CAPÍTULO 20: ¿estábamos?

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Abrió los ojos con dificultad.

Me ha despertado el sonido de un lápiz garabateando una hoja de papel.

-¿Egan ...? - Es cierto que ambos nos quedamos dormidos en el sofá, por suerte mamá aún no había llegado.

-¡Maldita sea, me has asustado! - Egan se sobresaltó.

-¡Lo siento! Este ....- dije de forma reprimida.

-No hagas eso nunca más, pensaba que estabas durmiendo ...

-¿Te ibas a ir sin decirme nada? - Me senté sobre el sofá para verlo mejor.

-No, estaba justamente escribiéndote una nota. -Dejó escapar una sonrisilla.

-¿Qué ha escrito?

Se ha tirado sobre el sofá, a mi lado, rodeándome entre sus brazos.

Este hecho parece tan natural y, sin embargo, me desconcierta un poco. Es Egan. Egan es quien me estrecha contra él. El inaccesible Egan.

-Toma, léela tú misma- me ha tendido la carta.

-Veámos a ver: '' No quería despertarte, me he ido silenciosamente bastante temprano. Pero creéme, me hubiera gustado quedarme aquí durante todo el día ''

Lo he mirado y me observaba con una sonrisa. Me he reído ante tal gesto.

-Que fallo, me he despertado

-Qué pillina.

Valle. Siento decirlo pero, me ha dado un poco de cringe.

-¿Por qué tienes que irte tan pronto ...?

Me ha besado con ternura.

-¿Es por lo de tus ... '' negocios ''?

-Mmm...

-¿No puedes ignorarlos simplemente? Quiero decir, no dar señales de vida. desaparecer paulatinamente de su libreta de direcciones. De esa manera, acabaran olvidándose de ti, ¿no?

-Con la cantidad de información que dispongo, no. No tengo derecho a '' desaparecer '' de esa manera.

-¿Incluso si les dices que toda la información estará a buen recaudo?

-De verdad Alba, eres tan inocente e inmadura ....- dijo con un tono divertido que a mi no me hizo ninguna gracia.

-No vuelvas a llamarme de esas formas. Nunca. Jamás. -Puse un tono enfadada.

Egan miró al suelo y continuó hablando como si ese pequeño enfado mío no había pasado.

-No es solo eso Alba, me han prestado dinero durante cierto momento de mi vida. Se lo devuelvo trabajando para ellos, no es tan fácil ...

-Maldita sea...

-¿No te repugno? Quiero decir .... ¿No te repugna lo que hago? - Se puso de cuclillas en el suelo apoyando sus manos sobre mis muslos.

-¿Parece que me repugnas? -reí ligeramente para quitar un poco de tensión a la situación.

-No lamento haber confiado en ti ...- sonrió.

-Me has contado todo esto porque quieres salir de ello, ¿verdad? ¿Por qué ahora y no antes?

-Porque ... He ... Aprendido que ...- Su móvil ha empezado a vibrar, ha mirado la pantalla y ha apretado la mandíbula.

Nos hemos mirado. Lo he entendido todo.

-Ten cuidado, por favor. -Apreté sus manos.

-Lo tendré. Cuento con verte este fin de semana.

QUERIDA NIÑA INMADURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora