16. Un loto blanco

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Perder a su madre solo fue el inicio de su "nueva vida".

Aunque habían pasado 4 años desde que comenzó a vivir en la Mansión Huan Hua, Luo BingHe añoraba los años en que vivía con su madre en aquel destartalado departamento.

Era verdad que tenían varias carencias, pero nunca le faltó lo más importante: el cariño y amor de su madre. Si tan solo ella no hubiera caído gravemente enferma, él podría seguir disfrutando de la calidez que le brindaba estar en los brazos de su madre.

Ahora, a pesar de la tierna edad que tenía y de los años que han pasado, aún recordaba claramente los últimos momentos de la vida de su madre. Postrada en aquella cama de hospital, con apenas las fuerzas suficientes para alzar una mano, su madre aún le sonreía con dulzura y lágrimas contenidas.

--¡Mamá! ¡Quiero quedarme contigo! ¡No quiero ir con ese señor! --lloro amargamente aferrándose a la mano de su madre. El rostro de Luo BingHe mostraba una expresión lamentable.

--Bing-er, ya hemos hablado al respecto. Desde ahora vivirás con el Maestro Lao y no es cualquier "señor", es el padre adoptivo de tu otra madre, ¿recuerdas que te hable de ella? --la señora Luo trataba de consolar a su hijo con una voz suave y tranquila--. Aunque no puedas vivir con ella, tendrás una nueva familia. Vivirás en una gran casas y tendrás muchos juguetes nuevos, podrás ir a la escuela y harás muchos amigos.

--¡Pero Bing-er quiere vivir con mama Mei!

--Mama lo sabe --lagrimas rodaron por el rostro de la señora Luo--. Mamá también quiere estar con Bing-er para siempre, pero eso no es posible. Mama esta muy enferma y no podrá cuidar de BingHe para siempre, por eso deber de ir con el Maestro Lao.

En ese instante, la puerta de la habitación se abrió y entró un hombre de apariencia amable. Su cabello ya estaba encanecido, pero su rostro carecía de arrugas. Una gran sonrisa apareció en sus labios cuando sus ojos se posaron en el rostro lloroso de Luo BingHe.

--No importa cuántas veces te vea, Bing-er sin duda es el retrato de XiYan incluso con ese pequeño rostro retorcido por el llanto.

La señora Luo frunció el ceño. A decir verdad el Maestro Lao no le agradaba en lo absoluto, pero no esperaba que la madre biológica de su hijo estuviera internada en un centro psiquiátrico. Además, la señora Shen ya había hecho más de lo necesario hasta el momento para ayudarla, incluso convenció al Maestro Lao para que cuidara de Luo BingHe.

--Maestro Lao, llegó antes de lo que pensaba.

--Creí que sería mejor conocernos un poco más antes de que Bing-er viniera a vivir conmigo --explicó el Maestro Lao despeinando la cabellera del menor--. Pero escuche que Bing-er no quiere vivir conmigo, eso sin duda rompe el corazón de este viejo.

Luo BingHe agacho la mirada avergonzado por ser descubierto. El Maestro Lao había sido amable con él desde que se conocieron, le dio comida deliciosa y juguetes nuevos, pero aun así él no quería irse con él.

--Bing-er solo tiene miedo a un nuevo entorno. Hasta ahora solo hemos sido él y yo, cof, cof, cof ...le pido que lo disculpe--la respiración de la señora Luo se volvió pesada e irregular, no podía mantener largas conversaciones sin que tuviera un ataque de tos.

--Hablaremos de ello más tarde. Ahora es mejor que descanse y no se agite demasiado.

La amabilidad y preocupación del Maestro Lao acallaron un poco la mala sensación que le provocaba a la señora Luo el solo verlo. Quizá todo se debía a su preocupación por dejar a su hijo con una familia que no conocía del todo.

Orgullo y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora