Capítulo 9

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"¿Ella?"

Dominic:

—Perdona— aclaró su garganta ante la embarazosa situación.

¿Cómo se me ocurre besarla? O sea, es Rayna Hielo Williams, la mujer que debo investigar, la persona por la que he estado todo el tiempo rabiando ante su arrogancia y su falta de tacto.

Me aparté de ella y traté de mantenerme cuerdo ante ello pero solo logré que no dejara de mirarme y que eso me enloquezca. Es como si hubiera entrado en un trance de confusión donde ella me manejaba a su antojo, de un momento a otro no hacía más que mirar sus hipnóticos ojos grises rodeado de un aura envolvente que me manipulaba a su antojo.

¿Dónde quedó el Dominic cuerdo y manipulador?

Seguramente ella estará pensado en lo fácil que fue caer en su juego pero juro que si se burla va a ser peor para ella.

—No tenemos que hablar de eso, si quieres— musitó como si el silencio no fuera espeso.

Yo me limité a asentir y seguir recogiendo los papeles. Estaba furioso porque mi autocontrol se fue a la mierda, al parecer todo con ella se va a la bolina.

—Nos veremos en dos días en mi casa— mi tono de voz es severo y entonces me he dado cuenta de que ella ni siquiera está molesta, ella está como siempre, inexpresiva.

Asiente y luego salgo de la habitación encontrándome con Adela en la sala usando la aspiradora para limpiar la alfombra. Ella me dedica un breve saludo y yo me acerco cauteloso para que Rayna no sospeche.

—Perdona por lo que tuviste que ver— le digo apenado pero enojado al mismo tiempo.

—En cierta forma me gustó que eso pasara— sus palabras me asombran, tienen un tono cálido— Tuve miedo de que mi niña no supiera lo que es una muestra de afecto fuera de un abrazo.

Esa confesión me hace dudar si en verdad ella ha tenido una relación en el pasado, un ser tan frío como ella no es alguien fácil de tratar y mucho menos con quien tener algo estable. En múltiples ocasiones me pregunto por qué nuestro jefe la busca y cuál es su afán en poseerla, es tan extraño que quiera a alguien que emana tanta libertad, sinceramente ella ha nacido para ser de sí misma.

Me encuentro en mi oficina del hospital, gracias a Dios ya no tengo que frecuentar el campus universitario por un buen tiempo lo que me da ventaja sobre el caso del gemelo de ella. Nunca pensé que esa ficha fuera a ser importante en mi trabajo para el Jefe pero por otra parte me encuentro pensando en otra persona.

Queen.

Esa es otra mujer adictiva que también me vuelve loco, todo parece indicar que los ojos grises son los que me llaman la atención a pesar de poseer ese color de iris también. Recuerdo el sabor de su cálida boca, su olor a vainilla y almendras, sus gloriosos gemidos que probablemente jamás vuelva a escuchar. Me resulta frustrante que a pesar de dejarme probarla, escogiera a mi hermano para pasar el mes con él. Al principio me enojé pero luego entendí que ella era solo una puta pero ¿por qué me molesta tanto eso?

Un toque a la puerta y la aparición de Mikayla me sacan de mis pensamientos tortuosos.

—Dr. Andrews— murmuró al ingresar.

—Dra. Battles— le devuelvo el saludo.

—Quiero saber los avances de tu paciente en estado más crítico— se sienta en una silla de otro lado de mi escritorio.

Saco de una gaveta el folder con todos los diagnósticos, pruebas y otras conclusiones que hemos llegado a raíz de un profundo estudio al sujeto.

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