Cuando salimos del hotel Trevor me dijo que alguien quería despedirse de mí,
que esperara en el vestíbulo.
Bajé y no me lo podía creer. Eran las hijas de Trevor, cuando me vieron me
abrazaron, que estaban encantadas de conocerme. Que su padre las había
hablado mucho de mi, que nunca le habían visto tan enamorado. Que le cuidara
mucho.
Nos despedimos todos de ellas y de Jason que se las llevó.
Trevor y él se dieron un fuerte abrazo.
Nos dirigimos al avión y abandonamos aquel país rumbo a nuestra casa. La
echábamos tanto de menos. Estaba loca por llegar y ver a mis amigos. Pronto
empezaría la UNI y mis hijos sus estudios.
Ya era mediados de Septiembre y quería volver a la normalidad.
Marco, su asistente nos vino a recoger al aeropuerto.
Nos alegramos mucho de verle y Trevor se quedó hablando con él.
Imagino que por el tema de la casa nueva y de Jaime.
La casa estaba igual que la dejamos. Trevor entró en su despacho y se puso a
trabajar y a hacer algunas llamadas.
Llamé a Chus y a Isa, las dije que ya habíamos llegado. Tenía regalos para ellas,
que nos iríamos a cenar todos juntos.
La noche fue espléndida, les contamos lo sucedido en Australia. No podían
creerlo. No hacían más que interesarse por mi salud. Les dije que después de
varios infartos seguía viva, pero que mi corazón no resistiría un tercero.
Fueron pasando los días y llegó Octubre. Sabía que Trevor estaba haciendo las
últimas gestiones para trasladar su trabajo a Madrid y tenía claro que tendría
que viajar a Barcelona. Mis clases ya habían empezado y mis hijos también. La
felicidad guiaba nuestras vidas y nuestra estabilidad como familia era el eje
central. Mis hijos, al igual que Trevor y yo, nos adaptamos a nuestra nueva
forma de vida en común. No sabíamos nada de Jaime, no había dado señales en
todos estos días, lo que hacía que me preocupara, las amenazas vertidas aquel
día me dejaron más que intranquila y había que estar alerta, no me fiaba.
Trevor viajó a Barcelona un fin de semana de mediados de mes para cerrar los
últimos contratos y traspasar el local.
Ese fin de semana mis amigas y Carlo estarían en mi casa, no quería estar sola.
Y recibí una llamada ese mismo viernes. Era Belén mi antigua vecina. Me dijo
que Jaime estaba viviendo en la casa antigua, su casa a fin de cuentas. Que le
vieron llegar una noche. Me pareció bien, así le podía tener controlado. Pero me
daba miedo que nos viera por casualidad y supiera donde vivíamos y con ese
detalle no habíamos contado. No me llamó para decirme que se había ido a
vivir allí ni se había puesto en contacto con mis hijos.
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Mi destino eres tu #01
RomanceAlicia es una mujer de nuestro tiempo. Madre, esposa y profesora de universidad. Tiene un marido con el que después de mas de veinte años mantiene una relación cordial lejos de aquellos años locos en los que se prometían amor eterno, dos hijos que l...