Capítulo 1

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Al momento de recibir el horario escolar que me había tocado, las pocas expectativas positivas acerca del primer día de clases de mi último año que tenía esta mañana al levantarme se esfumaron. «Solo este año y  volveré a Londres» Pensé a medida que caminaba hasta el aula 103. Primer piso, el tercer salón que está en el pasillo derecho según me había dicho la recepcionista.

Mis pies se movían con lentitud, despegándose lo más mínimo del piso en cada paso que daba. Recorrí con mi vista el aula desde el marco de la puerta, con la misión de determinar el mejor lugar para pasar sentada durante año, y como siempre, el mesabanco de la última fila pegado a la ventana es el único que llamaba mi atención.

Dejé caer mi mochila sin delicadeza alguna hacia el piso y tomé asiento proclamando territorio por lo que resta del año. Decidí revisar mi teléfono en lo pocos minutos que restaban antes de que la clase empezara. «¿Me extrañarán mis amigas?» Me preguntaba a la vez que miraba las fotos publicadas en Instagram de apenas hace algunos minutos con el hashtag #PrimerDíaDeClases. Sonreí al darme cuenta de haber sido etiquetada en un hueco entre Poppy y Olivia. "#TeExtrañamos" decía en la descripción de la imagen.

«Yo también las extraño»

El timbre comenzó a sonar, y como magia el salón pasó de estar vacío a estar completo en su mayoría. Al cerrarse la puerta, la presencia de, lo que parecía ser el profesor, logró encapsular el ruido que, hasta hace unos instantes, aún permanecía, de tal modo que el silencio era lo único que podía escucharse.

—Buen día —fueron las primeras palabras que salieron de su boca a medida que dejaba su maletín sobre su escritorio—. Soy el profesor FitsPatrick, para los que no me conocen, y seré quien les enseñe por el resto del curso.

Por uno segundo se quedó parado en el centro de la pizarra mirando hacia nosotros para después darse la vuela y tomar uno de los gises que permanecían sobre la pizarra. Nuevamente, se giró a los pocos segundos. Esta vez mirando hacia mi dirección.

—Hmm...

De su escritorio, tomó una carpeta blanca delgada la cual la abrió enseguida. Una vez más regresó la mirada hacia mí solo por un momento.

—Según mi lista de alumnos de este curso, no debería haber lugares vacíos —dijo sin despegar la vista de la carpeta.

Unos golpes se escucharon de la puerta llamando la atención de todos. Por el cristal que cubría un tercio de la parte superior de la puerta se podía apreciar la insistencia de un chico para abrir la puerta. El profesor caminó hasta ella y la abrió, quitando la seguridad que él mismo puso cuando entró al salón, algo de lo que no me había percatado hasta ese momento.

«¿Qué clase de profesor le pone seguro a la puerta de clases?»

No sabía que era más extraño, eso, o el hecho de que todos parecían familiarizados con esa acción. ¿Será que siempre había hecho eso el profesor?

Hada AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora