Capítulo 5

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Cuando mis padres y yo solíamos ir de viaje, mamá se encargaba de planificar todo una semana, o dos, antes con el fin de evitar contratiempos

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Cuando mis padres y yo solíamos ir de viaje, mamá se encargaba de planificar todo una semana, o dos, antes con el fin de evitar contratiempos. Dillon y yo solo tuvimos un par de horas al noche de ayer. El aeropuerto más cercano a Clifden se encontraba a una hora y media, en Shannon. Desgraciadamente, no contaba con vuelos hacia Londres. Por lo que nuestra única opción fue el aeropuerto de Dublín, el cual estaba a casi cuatro horas.

Salimos de la casa de Dillon a las 8:30, tomando prestado uno de los autos de la madre de Dillon, quien, por alguna razón, se encontraba en Madrid.

Había decidido dormir durante todo el trayecto hacia Dublín, pero no puede. Los mensajes llenos de histeria por parte de mis padres, los cuales se hacían presentes cada cinco minutos preguntando por mí, junto con el recordatorio de todas las clases que perdería me mantenían despierta, a pesar de están cansada.

«Mas vale que la habilidad de aprender más rápido sea real para las hadas o reprobaré varias materias» Pasaba por mi mente cada vez que recordaba todas las clases que perdería, al menos por este día.

Llegamos al aeropuerto de Dublín diez minutos antes de que el avión despegara, ya varias personas habían abordado y, al parecer, solo faltábamos nosotros.

Dillon entregó ambos de nuestros boletos después de pasar por seguridad y ambos abordamos al instante. Quince minutos después, el avión despegó.

—¿Primera clase? —le pregunté a Dillon con el fin de empezar un tema de conversación.

—Es más cómodo —se limitó a decir, para después concentrar su mirada a la ventana.

Iniciar un tema de conversación había fallado. Me resigné a buscar algún tipo de entretenimiento que durara el tiempo del viaje en mi teléfono. Pero tampoco había funcionado.

Los mensajes de mis padres, junto con los de Darren preguntando en donde estaba comenzaban a elevar mi nivel de ansiedad por lo que me vi obligada a apagarlo en el tiempo restante del vuelo.

Cuando el avión comenzó a descender, toda la intranquilidad que ignoraba desde la mañana empezó a acumularse. Y empecé a sentirla realmente al momento que desabordamos el avión y caminábamos hasta el interior del aeropuerto.

—¿Estás bien? —preguntó Dillon al momento en que dejamos el área de la aerolínea que usamos.

—No. Esto fue una pésima idea. Me matarán si se enteran de que regresé a Londres ¡Y a ti también! ¡Hay que regresar!

A diferencia de mí, Dillon se notaba relajado. Como si las consecuencias que obtendríamos al ser descubiertos no existieran.

—¿Y no pensaste eso cuando conducía a Dublín? ¿O cuando abordamos el avión?

Tal vez si lo hice, pero no quería admitir de que no era correcto.

—¿A caso no te preocupa que clase de castigo te darán tus padres si se enteran? —le pregunté.

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