Capítulo 7

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"No puede ser"

Rayna:

Entré al despacho como un relámpago echando humos por las orejas. El enojo me subió la temperatura, obvié la advertencia de la secretaria y las palabras de Alexa. La puerta tenía seguro puesto... como si eso me fuera a detener... retrocedí y saqué el talonario para escribir un cheque.

—Tome— le solté a la secretaria del rector dejando el cheque en su mesa.

Ella lo miró estupefacta y luego preguntó:

—¿Para que es esto?

—Para esto— dicho esto tomé impulso y le di una patada a la puerta entrando como pantera.

La oficina estaba llena de profesores incluyendo la señora Popping. Miré a todos pero detuve mis ojos en los del hombre que estaba detrás del gran buró que no sabía por dónde empezar a preguntar.

—¡Usted y yo tenemos algo que hablar!— grité furiosa.

—¿Y eso no puede esperar?— alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—Claro que no— bufé— Es bueno que todos ustedes estén presentes.

Algunos murmuraban por lo bajo mientras yo los observaba. Caminé despacio hasta el escritorio y me incliné un poco con las manos hacia adelante.

—Hagamos algo— susurré— Usted me deja el camino libre y usted tiene derecho a vivir.

La propuesta lo tomó por sorpresa, algo que a mí sólo me causaba placer. Estaba confundido y a la vez se sentía impotente, a toda costa evitaba mirarme estando tan cerca.

—Señorita Williams, no se quien le habrá llenado la cabeza a con esas ínfulas de grandeza— tomó aire y me alejó— Pero yo no tengo por qué dejarle ningún camino libre porque esta es una Universidad, no un hotel cinco estrellas.

—¿Rector Dawn?— el profesor Kiev le llamó.

—Dígame.

—Disculpe pero las señoritas acá son dueñas del 45% de las acciones de la Universidad así que pagan una buena parte de su salario— comentó sin problemas dejando a todos con la boca abierta.

Por mi parte solo me queda decir que había olvidado que eso era así ya que son mis abogados los que se encargan de toda esta parte ejecutiva. El hombre, bastante joven para su cargo, no dejaba de mirarme absorto con las palabras de mi profesor aunque por así decirlo estaba furioso.

—Ya veo por qué todos le temen— comenzó a hablarme— Pero sepa que usted a mi no me intimida y mientras sea alumna aquí las reglas las pongo yo.

La sangre me hervía dentro de las venas presa del enojo constante que estaba creciendo en mi interior. Se dirigió a mi con una calma impresionante en su voz pero a la vez trataba de mirar a Alex a mi lado en vez de a mí.

—No voy a cambiarla de compañero— concluyó decidido de su decisión— Y este examen vale todo su año entero, solo por ser alguien tan especial en el consejo.

Entrecerré los ojos desafiando su autoridad pero ya estaba bueno de perretas, yo no he llegado hasta aquí por mi dinero sino por mi poder y mi inteligencia. Lo extraño es que se resistiera a mis ojos o siguiera a mi voz, ni siquiera cedió.

Salí lo más rápido que pude de ahí echando humo por las orejas, sentí los pasos de mi mejor amiga detrás de mí y su silencio me confirmaba que entendía mi estado de ánimo ahora mismo.

Llevaba un semblante distinto, miró a Alex y luego volteó a mirarme directamente a los ojos, ese reto constante que vi brava en ambos se notaba hasta en el aire. Hice una mueca con los labios para luego hablarle.

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