Capítulo 45

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⚜𝒟 𝒾 𝓁 𝓁 ℴ 𝓃 ⚜

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𝒟 𝒾 𝓁 𝓁 𝓃

Bajé del auto, sosteniendo entre mis manos un pequeño ramo de flores y teniendo cinco minutos de retraso. Toqué la puerta a la casa de Ela sin obtener una respuesta inmediata, al escuchar lentos pasos en el interior acomodé un poco mi camisa. Sonreí al ver la puerta se abierta, pero mi sonrisa comenzó a descender al ver la expresión de la madre de Ela; no había día que sus ojos no brillaran con orgullo cuando me veía, pero no fue la ocasión.

No mencionó mi nombre, no dijo ninguna sola palabra, tan solo miraba directo a mis ojos esperando que fuera yo quien iniciara la conversación, lo cual no hice gracias a el nerviosismo primerizo del cual nunca me preocupé por sentir.

Al igual que ella me quede en silencio. Mirándola a los ojos y sosteniendo el ramo de flores.

—Hola —fue lo único que mi boca pudo pronunciar.

Su mirada paso de ser una cubierta por asombro directo a una cuestionante en cuestión de segundos.

—¿Dónde está Ela? Me mandó un mensaje diciendo que salió temprano a hacer una maqueta contigo y Darren, y que estaría en tu casa —demandó saber abriendo un poco mas la puerta y dando un paso hacia mí, sin quitar sus ojos de los míos.

Con cada palabra que soltaba me forzaba a mantenerme inexpresivo.

Ela no estaba en mi casa.

Habíamos quedado de ir
a desayunar temprano
en la mañana.

No había ninguna
maqueta por hacer.

Darren no estaba
en nuestros planes.

Ela no estaba aquí.

Ela salió temprano,
le mintió a su madre.

¿Dónde está?

Confesar y alterar a su madre no era buena idea, pero entre no alertar a su madre, yo estaba perdiendo la calma, y no podría demostrarlo.

—¡Si! Ella y Darren están en mi casa —respaldé la mentira—. Ela me pidió recoger un... ¡Libro!... ¡De ciencias! Para ver los requisitos de los... protones.

Su mirada se relajó y mi cabeza comenzó a dar vueltas. El aire comenzó a sentirse escaso y mi pecho oprimido. Algo no estaba bien.

—¡Esta niña es muy irresponsable! —se quejó la señora Glendalough a medida que me daba permiso de entrar a su hogar— No debes de acceder a todo lo que te pida, la próxima vez deja que camine hasta la casa —respiró hondo intentando calmarse—. Eres demasiado bueno con ella —suspiró, haciendo una pausa y mirando el ramos que aun sostenía— ¿Por qué traes un ramo?

Hada AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora