MOMENTOS AMARGOS

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No los vemos, pero están ahí. Son esos finos y delicados hilos que todo lo mueven, los que desde que llegamos al mundo tejen nuestras vidas dándolas color u oscuridad. La mía había pasado del color mas radiante al gris más oscuro.

Pero el “destino” quiso que esos hilos de mi vida volvieran a tener color…

 "Hola guapa, soy Isabel.

No respondes al móvil.

Me han dado tu teléfono fijo y veo que no estas.

Tengo algo importante que decirte, por teléfono no me gustaría darte esta noticia.

Si pudiéramos hablar…

Llámame.

Un beso.”

Alicia siempre solía salir puntual de la universidad, pero ese día un alumno vomitó y tuvo que quedarse un poco más, lo que le desbarataba todo. Alicia era una mujer casada, profesora de Historia en la Universidad, con dos hijos y el tiempo siempre apremiaba su vida acelerada. Tenía cuarenta y dos años, morena, alta, espigada gracias a su afición por eldeporte y su buena alimentación, pelo negro como la noche, unos ojos verdes que parecían esmeraldas y un encanto especial del que hacia gala. Ósea, un bellezón. No tenía nada que envidiar a las mujeres de su edad ni a muchas con menos.

Era buena profesora, pues vivía los acontecimientos como si ella hubiera estado presente en aquellos tiempos. La historia siempre fue su pasión. Hizo buenas migas con Chus en la universidad y desde entonces, las dos siempre juntas. Chus terminó biología y decidió quedarse soltera, lo de que alguien tocara sus cosas como que no, así que ni plantearse una pareja, ya tenía bastante con los hijos que Alicia había tenido que para ella eran como sus sobrinos, su familia y tenía un problema añadido, su madre que estaba enferma.

El marido de Alicia, Jaime era pediatra en una clínica privada, le conoció en un Pub, era moreno, estiloso, algo chulo, lo que le hacia mas interesante si cabe, no la quitaba el ojo de encima y una cosa llevó a la otra. Estaban locos de amor y aquello tuvo sus consecuencias…a los nueve meses tuvieron su primer hijo, Roberto y una boda precipitada que no gustó a la familia de Jaime. Para ellos, Alicia era la culpable de que su hijo se viera apocado a un trabajo poco remunerado cuando podría haber viajado a Inglaterra y allí haberse especializado.

Con Roberto llegaron todos los problemas del mundo. Alicia tuvo que dejar el rabajo y dedicarse por entero al bebe. Llegaron las primeras discusiones y las primeras voces.

Alicia no tenía padres, murieron en un accidente hacia cinco años y la falta de una madre en esos momentos como el día del parto para ella fue un sufrimiento, pero el fuerte carácter del que siempre hizo gala no la dejó descolgada y siguió adelante haciendo de tripas corazón. Y su amiga Chus quesiempre estaba cuando la necesitaba. Jaime había cambiado, imagino que como todos, se hizo más inaguantable y había momentos en que no le soportaba. Ella aguantaba todo por sus hijos. Jaime quería que todo fuera como antes, como antes de nacer el niño. Salían odos los fines de semana con los amigos, algunas veces cogían el coche y se marchaban de escapada, pero no lo entendía o no lo quería entender que todo aquello…se terminó.

La adoración que Jaime sentía por Alicia se había esfumado, aquel amor sin eservas ya no era el mismo. Sentía que el bebe ocupaba todo el tiempo de su esposa, sentía que la perdía. El tiempo pasó y tuvieron otro niño, Rodrigo. La pareja había sobrevivido a esos primeros cuatro años con Roberto y las aguas se habían calmado, con este segundo hijo parecía que la vida les daba un nuevo empuje. Habían sido padres muy jóvenes, Alicia tenía veintitrés años cuando se quedó en estado y Jaime veinticinco. Su vida volvía a revolucionarse de nuevo, pero esta vez tenían experiencia.

Mi destino eres tu  #01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora