Mi despacho se situaba al lado del de Fiorenzo unida por una puerta lateral, puerta que aprovechaba el jefe para pasarme documentos o mandarme más trabajo.
Aun así, toda conversación que tenia Fiore allí, era perfectamente escuchado desde mi despacho.
Sabia que les hacia un favor quedándome con ellos, sobre todo encargándome de la tediosa labor de la contabilidad de un empresa tan grande, en cambio, sabía que tanta confianza hacia a mi desde un principio era por que quería enmendar algo. Aquí todo tiene un precio.
Me encontraba en el despacho de Fiore esperándolo para repasar la primera reunión oficial con el, otra vez renovado, presidente de Italia para los planes de mercado y cambios políticos cuando la puerta se abrió.
Allí, de pie ante mi, ocupando todo el marco son su imponente cuerpo se encontraba Nereo.
-Un poco temprano para beber whisky, ¿no cree señorita Brown? -Manteniéndome apoyada en la mesa dejé el vaso lentamente. Eran las ocho de la mañana.
-Solo intento calmar los nervios antes de una reunión. -Contesté con tono firme sin dejarle ver la verdad.- No esperábamos verle hasta la semana que viene, ¿ha podido frenar los pies de los Messina antes de tiempo?
Se acercó despacio, sin quitarme ojo de encima. Por fuera, permanecía tranquila aguantando la mirada pero, a cada paso que daba, mi corazón latía un poco más deprisa.
-Por esta vez si.- Cogió los papeles que sostenía.
Con un vistazo rápido repasó las actas a presentar sumidos en un silencio obligado. Suficiente tiempo para absorber su aroma y memorizarlo una vez más.
Estaba claro que Nereo no confiaba en mi y era reacio a contar más de lo debido.
Sus ojos volvieron a mi y, acercándose más de lo debido, dejó los folios en la mesa. La mirada se había endurecido.
-¿Me haría el favor de explicarme que hace aquí, con este tipo de documentos en sus manos, bebiendo el mejor whisky de mi padre?
Me pilló de sorpresa ese tono tan duro así que imágenes sobre Ivano exigiendo explicaciones mientras me tenia acorralada inundaron mi mente. Apreté el borde de la mesa.
El pecho se contrajo y empezaba a necesitar aire, una sensación de temor me cosquilleaba por dentro.
No había bebido suficiente.
Sabía que el hombre frente a mi no me pegaría una paliza si no le contestaba si quiera, ya no estaba en los dominios de la familia Messina, no obstante, algo tan cruel no se olvida de un día para otro.
-¿Se encuentra bien?- Volvió a hablar Nereo suavizando el tono percatándose de lo dilatadas que tenía las pupilas.
-Si, no es nada.- Carraspeé. No quería la gentileza de nadie.- ¿Por qué supone que el whisky es de su padre? -Miré fijamente mis uñas para concentrarme en algo que no fuera mis recuerdos.
-El color y el aroma de ese liquido se trata de un buen Blue Label, uno de los mejores y uno de los mas caros. -Arqueó una ceja ante mi mirada evasiva.
Cierto era aunque, una semana después de llegar a la gran casa, Roco me regaló una botella como bienvenida por parte de él, Luca y Susan.
-Lo es pero no necesito acceder al bar personal del señor Di Fiore para beber una copa. -Contesté tajante, esta vez mirándole.- Respecto a por que estoy aquí, debe saber que no le debo ninguna explicación, si quiere saberlo, pregúntale a su padre.
Me levanté de la mesa con la cabeza alta dispuesta a buscar a Fiorenzo con tal de salir de la habitación pero este último apareció como si lo hubiera invocado.
ESTÁS LEYENDO
Di Fiore
RomanceEra insegura y era buena, con ética y moral, con unos principios como los del resto de la gente. Era una joven que intentaba cumplir los arduos estereotipos que marcaban la sociedad, llena de castillos en la cabeza y odiando un futuro al que creía t...