🍙 20

838 74 2
                                    

—Disculpe, creo que escuché mal —parpadeé varias veces, sentía que la carga de trabajo me estaba dando una especie de lagunas—. ¿Acaso dijo Miya?
—Sí, yo soy Ryunosuke Miya —se presentó su marido, ¿son los padres de los gemelos Miya?—. Gracias por el buen servicio, avísale al recepcionista que entendemos las complicaciones y que no se preocupe.
—Claro, con su permiso, me retiro —di unos cuantos pasos hacia atrás, cerré la puerta y me fui lo más lejos posible—. ¿Por qué me tiene que pasar esto aquí? ¡¿Qué fue lo que hice para que me castigues de esta forma?! ¿Acaso es por no ir a rezar tres veces al año?
—Los dioses escriben nuestro destino final —escuché la voz de mi abuela a mis espaldas, di un respingo del susto y ella pasó a mi izquierda—, pero son los humanos quienes deciden como llegar a ese destino.

  Realmente me costaba entender algunas metáforas de mi abuela, ella era muy devota a los dioses, siempre podías encontrarla rezando o visitando el templo si su salud y el tiempo lo disponía. Solté un suspiro, sin saber que podría salir mal, la posada estaba llena y sería un verano muy movido. No solo por las vacaciones, también había varios eventos importantes en la ciudad: estaba la competencia de surf regional, las presentaciones de nuevas geiyas (en donde las okiyas siempre venían de vez en cuando a la posada, porque varios empresarios se hospedan para esta época), el Obon, entre otras.
Serían tres semanas intensas, en las cuales estaríamos realmente exhaustos. Por suerte, Kita regresaría dentro de unos días y tendríamos otro par de manos extras, considerando que Aran-kun pidió hacer un trabajo de medio tiempo con nosotros. Al principio, mis tíos no estaban de acuerdo en contratar a alguien más para esta temporada, pero yo logré conversarlos de que nos vendría bien la ayuda porque entre mi primo y yo apenas nos manteníamos en pie después de dos días enteros trabajando. Hasta quisieron que su hijo menor (hermano de Shinzuke) viniera desde el instituto donde estudiaba actualmente, así no tendrían que gastar dinero en una persona de afuera.
Para la cena, tuve que ayudar al chef en la preparación de los platos, porque no conseguía entregar las órdenes a tiempo. La demanda de este año era tan grande, que el hombre apenas si podía concentrarse en preparar las comidas. Literalmente, no tuve un segundo para sentarme y descansar por moverme de un lado para el otro. En cuanto el comedor se liberó de los huéspedes, me senté en la primera mesa limpia que vi y dejé que mi mente divagara un buen rato. Ni siquiera noté cuando pusieron un plato de comida frente a mí, apenas no había almorzado (menos cenado).

—Buen provecho —le di un bocado al katsudon, lo saboreé bien y fui hasta mi cuarto a buscar el anotador donde ponía notas sobre mi cocina—. Creo que lo condimenté demasiado, debería reducir la pimienta y, probablemente, sería bueno probar con un marinaje de salsa de soja...
—Honestamente, era delicioso —escuché que alguien habló a mis espaldas, era la señora Miya—, el mejor katsudon que probé en mi vida.
—Muchas gracias —la mujer me señaló con los ojos si podía sentarse frente a mí, así que solo asentí con la cabeza dándole a entender que por mí estaba bien—. Lamento si la molesté con mis comentarios en voz alta.
—Oh, descuida linda —respondió la señora Miya—, de hecho me recuerdas a uno de mis hijos. Siempre pensando las cosas en voz alta, últimamente como están en una competencia me hace extrañarlos un poco —sabía perfectamente que hablaba de los gemelos, pero hice como sino supiera absolutamente nada—. ¿Sabes? Mi hijo me comentó de una chica, de esta área, en la que no deja de pensar...
—Pues... Hay varias personas residiendo en la zona —no quería imaginarme que Osamu Miya haya tenido esa conversación con su madre, considerando que Nifuji-kun evitaba que sus padres jamás se enteraran de sus amores platónicos—, las posibilidades de que la encuentre son pocas, quizás su familia esté fuera de la ciudad por las vacaciones.
—Lo dudo mucho, ella trabaja aquí —tragué grueso, genial ella sabía que yo sabía—. Lo tuvo tan distraído que su gemelo no paraba de criticarlo por meses, diciéndole que no perdiese el tiempo pensando en una chica. Normalmente mis hijos pelean, pero nunca vi a Osamu tan alterado respecto a una muchacha. Me alegra al fin conocerte personalmente, Seki ___________.
—Este... Es un gusto conocerla —demonios, me agarró con la guardia baja—. Admito que durante todo el año, dejé a su hijo con varias dudas y con acertijos muy extraños. Pero en sí, tenía motivos para no querer acercármele, fue Osamu el persistente en querer acercarse a mí.
—De los dos, él es más cercano a mí. Me dijo todo los detalles, la verdad es que quería pedirte disculpas en nombre de mis hijos —observé como la mujer se inclinaba ante mí, con el fin de pedir perdón—, por todo lo malo que te han hecho en el pasado.
—Señora Miya, no es necesario la reverencia —intenté que levantara la cabeza, antes de que mis tíos o mi abuela vieran esta escena bastante vergonzosa—. Por favor, levante la cabeza. Usted no me debe ninguna disculpa...
—Yo siento que te la debo... —honestamente, me hubiese sorprendido su reacción, pero estaba temblando de miedo por pensar que cualquiera de los empleados nos viera que ni me moleste en cambiar mis nervios—. Como padres, tenemos que ayudar a guiar a nuestros hijos. Educarlos para que sean buenos adultos en el futuro, forjarlos para que sepan como encarar distintas situaciones...
—Señora Miya, enserio no es necesario que se arrodille, le ruego que se levante por favor —veía sombras acercarse al comedor, cuando vi la cabellera de mi tío, sabía que tendría problemas—. De verdad...
—Pero ¿qué es esto?... —ya, que alguien cabe mi tumba—. ¡¡¡______________!!! ¡Explicate ahora mismo! ¡¿Qué fue lo que hiciste?!
—Tío, lo juro, no hice nada —me incliné temblando de pies y cabeza—. Por favor, te lo suplico...
¡¡¡¿CÓMO PERMITES QUE UN HUÉSPED SE INCLINE SIN RAZÓN?!!! —esta era una de las tantas cosas que molestaban a mis tíos o a mi primo, algunas de ellas no eran porque me haya comportado de manera irrespetuosa hacia los huéspedes—. De verdad lamentamos lo que haya hecho...
—No, no. Todo es un malentendido señor —respondió la señora Miya—, era yo quien me disculpaba con ella por un asunto personal. Desempeña un buen trabajo, no la castigue por algo que no hizo.
—Bien, pero quedas advertida _____________ —me advirtió mi tío, mientras se retiraba del comedor—. Te espero en la recepción más tarde, mañana regresará Shinzuke y quiero que lo mantengas al corriente.
—Sí señor —y nos volvió a dejar a mí y la señora Miya a solas otra vez.

Todo comenzó por un onigiri (Osamu Miya x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora