Capítulo 24

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La semana siguiente fue más difícil de lo que había predicho

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La semana siguiente fue más difícil de lo que había predicho. Controlar mis poderes fue un dolor de cabeza, tanto para mí como para Darren quien se vio afectado de distintas formas, en dónde el dolor físico predominaba, y para mis padres, quienes tuvieron que lidiar con el hecho de que casi volvía a destruir la casa. Lo único que los mantuvo pacientes fue el hecho de que una exorbitante cantidad de dinero se trasferiría a mi cuenta, lo cual podría cubrir todas las reparaciones que fuesen necesarias antes los desastres que había creado.

Los accidentes en la escuela fueron, por suerte, diminutos, y pudo culparse a las instalaciones antiguas y al mal funcionamiento de las cañerías, por lo que nadie sospechó que alguna fuerza sobrenatural externa fuese la causante de los desastres.

La investigación mágica que Darren y yo habíamos llevado de manera clandestina cada vez dejaba menos resultados y más preguntas que eran imposible de contestarse puesto que no contábamos con la presencia de Dillon ni la de Gwenhwyar, y el libro que Gwenhwyar había dejado a mi cargo parecía ser cuentos infantiles en vez de información valiosa. Cada vez que buscábamos algo que parecía ser útil nos topábamos con pared y desechábamos la idea, por desfortuna, los cuerpos en el bosque no paraban de aparecer, y cada vez eran más los policías que vigilaban las calles y las reglas que imponía la ciudad para mantener a salvo a las personas.

Me miré al espejo por última vez antes de salir de mi habitación verificando que mi cabello estuviese peinado, me coloqué mis tenis y bajé hacia la cocina. Mi mamá hablaba por teléfono desde la sala y mi papá terminaba de colocar el desayuno en la mesa. Al momento en el que notaron de mi presencia, ambos se pararon junto a mi sin dejar lo que hacían de lado.

Mi mamá se despidió de la persona del teléfono de una manera formal y enfocó su completa atención hacia mí.

—Era el abogado Flanagan, dijo que todo va en orden, pero necesitas una cuenta bancaria, iremos al banco después de tus clases.

Me molestaba como se manejaba todo el asunto del testamento de Gwenhwyar y la reacción de mis padres. Apenas el abogado se fue aquella tarde que dio las noticias mis padres comenzaron a sugerir diversas maneras en las que se podría utilizar el dinero, pero había dejado en claro que aquella cantidad no saldría de mi cuenta por ningún motivo, pues no estaba dispuesta a ser yo la que decidiera que utilidad se les daría a los siglos de trabajo de Gwenhwyar.

—Bien —resoplé al no poder encontrar una excusa.

Tomé uno de los bísquets que se encontraban en la canasta partiéndolo por la mitad y poniéndole mermelada. Al momento de llevarlo hacia mi boca, el timbre de mi puerta sonó y ante la mirada de mi mamá me paré a abrirla. La sonrisa forzada de Darren fue lo primero que captó mi mirada, seguido por el modo en el que retrocedía tres pasos al verme.

—No me lo tomes a mal pero prefiero mantener distancia de ti, siempre que estoy cerca me tropiezo con ramas mágicas, se incendia mi zapato o soy abofeteado por nieve —se excusó Darren al vente elevar mis cejas.

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