Mis ojos se abrieron de manera brusca ante el violento sonido que emitió mi puerta al ser abierta por mi madre. Me giré al instante hacia mi mesa de noche para alcanzar mi teléfono y ver la hora, deseando que no fuese tarde.Mi alarma indicaba que aún faltaban diez minutos por lo que sin importar la presencia de mi mamá volví a recostarme, siendo jalada del brazo por ella en cuanto mi cabeza tocó la almohada. Peleé contra ella para dormir por unos cuantos minutos más pero finalmente me forzó a salir de la cama.
—¿Por qué me quitas diez minutos de sueño? —me quejé.
Su enorme sonrisa logró atraer mi atención y el panfleto que me hizo leer terminó por desconcertarme.
—La feria de San Valentín comenzará hoy —comentó con entusiasmo—, y me invitaron para poner mi puesto de postres en la sección de comida.
Mi disgusto mañanero incrementó al darme cuenta de lo que pediría. Volví a revisar el folleto que me había extendido confirmando la fecha, la cual era el mismo día.
—Voy a quedarme a atender el puesto ¿Cierto?
Mi mamá asintió, a lo que resoplé como respuesta.
—Yo me quedaré en la panadería haciendo los postres y tu papá te llevará los que vayan saliendo.
Intenté oponerme inventado excusas que se relacionaba con deberes escolares, pero finalmente accedí en contra de voluntad propia. Tras darme indicaciones, ella salió de mi habitación y me apresuré a alistarme.
Bajé a la cocina, tomé una manzana de la nevera y salí de mi casa. A las pocas cuadras de camino, el impecablemente blanco y reconocible auto del pelirrojo alcanzó mi paso. Me detuve y sin la necesidad de hacer que Dillon preguntara si podía llevarme, subí a su auto.
—¿Ya no estás enojada conmigo? —preguntó con el auto aún detenido, dirigiendo su vista hacia mí.
—No te perdono del todo pero hace frío y no quiero congelarme a medio camino —me excusé.
Escuché a Dillon reír e inmediatamente hizo volver avanzar a su auto.
La pantalla del auto comenzó a anunciar las llamadas entrantes con el nombre "No contestar" como referencia, y cada vez que una se hacía presente una Dillon las negaba al instante. Intenté resistir mi curiosidad pero no fue ante la llamada numero veinte en la que desistí.
—¿Por qué no contestas? ¿Que acaso es alguien que te está acosando?
Ninguna expresión se reflejó en su rostro.
—Algo así —murmuró para sí mismo.
Era obvio que mi comentario había sido parte de una broma, pero su respuesta la había tornado a algo serio.
—En ese caso deberías de contestar, no vaya a ser que tu acosador se presente en la escuela y te de flores. ¡Vaya! Eso sí que sería vergonzoso —volví a bromear.
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Hada Adolescente
FantasyElla Glendalough solo planeaba pasar su último año lejos de problemas, pero ser la chica nueva no es fácil, sobre todo cuando eres rescatada por alguien quien te asegura que eres un hada y que también resulta ser una. Dillon Fitzgerald no solo es nu...