Sam alternó la mirada entre él y yo con una ceja alzada.
—Disculpen, ¿de qué me perdí? —preguntó curiosa. Yo suspiré.
—De nada, Sam. Quiero un helado de pistacho, por favor —pedí manteniendo la calma.
—Enseguida las atiendo, pueden acercarse a pagar por allá. —Señaló el lugar, yo caminé más rápido que mi amiga para alejarme de él.
—¡Bee! —saludó Woody cuando notó mi presencia. Le dediqué una sonrisa—. Qué alegría tenerte por aquí.
—Hola, Woody, te presento a Sam, mi mejor amiga. Sam, él es Woody, es un amigo de mi padre, te hablé de él —dije, pero mi amiga estaba más concentrada en saber qué había sucedido antes, entonces solo saludó de forma educada.
—Hola, Sam. Es un gusto, ¿vienes a pagar? —preguntó, como si lo hubiese insultado, yo asentí—. De ninguna manera, este es un regalo de la casa. A mi sobrina no le cobro.
—Te lo puedo aceptar una vez, pero créeme que vendré a comprar seguido. Sam encontró tu heladería hace un tiempo y siempre pide helado aquí. No sabía que era tuya hasta que llegué, y vi a tu criatura en su puesto de trabajo —mencioné. Woody se echó a reír.
—Oh, claro, por eso me parecía haber visto antes a Sam —contestó reconociéndola.
—Sí, yo los amo —fue lo único que dijo mi amiga, ambos nos reímos viéndola—. Iré a buscar los helados —ofreció dejándome con Woody.
—¿Cómo estás? Tu padre me llamó hoy, sigue adaptándose.
—Estoy bien. Hoy fue mi primer día de trabajo, estoy contenta. Y, sí —asentí y suspiré—, me escribe todos los días, está acostumbrado a que Perla lo ayude siempre. Ya se dio cuenta que, para desayunar, debe prepararse el desayuno todos los días —bromeé y nos reímos—. ¿Cómo estás tú?
—Bien, en cinco minutos debo regresar a casa. Unos tipos pidieron contactarse conmigo porque quieren ofrecerme hacer un documental sobre mi padre —contó—, quiero ver de qué se trata todo esto.
—¿Sobre tu padre? —interrogué curiosa, él asintió.
—Mi padre, era escritor. El próximo año se cumplen cincuenta años de su fallecimiento, y me parece, por lo que me dijeron, quieren hacer un documental en su honor.
—Wow, eso suena genial —dije impresionada—. Si se da, ya quiero ver ese documental. Suena interesante.
—Sí, también me suena interesante, ya veremos si es gente seria y merecen que les de mi permiso. —Miró su reloj—. Bueno, es hora de irme. Nos vemos pronto, Bee. Me alegra tenerte por aquí, sabes que eres bienvenida cuando quieras.
Sam apareció a mi lado con los helados, me ofreció el mío y lo tomé.
—Gracias, Sam. Y gracias, Woody. Espero que todo vaya bien en tu reunión.
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Entre mis recuerdos
Teen FictionA través de los recuerdos que esconde el baúl de su madre, Bee descubrirá secretos familiares que la empujarán a vivir nuevas experiencias. ...