Estaba cansado de sentirse triste y de mantenerse escondido en el departamento, habían pasado tres días desde la última vez que vio a Seokjin, así que ese día decidió salir a caminar para despejarse.
El invierno había llegado a las calles de Londres, sentía el aire frío acariciar sus mejillas, se encogió más en el abrigo que llevaba puesto, miraba las calles y la plaza enfrente, observa a las parejas tomadas de la mano y su corazón volvió a doler, dudaba volver a enamorarse, no quería sufrir, desde ese momento solo se enfocaría en su trabajo, siguió caminando y entro a la primera cafetería que encontró.
La campanilla del local sonó cuando entró, no había mucha gente en el lugar, sacó sus manos de su bolsillo y las calentó con vaho de su aliento mientras las acariciaba entre sí, se acercó a la barra y sonrió a la joven detrás de esta.
.—Buenas tardes ¿Qué desea ordenar?.‐preguntó la joven con voz amable.
.—Buenas tardes, me da un cafe negro.‐La joven asintió mientras Namjoon le tendía los billetes.
Salió de la cafetería con su bebida en mano, cruzó la calle para caminar por aquella plaza, miraba los árboles frondosos que cubrían la mayor parte del lugar. Caminó durante varios minutos bebiendo y observando todo, en un momento decidió ver a la calle del frente, no fue una gran idea, miró a Seokjin tomado de la mano junto a Blair, de todas los lugares en Londres, debía encontrarse con ellos, su corazón se sacudió cuando observo el rostro pálido y poco vivaz de Seokjin, era hermoso incluso si se veía agotado, Blair por su parte observaba una tienda de lo que estaba seguro era para bebes y eso lo molesto, ese bebe era el principal problema por el cual las cosas con Seokjin no habían funcionado, agito su cabeza por aquellos pensamientos, no era culpa del bebé, el hecho de que Seokjin no tuviera la valentía para haberle dicho la verdad, fijó su vista de vuelta en la pareja, pero esta vez era Seokjin quien tenia su vista fija en él, no supo cuánto tiempo estuvieron de esa forma, solo mirándose, como si de esa forma pudieran transmitirse todo lo que pensaban, Namjoon sintió algo rozar su cabello y alzó la vista para ver que era, la nieve acaricio su rostro como si fueran pequeñas flores de cerezo.
Cuando bajó la cabeza esperaba ya no tener la mirada de Seokjin sobre él pero fue peor, ahora Blair también lo miraba con una gran sonrisa, ella agitó su mano en forma de saludo para luego tomar la mano de Seokjin y cruzar la calle acercándose hasta él.
Blair abrazo a Namjoon entusiasmada. —Namie, ¿Cómo has estado?.‐Namjoon dio palmaditas en la espalda de Blair y miró a Seokjin quien tenía el ceño fruncido.
"Namie" ese pequeño apodo hizo que Seokjin se sintiera enojado, nadie podía llamar a Namjoon de esa forma, nadie a parte de él.
.—He estado bien Blair.‐habló cuando se separó de ella.
.—¿Por qué no has llamado?.‐preguntó la mujer formando un puchero en sus labios. —Tenía mucho que contarte, eres un mal amigo.‐
La palabra amigo quedó grabada en la mente de Seokjin ¿Acaso Namjoon y Blair se conocían mucho más de lo que pensaba?. Eso era imposible solo se habían visto una vez, según recuerda, y fue en la celebración de la empresa.
.—Seokjin, saluda.‐la voz de Blair atrajo su atención.
.—Hola Namjoon.‐estiró su mano esperando que sea estrechada.
.—Seokjin.‐saludo Nam, estrecho su mano y la soltó de forma rápida, no quería que Seokjin sintiera su nerviosismo.
Seokjin observó detenidamente el rostro de Namjoon, sus ojos estaban hinchados y tenia ojeras marcadas, tambien tenia los labios resecos, sintió la gran necesidad de besarlos para de esa forma humedecerlos y sentir la suavidad de estos, sabia que aunque Namjoon le sonreía de manera amable a Blair, no era una de felicidad sino de compromiso, estaba seguro que a Namjoon le costaba demasiado seguir la conversación con Blair pero no quería ser descortés con ella, cuando iba a hablar para que ellos terminaran la conversación y así evitar hacer sentir más incómodo a Namjoon, Blair se adelantó.
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Y SI TE PIDO QUEDARTE....
RomanceEran inicios de los 50s, dos mejores amigos divirtiéndose sin ninguna presión de por medio, bailando al compas de la música que sonaba en el toca disco, sin pensar en conseguir esposa o formar una familia, todo era diversión. Hasta que llegaron a l...