Lágrimas llenaron los ojos de Megara, cuando creía que todo estaba bien, que volvió a la normalidad.
Tenía un marido, una hija, una mejor amiga ...
¿Qué más podía pedir?
Pero todo se cayó con ese mensaje.
Se sentó sobre la cama de su marido y empezó a llorar desconsoladamente.
José salía de trabajar a las 14:00, pero normalmente no aparecía hasta las 18:00 de la tarde, no respondía a las llamadas de su mujer y mucho menos respondía los mensajes.
Alba estaba aquel día con su tía Annya, por lo que llegaría tarde a casa.
La tía Annya no vivía lejos de si hermana y su sobrina, tan solo un par de calles más a delante.
Sorprendentemente José llegó a la hora adecuada. 14:30, nada mal para venir de el.
Megara decidió enfretarlo.
-¡Ya estoy en casa! - gritó desde abajo su marido.
Megara cogió el teléfono, con cara enfadada y lista para todo.
-¿Megara? - preguntó su marido- ¿estás ahí?
La mujer de pelo rubio corto, dejó el móvil donde estaba. Arrepentida de lo que iba a hacer.
Se secó las lágrimas y bajó con su marido. Este venía contentillo.
Los días pasaron muy lentos para Megara, ella hacía como si no pasara nada. Claro que pasaba pero ella se limitó a cuidar de su pequeño ángel de pelo negro y ojo miel.
Eran las 7:00 am.
José y Megara conducían en la misma furgoneta. Megara llevaba a su marido a el aparcamiento donde este tenía su propia furgoneta.
Pero antes, dejaban a la pequeña Alba en casa de la tía Annya.
Megara vestía a su hija para llevarla a casa de su hermana.
José apareció por el umbral de la puerta, cabreadísimo, enfadado, parecía un monstruo.
Alba se limitaba a jugar con el velcro de sus deportes.
-¡TÚ! - gritó José entrando a la habitación.
Megara dio un brinco en la orilla de la cama, asustada, se puso se inmediatamente de pie; mirando a los ojos a su marido, estos desprendían rabia, furia.
-¿Qué te pasa querido ...? - Mega respondió con miedo, miedo a recibir algún golpe, algún tipo de maltrato.
-¿¡QUÉ QUE ME PASA,?! ¡TÚ DEBERÍAS SABERLO PERFECTAMENTE!.
-No se ... no se de que me hablas ...
José le mostró su teléfono a su mujer, en la pantalla estaba el chat de la dueña de aquel dichoso bar. Pero esta vez, estaba vacío, no había ninguna conversación.
-¿Qué pasa ...? - insistió Megara.
-¡TU HA BORRADO LA CONVERSACIÓN VERDAD! - José empujó a Megara a la cama.
-No ...- contestó Megara levantándose de nuevo.
Hubo un pequeño forcejeo entre aquel matrimonio, que desgraciadamente eran mis padres.
-¿Sabes qué? Hablaremos de esto a medio día ... Prepárate, reza por salir viva después ...
Alba a penas entendía nada en aquella pelea, si, tenía seis o cinco años, pero aún no comprendía eso de la infidelidad.
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QUERIDA NIÑA INMADURA
No FicciónAlba ha crecido, Alba ya no es aquella tonta niña inocente e inmadura. Alba quiere expresarse, contar su historia. Ha vuelto para reencontrarse con el mundo y sobre todo para encontrarse a si misma. Pero habrá muchos obstáculos en el camino. Pero si...