sangre y ya estaba empezando a preocuparlo. La entendía, si, pero cada vez era más extraño.

—Claro que de nuevo con eso, ¿acaso tu te quieres quedar aquí simplemente a esperar que nos ataquen de nuevo?

—No, mocosa. No es eso pero-