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Esa noche no durmió del todo bien. Soñar con Potter nunca le había agradado aunque no fuera la primera vez que sucedía. No sabía si se comenzaba a volver loco o la historia lo estaba confundiendo pero una idea llegó a el a las 5:19 A.M. según su reloj. Parpadeó varias veces, intentando asimilar el hecho de que despertó de golpe. Miró su computadora a un lado de la mesa y la tomó. La puso sobre sus piernas y continuó leyendo aquella historia, con una idea demasiado loca, mala y desagradable en su mente. Su mejor amigo, Blaise, era pareja de Potter ahora y por más que no le agradara esa idea (según el, la razón era porque Potter era demasiado insoportable para Blaise), tenía que aceptar aquello y no intentar quitarle el novio a su amigo con aquellas historias que leía. Si lo pensamos bien, no es tan mala idea el hecho de conquistar a Harry a base de las historias, al parecer conocían muy bien la vida de ambos chicos como para darle consejos al pequeño Draco Malfoy, quien supuestamente pasó 7 años de conocerlo. Años más, años menos, sigue siendo demasiado tiempo de tener cerca al elegido. 

Según la historia que leía, a Harry le gustaban los detalles y los regalos inesperados aunque fuera demasiado modesto y simplemente los rechazara o decía "no tuviste que molestarte". Harry Potter dentro de la historia, era una persona luchadora por sus sueños, creído a que las cosas no eran imposibles, aún así, tenía su lado serio, callado y reservado. Ese lado que mostraba la mayoría del tiempo, sin dejar de ser respetuoso, claro está. Draco leía cada capítulo, página, párrafo, texto, renglón, línea, palabra y letra, fascinado al no entender cómo es que la gente muggle, conocía tanto de aquel chico de ojos verdes. 

-Te traje esto- Dijo Draco, extendiendo una pequeña caja que mostraba un mini cupcake, con glaseado color azul, chispas de chocolate y el pan de vainilla. 

-Gracias, Dragón, es muy lindo de tu parte- Respondió Harry con un leve sonrojo en sus mejillas. 

-Oh vamos, Potter, no me hagas arrepentirme de ser cursi- Agrega Malfoy, sonriendo con arrogancia. 

-Ahí está el Draco Malfoy que conozco- ríe y se pierde en aquellos ojos grises que lo miraban fijamente. No sabía por qué pero un impulso lo hizo dar un paso al frente, esperando no recibir un golpe del contrario, pero para su sorpresa, el rubio dio un paso al frente dando una leve lamida a sus propios labios, que hizo a Harry respirar con dificultad, fue en ese momento en el que- 

-¿Draco? ¿Qué haces despierto?- Preguntó Pansy, entrando a la habitación del chico y encendiendo la luz sin preguntar. 

Malfoy dio un brinco al escuchar a su amiga. -Mierda, Pansy... Avisa por lo menos, me vas a matar de un infarto. 

-Lo siento, cariño pero... ¿Qué haces? ¿Trabajo?- Insistió la chica, dando un paso más hacia la cama del rubio, dispuesta a mirar la computadora hasta que Draco la cerró de golpe. 

-No. No es nada, solo vuelve a dormir ¿Quieres? 

-Venía por tu computadora para leer pero... -La chica abrió mucho los ojos y la boca. Una sonrisa se mostró en su rostro. Malfoy sabe que la chica ya se dio cuenta. -Estabas leyendo ¿Verdad? Claro que lo hacías ¿Cómo no se me ocurrió? ¿Leemos juntos? ¿En qué parte te quedaste?- Pansy se sentó en la cama de Draco con emoción. 

-Bien, leamos pero nada de contarle a Blaise esto- Dijo, volviendo a abrir la computadora. 

-Está bien pero me tienes que explicar luego el por qué- Respondió Pansy, tomando el brazo de Draco para abrazarlo y acostando su cabeza en el hombro del chico. 

Una idea cruzó por la cabeza del rubio. Si en aquella historia había recibido un beso del chico por darle un cupcake, debía intentarlo, nada perdía, había solo un pequeño problema... Blaise. Eso hizo que su idea fuera una hoja de papel, la hiciera bolita y la quemara, metafóricamente hablando, claro. Aún así, sentía entre tristeza y confusión. Vamos, Draco no es estúpido y aunque negara aquellos sentimientos hacia Harry, sabía que solo se mentía a si mismo y a las personas junto a él aunque en el fondo, buscaba cualquier forma de conquistar a aquel chico de lentes asquerosos, solo que esta vez, no lo haría porque tiene pareja y no rebajaría a ese nivel como para quitarle el novio a su mejor amigo, eso no es algo que el haría, es más, es algo que nadie debería hacer, es demasiado estúpido. 



Pansy y Draco pasaron 3 horas leyendo con música de fondo, hasta que ambos sintieron hambre y decidieron ir por algo de desayunar. Ambos preparaban unos deliciosos huevos con jamón y juguito de naranja, cuando Blaise entró a la cocina, más dormido que despierto. 

-¿Qué tanto hacían a las 6 de la mañana? Escuchaba sus risas y cuchicheos, casi no pude dormir- Dijo Blaise frunciendo el ceño. 

-Buenos días para ti también, Zabini- Respondió Draco con una sonrisa, el mango del sartén en una mano, la espátula en la otra, un trapo de cocina en el hombro y un delantal negro amarrado a su cintura. Su cabello perfectamente peinado como todos los días; una camisa azul marino de botones, arremangada hasta los codos; unos lindos y limpios pantalones negros, perfectamente ajustables y unas chanclas, ahRE. 

-No respondieron mi pregunta- Se cruzó de brazos el moreno. 

-Leíamos un poco, Zabini. Algunos no nos la pasamos de flojos todo el día- Dijo Pansy, soltando una risita. Esta diosa llevaba una pequeña coleta, haciendo que algunos mechones de cabello sobresalieran; una sencilla blusa blanca, con la bandera LGBT en la orilla de los brazos; una linda falda negra que hacía sobresaltar su pequeña cintura y sus lindas piernas; y claro, nuestra pequeña Pansy llevaba unas mayas negras con unas botas del mismo color. 

-¡Eran las 6 de la mañana! Ni siquiera como para que pongan la excusa de que salieron a correr o algo por el estilo, se acostaron a leer- Respondió Blaise, sentándose en la mesa. -¿Quieren ayuda?- Aquel chico llevaba su pijama azul marino, no hay mucha explicación, muy linda por cierto, resaltaba su preciosa piel morena y sus lindas pantuflas del mismo color que su pijama. 

-Ya terminamos, no te preocupes, podrías ayudarnos con poner los platos y cubiertos- Dijo Draco, llevando el sartén sobre una tabla para colocarla en la mesa y que esta no se dañara por el calor. 

Blaise acercó 3 platos, 3 tenedores, 3 cuchillos, 3 cucharas y 3 vasos en donde sirvió el jugo recién exprimido. 

Los tres chicos desayunaron sin problemas, aunque con un incómodo Draco y un incómodo Blaise. Pansy lo había notado pero no comentó nada al respecto. La chica tuvo que salir temprano, dejando a ambos chicos en un silencio insoportable. 

-Draco, sobre ayer, debo decirte que...

-No, Blaise. Déjalo así, no tienes que explicarme nada, es tu vida, no la mía. Haz lo que quieras hacer, de verdad- Levantó su plato y sus cubiertos, dejándolos en el lavabo. 

-Draco... Solo te pido que no digas nada, el es muy- 

-Blaise, no me llevo con el trío de oro y lo sabes, no tendría por qué estarle contando secretos tuyos- Se acerca al chico y le da unos golpes en el hombro. -Tranquilo, Blaise, de verdad, tengo que irme, te veo luego, Pansy llegará a las 4 pm y yo... no lo sé, les aviso. 

Realmente no sabía a dónde quería ir, simplemente dejaba que sus piernas tomaran el control de la situación. Vaya ideas traía en la cabeza. Le decía a su mejor amigo que todo estaba bien pero sabía que si miraba a Potter con el, explotaría de la rabia. Le confundía demasiado lo que comenzaba a sentir por Potter cuando se hicieron la vida imposible el uno al otro. ¿Qué le sucedía? ¿Sería solo una etapa? Sabía que los hombres le atraían, no era la primera vez, el problema era que la persona que le comenzaba a gustar, era el mismísimo Harry Potter. Aquellas historias que leía lo volvían loco. Se imaginaba una y otra ve besando a aquel chico de ojos verdes, cabello desordenado y lentes asquerosamente increíbles. Si, Harry le gustaba y mucho. 

Salió de sus pensamientos y volteó a todas partes ¿Dónde estaba? No tenía idea pero como caído del cielo, un bar se encontraba frente a el. Claro, eso es lo que necesitaba. Un poco de alcohol y música. 










Detrás de una historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora