Capítulo 10

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"Gemelos"

Rayna:

(Hace dos años: 27 de abril)

Me late el corazón a mil por segundos, estoy decidida a todo con él. No me importan las advertencias de Máxime, me vale poco si la tía Kat se entera o si mi mejor amiga no lo aprueba porque es su hermano, yo lo amo y voy a por él.

Subo las escaleras de la facultad, me dijo que tenía trabajo hasta tarde pero que cuando saliera nos veríamos de nuevo, hoy seré yo quien lo sorprenda. El pasillo a mi alrededor se me hace interminable, todo es emoción y alegría. Ya no hay más dudas de por medio, lo amo más que a nada y quiero estar a su lado.

Una llamada entrante suena en mi bolsillo... es Max, ya sé lo que me va a decir y no estoy dispuesta a escuchar así que lo silencio para que no me moleste.

La puerta de su habitación se cierne sobre mí, toco dos veces y no hay respuesta hasta que cuando vuelvo a insistir Darien sale con una sonrisa de lado a lado.

—Hola — jadeo un poco al saludar.

—Hola, Ray, ¿Buscas a Xavi?— siempre he dicho que es un desperdicio de hombre al ser gay aunque se me hace mas tierno.

—Si, ¿está aquí?— pregunto hurgando más allá de su hombro pero su altura me impide ver del otro lado.

—No, está en las duchas.

—Gracias— digo pero mi cara se confunde al verlo salir de la habitación conmigo.

—No está en las comunes del edificio— me explica— Al parecer estaba enojado y dijo que iba a nadar.

—De todas formas ya sé el camino— trato de que sea nuestro momento íntimo.

Mi celular sigue vibrando pero lo ignoro.

—Han habido desapariciones últimamente, Xavier me mataría si te dejo cruzar el campus sola— asiento luego de tanta insistencia.

Es extraño que hayan desapariciones en este lugar, es decir, he vivido aquí toda mi vida y también es el pueblo donde crecieron mis padres. No imagino otro lugar en la Tierra tan pacífico como este. Las desapariciones comenzaron hace un par de meses y es entendible que los padres y familias estén asustados.

Yo quisiera tener a alguien que se asustara por mí.

Entramos al edificio deportivo y Darien sigue a mi lado con esa actitud tan tierna que siempre trae. Todo esta a media luz a excepción de los pasillos. Entramos en el área de natación y la piscina se encuentra vacía por lo que caminamos hacia las duchas colectivas.

La puerta estaba abierta, la última regadera estaba chorreando al máximo. Lo extraño fueron los gemidos que se escuchaban al pasillo. Mi acompañante me miraba con aflicción y entendí lo que pasaba, caminé despacio hasta ellos mientras que la chica jadeaba y él le susurraba cosas sucias.

Las mismas cosas que me decía a mí.

Avancé hasta encontrarme cara a cara con la escena en la ducha. Ella estaba contra la baldosa blanca mientras que su cabello mojado estaba enredado en el antebrazo de Xavier, quien la embestía como una bestia gruñendo mientras soltaba millones de porquerías. Mi corazón se rompió en mil pedazos al notar como fui tan ciega todo este tiempo, no eran las personas ni lo que decían sobre nosotros lo que nos había mantenido ocultos, sino, la vida que me estaba destruyendo planes antes de que ellos me destruyeran a mí.

Sigilosamente salí para no arruinar su maravilloso acto carnal. Las lágrimas salían con potencia mientras pasaba por al lado del compañero de cuarto de Xavier.

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