Estaba en medio de un sueño hermoso, estaba en la casa de la abuela disfrutando de una linda comida junto con mis padres, mis tíos y mi primo. La verdad era un ambiente cálido y agradable que pienso existe en cualquier ámbito familiar. De pronto, mis padres se levantan de la mesa para irse a trabajar mientras me quedaba al cuidado de mi abuela. Una parte de mí quería ir hacia ellos, detenerlos antes de que cruzaran la puerta y desaparecieran de mi vista. Pero algo me mantenía pegada al suelo arrodillada, sin poder levantar siquiera una rodilla. A los pocos minutos, sentimos un temblor horrible que no solo sacudía el suelo, sino que también las cosas caían y se rompían en el impacto contra el suelo. Mi primo me arrastro junto con la abuela por debajo de la mesa, mientras todo se movía bruscamente.
La imagen cambió en un abrir y cerrar de ojos. Era mi primer día en la escuela primaria, estaba completamente callada y no podía hablar. Sentía que si abría la boca, los demás en el salón me miraban con intriga o, según mi percepción, con disgusto. Varios de mis compañeros se me acercaban para hacerme preguntas o intentar hablar conmigo. Yo no soltaba ninguna palabra. De un momento a otro, era hora del descanso y todo el mundo salió corriendo al patio. Yo solo me quedaba dentro del salón, mirando el exterior sin mucho entusiasmo.—Seki-chan —era la voz de un pequeño niño quien venía acompañado de su clon—. ¿Quieres venir con nosotros?
—Dejala tranquila, Atsumu —dijo su clon—. Quizás quiera estar sola.
—¿Cómo vamos a saberlo si no hablo con alguien, Osamu? —preguntó Atsumu, mirando a su copia con cierta molestia. Busqué en un pequeño bento que mi abuela había preparado, unos pequeños oniguiris dentro, y les extendí dos de los tres que tenía —. ¿Quieres compartirlos con nosotros?
—Vaya, gracias —dijo uno de ellos, aceptando la comida que les ofrecía, al tiempo que yo agarraba uno para mí—. Gracias por la comida.Eran los gemelos del salón, los gemelos Miya: Atsumu y Osamu. Dos chicos de estatura promedio, pelo azabache, menudos y mirada seria. La única forma de diferenciarlos físicamente eran sus ojos: Atsumu tiene ojos marrones-ámbares y Osamu tiene los ojos marrones-grisáceos. Cursé con ellos todo el primario, fueron los únicos amigos varones con quienes mantenía una muy buena relación. Al menos, hasta que ellos entraron al equipo de voleibol cerca del tercer grado. Ahí, fue cuando nos distanciamos bastante. Aún que, quien quiso que así fuera, fue Osamu Miya.
Los gemelos Miya eran buenos en el deporte, hasta habían ganado una reputación durante la escuela secundaria. Sabía de esto no porque me lo dijeran, sino porque varias de mis amigas eran sus fanáticas más "locamente enamoradas". Incluso si asistí a otra secundaria, el apellido Miya era muy reconocido en toda la prefectura. Incluso si quisiese hacer oídos sordos, no era capaz porque escuchabas noticias de ellos en cada esquina. Ojalá no asistan a la misma preparatoria a la que me inscribí, ya que era la mejor en su programa deportivo de todos los tipos (sobre todo hablando del voleibol): Preparatoria Inarizaki.Mi primo estaba por iniciar su segundo año allí y me sugirió que aplicara para una beca por mis habilidades en el kyūdō o por aikidō, lo cual no hizo falta porque el entrenador de kyūdō de Inarizaki ya había ido a ver mi última competencia de secundaria, lo cual solo conseguí el segundo lugar. Hace unos meses llegó una carta de la preparatoria, avisándome de que me otorgarían la beca deportiva y que podía ingresar a la preparatoria. La felicidad que tenía era tal, que no paraba de correr emocionada por toda la casa de la abuela.
—Cálmate ____________ —me recriminó mi primo, observándome como corría como una loca por todo el lugar—, era lógico que alguien te reclutaría para el club de kyūdō.
—Es que estoy demasiado emocionada, Shinsuke —dije mirando la carta maravillada, todavía sin poder creer que realmente hubiese conseguido la beca—. Ya quiero comenzar la preparatoria.
—Ojalá este año tengamos buenos estudiantes para el club de voleibol —dijo Shinsuke, terminando su plato de soba.Kita Shinsuke es mi primo por parte materna, es solo un año mayor que yo. Aún que seamos primos, muchas veces parece tratarme como si fuese su hermana, sin embargo, no tenemos mucho parecido físico. Kita es un chico alto, albino con puntas negras (eso es de nacimiento, no sabemos como es que pasó), piel clara y ojos marrones. Yo, por otra parte, era una chica de estatura promedio, ojos azules, cabello marrón oscuro y piel levemente bronceada. Supongo que tendrá que ver con que soy hāfu, mitad japonesa y mitad australiana.
En fin, mi abuela quería celebrar mi ingreso con un festín en la posada donde trabaja la familia, pero insistí en que lo haríamos después de mi primer día de clases. La abuela tenía una posada que la administraban mis tíos y yo había veces en donde ayudaba al mantenimiento o en pequeñeces, pero me encantaba hacerlo. Mañana empezaríamos oficialmente las clases en Inarizaki.Fui directo a mi habitación donde ya tenía el uniforme colgado para usarlo mañana, mi equipo de kyūdō cerca de mi moral escolar y las instrucciones a seguir antes de la ceremonia de inicio de año para los de primer año. La sonrisa no se me quitaba de la cara, tenía más que emoción por comenzar que miré sobre mi escritorio la única foto que tenía de mis padres. Ellos habían muerto en el último terremoto de la zona, cuando salían de la casa de mi abuela para ir a trabajar.
En esa foto, fue cuando apenas estaban saliendo. Mi madre era una mujer pálida de piel, de pelo azabache, ojos marrones y de estatura promedio. En cambio, mi padre era un hombre alto, cabello castaño, piel muy bronceada, ojos azules y también tenía una pequeña cicatriz cerca de su labio del lado izquierdo. Había otra foto similar en el butsudan de la casa, pero ese solo lo veíamos en la época del Bon Odori. Prendí un incienso y lo puse en el cenicero especial, junto con una pequeña plegaria para donde sea que se encuentren ahora mismo.—___________, ya es hora de cenar... —escuché a Kita-kun llamándome—. Perdona, no pensé que estuvieses rezando.
—Tranquilo, no podrías haberlo sabido —dije volteando a verlo—. Ya voy, ¿sabes que preparó la abuela hoy?
—Ni idea, solo sé que quiere que cenemos lo antes posible —dijo mostrándome una sonrisa—, estoy segura de que la tía Sakura estaría orgullosa de ti.
—Gracias Kita —le devolví la sonrisa, me levanté y caminé hasta su lado—, vayamos antes de que a la abuela le de por pensar que somos unos desagradecidos por no presentarnos a comer a tiempo.
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Todo comenzó por un onigiri (Osamu Miya x Reader)
FanfictionSe conocieron en su infancia, pero algo terminó por separarlos, creando una brecha entre los dos. Por cosas del destino, se reencuentran en la preparatoria aún que las cosas cambiaron en muchas formas. ¿Quién sabe? Por ahí, haya algo que termine por...