Estaba parado en la ventana de su departamento, le dio una calada a su cigarrillo y lo expulsó de forma calmada de sus labios, había pasado un tiempo desde la última vez que fumo y la sensación de amargura que dejaba el sabor de aquel cigarrillo lo tranquilizaba. Su corazón estaba destrozado, quizás no había sido buena idea creer que podría tener un futuro al lado de Seokjin.
Aplastó la colilla que quedaba de su cigarrillo en el cenicero, se abrazó a sí mismo y siguió mirando cómo las parejas caminaban juntas tomadas de la mano o abrazadas debido al frío que se sentía, una sonrisa tristona se volvió a plantar en su rostro. Salió del balcón y caminó hacia su habitación, no tenía caso seguir martirizando su cabeza con aquellas imágenes.
Llegó a su habitación y se miró al espejo que tenía en la puerta de su armario, se quedó observando su reflejo por varios minutos "¿Me vería mejor si fuera mujer?" ese pensamiento pasó de manera fugaz por su cabeza, pero planteó una que otra duda.
En el espejo observo con detenimiento su rostro, tenía la mirada dura y su mandíbula marcada, no había nada delicado en su rostro, luego observó su cuerpo, se quitó los pantalones quedando solo en ropa interior y desabrocho su camisa, su pecho era ancho y musculoso, su brazos gruesos al igual que sus muslos, y su altura no ayudaba para nada, definitivamente nunca podría ser una mujer.
.—¿De verdad quiero ser mujer?.‐se preguntó mirándose al espejo, luego de unos minutos en silencio, sabía cuál era la respuesta, él estaba completamente de acuerdo con el género con el cual había nacido y no cambiaría eso solo para ser aceptado por Seokjin o la sociedad, le gustaban los hombres y le gustaba ser hombre.
Luego de varios minutos con la mirada perdida en algún lugar de la habitación, escuchó el timbre del departamento ser tocado, salió de su habitación y atravesó el pasillo hacia la sala, a medio camino recordó que no llevaba pantalones y su camisa estaba desabrochada, con rapidez abrocho sus botones sin cuidado alguno, el timbre volvió a sonar, corrió hasta la puerta pero no la abrió.
.—¿Quién es?.‐preguntó
.—Tengo una entrega para Kim Namjoon.‐respondió aquel hombre
Namjoon frunció el ceño, no recordaba haber pedido algo. —Disculpe pero yo no ordené nada.
.—Es un envío desde Corea del Sur, de parte del Señor Seojoon Kim.‐leyó el repartidor en la etiqueta del sobre.
Ahora Namjoon estaba más confundido ¿Qué era lo que su padre le había enviado?.
.—¿Puedes dejarlo en el suelo? Yo lo tomaré luego.‐dijo, viendo sus desnudas piernas, no abriria esa puerta hasta que aquel chico se fuera.
.—Supongo que está bien.‐ el repartidor dejó el sobre en el piso consternado por aquella petición tan extraña para luego alejarse del lugar.
Namjoon escucho los pasos alejarse, abrió la puerta con cuidado y se agacho a recoger el sobre, pero un par de zapatos caros se interpusieron en su vision, de forma suave cogió el sobre y se levantó despacio al igual que su mirada que recorría las piernas que aquel sujeto, cuando llegó al rostro del hombre retrocedió sorprendido, un nudo se formo en su garganta, lo que menos esperaba era volver a verlo.
.—¿Qué haces acá?.‐fue lo único que pudo escapar de sus labios, antes de que estos fueran tomados con fuerza.
Seokjin estaba sentado en la sala de su casa, pensando el que le había dicho Blair hace dos días, debía ir donde Namjoon y plantearle todo los sucedido con Blair o solo tenía que quedarse en su casa y seguir deprimiendose más, observo sus manos y el anillo de compromiso que llevaba en su dedo, estuvo varios minutos mirándolo hasta que escuchó el repiqueteo de los tacones de Blair contra el suelo, se puso de pie y caminó hasta ella para ayudarla con sus maletas, ese día ella iría donde su madre, volvería dos días antes de la boda, lo cual le daba un plazo de cuatro días para hablar con Namjoon, muy poco tiempo para tantas emociones.
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Y SI TE PIDO QUEDARTE....
RomanceEran inicios de los 50s, dos mejores amigos divirtiéndose sin ninguna presión de por medio, bailando al compas de la música que sonaba en el toca disco, sin pensar en conseguir esposa o formar una familia, todo era diversión. Hasta que llegaron a l...