CAPÍTULO 1: el pequeño ángel

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Dolor.

Físico, mental. Pero dolor.

Así se sintió Alba cuando vio por primera vez a su padre poniéndole la mano encima a su madre; a penas tenía cinco años cuando esto sucedió.

¿Cómo una niña pequeña podía sentir eso ?, ¿cómo podía sentir el dolor de su pobre madre ?, ¿en qué momento había pasado esto ?.

.....

Aún recuerdo aquel día en el que mi hogar jamás volvió a ser el mismo, ¿cómo pensaría que mi padre maltrataba a mi madre? Papá siempre era tan bueno conmigo, me cuidaba como la niña de sus ojos, o eso pensaba que yo era para el...

Subí las escaleras de la aceptable casa de mi infancia, buscaba a mi madre para que jugara conmigo a las muñecas, no tenía hermanos ni hermanas y lo más cerca que tenía a eso eran mis primos, algo mayores como para venir a casa esplicitamente a jugar a las '' barbies '' conmigo. Mamá era la única que jugaba conmigo, a pesar de estar cansada de toda una mañana trabajando, adoraba estar conmigo, yo era su pequeño ángel.

Con una sonrisa de ilusión abrí delicadamente la puerta de la habitación de mi madre. Si habéis oído bien, MI MADRE , mis padres dormían en cuartos diferentes desde un poco después que yo naciera.

Como decía, abrí un poco la puerta para que mi madre pudiera verme mis ojos de cachorritos suplicándole que se uniera a mi, pero sin embargo, cuando vi esa escena ...

No sabía muy bien como reaccionar, tenía cuatro años joder, ¿qué se suponía que debía hacer?

-¡CALLÁTE YA Y DIME QUE PASA! -Gritó papá a mamá con una mano en su cuello y acorralándola a una esquina de la habitación.

Mi madre se dio cuenta que su hija estaba ahí, observando con los ojos como platos ya a punto de echarse a llorar. Siempre me ha dicho que la violencia era un acto de cobardía y que jamás debería recurrir a ella.

-A,al ...- intentaba decir mi madre casi ahogada en la esquina de la muerte.

-¿QUÉ DICES AHORA MUJER? TE ESTOY DICIENDO QUE ME DIGAS LA PUTA VERDAD.-gritaba aún más papá.

-Al ... ba ...- mis ojos se cristalizaron al ver a mi madre casi muerta, de un segundo a otro ella se iría.

-¿Alba? -Mi padre suavizó su voz y se giró sobre si mismo.

Ahí fue cuando me vio, con una mirada seria, con los ojos llorosos.

-Alba hija ...- mi padre quitó sus manos inmediatamente del cuello de mi madre dejándola respirar y se acercó directo hacia mi.

Mamá tosió, vi como mi madre casi moría y como casi era asesinada por mi padre...

Desde aquel día, jamás volví a mirar a papá de la misma forma, jamás volví a sentir esa admiración paterna que tenía.

***

-Claro, sí. Muchas gracias- dije como frase final para colgarle el teléfono a una de las cadenas de televisión.

Suspiré. Había tenido un día duro, estaba tan cansada.

Me encontraba en la ventana de mi apartamento, la cual daba a la gran vía de Madrid, tenía una taza de café en la mano. Hacía frío, navidad estaba a la vuelta de la esquina y el frío de invierno ya se notaba en esta gran ciudad.

La calle donde vivía me causaba paz, aunque dirás ''si es la puta calle donde más gente pasa'', si lo sé. Pero me relajaba.

Sentí unas manos alrededor de mi cintura, y una barbilla se apoyó en mi hombro. Miré por el rabillo del ojo y ahí estaba el: Alexandro; mi pareja desde hace cuatro años.

Dio un beso sobre mi hombro y sus labios se acercaron a mi oreja:

-Estoy muy orgulloso de ti señorita Malfoy- susurró.

Reí ante su comentario. 

Alexandro es un chico alto(para mi pequeña altura con 28 años). Ojos azules, un azul como el cielo y miope xd, la verdad que estaba más guapo con gafas que sin ellas; pero el dice que lo digo solo por ser su pareja, en fin. Es de piel morens, aunque no tanto, estaba entre lo intermedio entre moreno y blanco. Tenía el pelo rubio. Como mi amor de la vida Draco Malfoy... :)

Pero todavía queda mucho para que lleguemos al capítulo donde hablaremos más a fondo de Alexandro; así que paciencia lector.

-Llamaré a mi madre...- me deshice de su agarre para caminar al interior de mi piso, me giré un poco hacía el- Deberíamos de volver a Jerez para estas navidades, tengo ganas de ver a mi familia- sonreí antes de adentrarme en nuestra habitación.

Mi teléfono móvil encima de unas de las mesillas de noche, cargando.

Saqué el enchufe de este, y busqué en contactos a mi madre y cliqué para llamarla.

El móvil comunicó, pero la voz que se escuchaba al otro lado no fue ella. Era mi tía Annya.

-¿Alba?- dijo la voz de la hermana de mi madre.

-Hola tata- sonreí al escuchar su voz- ¿Y mi madre?.

-E... bien, bien. Se está duchando, si quieres ahora le digo que te llame.

-¿Todo está bien por ahí, verdad?- pregunté preocupada.

-Si... no te preocupes, ya todos tenemos un ejemplar de tu libro- soltó una pequeña risa- ahora solo nos queda que nos lo firmes.

-Estaré encantada... creo que estas navidades Alexandro y yo iremos a veros allí.

-Pues aquí os esperamos. Cuando tu madre salga de la ducha le digo que te llamé.

-Vale, chau tata.

-Adiós...

Y la llamada se terminó. Conocía bien a mi tía y esa voz no me transmitía buena confianza. 

Salí del cuarto y fui directa al salón donde Alexandro estaba trabajando con su Ipad, haciendo sus diseños gráficos.

-Alexandro.- le llamé.

-¿Pasa algo?- apartó su vista del Ipad para mirarme a los ojos.

-Nos vamos a Jerez, voy comprando los billetes.- le informé.

-¿Por qué?, ¿le ha pasado algo a tu madre?- dijo preocupado.

-Tengo esa ligera sospecha.

Tenía quince entrevistas esta semana, siete firmas de libros y varias reuniones que ni me atrevía a contar con mis dedos. 

Tal vez, soy yo, que era una paranoica. 

Pero pienso en la primera vez que casi veo a mi madre morir.

Recordé las voces de cada miembro de mi familia preocupado, las miradas, sus gestos.

Esa voz de malestar de Annya, era triste, preocupada.

Alomejor solo debía verlo con mis propios ojos para saber si estaba bien y así quedarme tranquila.

Ay pequeña Alba, cuando aprenderás de la vida...

QUERIDA NIÑA INMADURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora