EL ENCUENTRO

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Lunes, 5 de agosto

Despegamos y me entraron ganas de llorar. Menos mal que tenía a doña alegría

a mi lado y no me lo permitió.

El viaje no fue muy largo pero nos dormimos como dos marmotas y nos

despertaron al llegar a Edimburgo.

El día se presentaba soleado, nos dijeron que la temperatura era de 24 grados.

Nada mal para el sofocón que traíamos de España.

Nos recogieron y nos llevaron a nuestro hotel. Yo estaba emocionadísima y

expectante por descubrir toda aquella tierra.

En los últimos días me había empapado de su cultura, tradiciones y por

supuesto su historia.

Y yo que pensaba que la historia de España era única, la de Escocia me había

dejado a cuadros.

El hotel era impresionante. Jamás habíamos visto a tanta gente circular en el

hall de un hotel. Gente de todas partes y muchos hombres con su traje de

montañés.

Cogí el móvil y llamé a mis hijos. Todo estaba bien. Les mandé muchos besos y

les prometí una buena guía de fotos.

Isabel me estaba mirando y me hacía señas para que mirara por debajo de

alguna falda….jajaja. Que chiflada!!.

Dimos nuestros nombres y nos subieron nuestras maletas.

Mi habitación la 221 y la de Isa, la 223, estaba en frente de la mía. Espaciosas,

con baño y cama de matrimonio. Pagamos un poco más pero valía la pena. Nos

dimos una ducha, colocamos todo y nos bajamos al hall para preguntar por el

guía y empezar a disfrutar de Escocia.

Nos dijeron en un español muy extraño que esperáramos en los sofás hasta que

nos avisaran. Cogimos folletos de la zona y los estábamos leyendo cuando

oímos unas voces. Había tanto murmullo que las voces de todos se agolpaban

unas encima de otras y a penas se entendía nada. Pero miré hacia el mostrador

y vi a un hombre de espaldas hablando con el director, algo debería estar

pasando porque el hombre que estaba de espaldas, se echaba mano

continuamente al móvil y el director le enseñaba el cuadro de llaves como

queriéndole decir que todo estaba ocupado y que lo sentía muy de veras. Que

no podía hacer nada.

El hombre misterioso no dejaba de hablar por su móvil. No podría entender

jamás lo que decía pero seguro que estaba poniendo a alguien como hoja de

perejil. Le notaba súper angustiado.

Y en ese momento se dio la vuelta.

_Uaooooo!!!! Ladré. Isabel me miró y miró hacía el mostrador.

_Uaooooo!!! Ella también ladró, bajándose sus gafas de ver.

_Pero… ¿Quién es ese muchachote?

Mi destino eres tu  #01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora