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Caminaba por los pasillo de aquella muestra de arte a la que había ido solo porque Narcissa se lo pidió. Tenía tantas ganas de decirle a su madre lo que sentía y pasaba con Potter. Sabía que ella tenía una idea de eso pero no le había dicho lo que sentía realmente. Soltó un suspiro y dio un paso hacia al frente mirando el piso mientras su madre miraba una pintura, casi esperando a que Draco le contara todo lo que tuviera que contarle. Se armó de valor y simplemente lo soltó. 

-Me gusta Potter- Dijo. 

Narcissa quien seguía mirando la pintura, sonrió levemente y asintió. 

-¿Hace cuánto?

-Creo que desde Hogwarts así que... hace como 2 o 3 años, tal vez- Respondió, mirando sus manos. 

-¿Son novios? 

Draco sintió un nudo en su garganta. No sabía como responder a aquello. 

-Se podría decir, no lo sé realmente. 

-¿Te gusta mucho?- Preguntó. 

-Si- Dijo Draco, soltando el aire retenido. 

-Quiero conocerlo. 

-Mamá, ya lo conoces- Interrumpió con una risita. Narcissa se dio vuelta con una sonrisa dulce. 

-Pero quiero conocer a Harry Potter no al elegido. 

-Solo deja que llevemos un poco de tiempo siendo... novios- Susurró lo último mirando hacia otro lado. 

Narcissa asintió. Draco sabía que Potter no era su novio aún pero no tardaría. Claro, si el pelinegro quería. 

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CHAT

-Hey, Potter. ¿Nos vemos donde siempre? 

Draco, no hay un donde siempre-

-Oh, cierto. Paso por ti en un par de horas. Te llevaré a un lugar.

Está bien:)-

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Al llegar a casa de Harry, el pelinegro salió con una sonrisa y entró al coche de Draco con torpeza. 

-Hola, Draco. ¿A dónde iremos?- Preguntó. 

-Es un lugar que te gustará- Respondió con una sonrisa y comenzó el viaje. En el camino, hablaron un poco de como fue el día de cada uno y algunas historias que a Harry le habían ocurrido y Draco reía. Cuando llegaron, había solo un bosque y árboles realmente altos. 

-¿Piensas matarme y ocultar mi cuerpo?- Dijo Harry. 

-Definitivamente. Aborten misión- Burló Draco, avanzando hacia el bosque con un Harry confundido a un lado. 

Caminaron un poco más hasta cruzar con una pared de hojas y arbustos. 

-¿Es aquí?- Preguntó nuevamente, mirando hacia todas partes notando que no había nada más. 

-Haces muchas preguntas, Potter. Ven aquí- Tomó su mano y comenzó a agachar levemente su espalda, haciendo que Harry hiciera lo mismo. El rubio retiró unas lianas y avanzó. Casi como si fuera un mundo distinto, flores y arbustos se encontraban en aquel lugar escondido. Tenía forma circular y era demasiado grande. Como si el sol eligiera aquel lugar, iluminó algunas plantas y una cascada resaltaba en el lugar. Harry miró boquiabierto el lugar sin decir nada y sin soltar la mano del rubio, quien en ese momento sonreía mirando la expresión de Harry. 

-Es muy lindo este lugar ¿Cómo lo encontraste?- Dijo Harry saliendo de su trance. 

-Soy Draco Malfoy. 

-Cierto. ¿Y qué hacemos aquí?- Preguntó de nuevo. 

-Bien.- Draco soltó su mano y caminó hacia unos arbustos en donde se encontraba una caja de madera que extendió hacia Harry. -Para ti. 

Harry miró confundido la caja y la abrió. -¿Un hoyo?- Preguntó metiendo su dedo meñique. 

-¿Qué haces? No hagas eso- Dijo Draco. -En la historia no eras tan estúpido- Susurró. Draco le extendió un pergamino y se acercó al pelinegro, dejando un beso en su mejilla y susurrando: -Vuelvo en un rato. Necesitas estar solo para ver esto. Primero lee el pergamino.

Y sin más decir, salió. 

Harry miraba hacia todas partes y luego puso su atención en la caja. Miró el pergamino y lo abrió. El sol comenzaba a ocultarse y unas pequeñas luces del tamaño de moscas, iluminaron el lugar. Estaban por todas partes y a Harry le pareció hermoso aquello. Finalmente, comenzó a leer. 

Querido Harry: 

Me es difícil expresarte con palabras lo que siento por ti así que lo hice de esta manera. En la parte de abajo de la caja, hay un botó, oprímelo dos veces. Espero te guste. 

Te quiere un poco, Draco.

Harry sonrió y oprimió dos veces aquel botón negro de abajo. Una luz salió del agujero en medio de la caja y "yellow" de Coldplay se escuchó en el lugar. 

-Para disfrutar más, busquen la canción y lean.-

-Yo soy Malfoy. Draco, Malfoy. 

Se mostraba a Draco de 11 años extendiendo su mano hacia Harry quien la miró y solo regresó su vista al rubio. 

-Si te conociera mejor, Draco, diría que tienes miedo. 

-¿Miedo, Potter?

Harry soltó una pequeña risa al recordar aquel día. 

-¿Asustado, Potter?

-Ni un poco.


-Potter ¿Te desmayaste? Quiero decir, ¿De verdad te desmayaste?


-Cállate, Malfoy. 

-Uh uh uh uh uh

Un Malfoy arrogante caminando hacia Harry, se mostró. 

-Dementor, dementor


-Por qué no se lo dijiste? A Bellatrix. Sabías que era yo... pero no se lo dijiste.


Imágenes de Draco y Harry mirándose, platicando, riendo y acercándose lentamente, se mostró en aquel lugar. La última imagen, era Harry y Draco besándose aquel día en el parque. Al acabar las imágenes, la caja hizo un sonido y aquel círculo en el centro, se había hecho más grande, mostrando un lindo collar de ciervo. Harry lo miró sorprendido y lo tomó entre sus dedos, mirándolo detenidamente y con una sonrisa. Había otro papel en el fondo. 

"Y si tus ojos fueran el mar, me hundiría en ellos... Fue fácil cuando te vi, pero que difícil cuando quise dejar de mirarte. Le temo a intentar las cosas contigo y sé que tu también ¿Te gustaría temer juntos?" 

Al terminar de leer la carta, Draco entró nuevamente al lugar. Harry, que se había sentado sobre un tronco, se levantó de golpe y corrió hacia el rubio, tomándolo por la cintura y besándolo tiernamente. 

-Me encantaría, Draco- Susurró Harry, acariciando la mejilla del rubio. Este sonrió y volvió a besarlo con lentitud. 

Así estuvieron unos segundos más. Luego, disfrutaron de aquel lugar, acostándose en el verde pasto y mirando hacia las estrellas que comenzaban a salir. Draco había aparecido algunas cosas para comer y durmieron en aquel lugar abrazados, sintiendo ganas de que todos los días fuera de aquella manera. Sabían que no sería fácil ser pareja pero ¿Qué si lo era? Ambos tenían vidas difíciles y decidieron arriesgarse comenzando algo juntos, mandando a la mierda a aquella cosa o persona que los quisiera separar, ya habían hecho lo que todos querían que hicieran, era momento de dejarlos ser felices y si su felicidad se basaba en estar juntos, así sería, sin miedo al éxito.

Detrás de una historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora