Mi destino eres tu #01

LA DECISIÓN

Bien, me dije.

_Alicia, llegó el momento chata! Es hora de poner la carne en el asador.

Llamé a mis hijos al salón y muy despacio y sin ponerme excesivamente

nerviosa les explique las andanzas de su padre mediante las fotos que me

habían enviado, tenía mas de 100 en diferentes lugares y siempre con la misma

mujer.

Quise ver sus caras.

_¿Quien es esa? Me preguntó Rodrigo

_Esa es una tal Olimpia Ramos, es compañera de vuestro padre en la clínica.

Y desde hace algunos meses, su amante.

Roberto no se hizo esperar.

_Esto tiene que ser una broma mama, algún montaje de algún hijo de su madre

que quiere ponerte nerviosa o extorsionar a papa.

¿Se lo has dicho? ¿Se las has enseñado? Esto no es creíble. No imagino a papa

con esa tía, seguro que es un montaje y ella es la protagonista de esta pesadilla.

Habla con él por favor y ya verás como todo esto es falso.

No me lo podía creer.

Mi hijo se agarraría a cualquier cosa antes de admitir lo que se veía claramente

en las innumerables imágenes. Pero estaba preparada.

_¡¡SIENTATE!! Le dije, pero ahora con autoridad.

Si estás ciego, es tu problema Rober. Aquí no hay montajes ni extorsiones, esa

mujer lleva saliendo con tu padre mas de dos meses y ahora te enseñaré las

pruebas que te demostrarán quien es tu verdadero padre, a ese a quien tanto

respetas.

La culpable de esto no soy yo hijo, yo soy la víctima. No te puedes imaginar lo

que estoy pasando desde que lo se, si crees que es fácil para mi es que no me

conoces.

No he querido mostraros esto hasta estar completamente segura de ello y no

querer ver como la desgracia cae sobre nosotros por culpa de él, pero ya he

hablado con un abogado, esto no lo puedo consentir.

Os enseñaré el video y escuchad, porque no tiene desperdicio.

Y así fue como mis dos hijos vieron a su padre en compañía de Olimpia. De

cómo se besaban, tocaban y se llamaban cosas que ni a mi me has había dicho

jamás. De cómo alternaban con otros amigos y como se fundían en

innumerables besos delante de todos.

Y observé la mano derecha de mi marido y allí pude dar fe de que no llevaba el

anillo de casados, de que sus votos de amor a mí para toda la eternidad habían

muerto.

Mi hijo Roberto salió disparado a su habitación rompiendo a llorar y Rodrigo se

quedó conmigo llorando también.

_Mama y ahora ¿qué va a suceder? Me preguntó mi hijo pequeño entre