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Por suerte, tanto en el bus como en el aeropuerto las cosas no empeoraron. Sobre todo, considerando que nuestro año estaba lleno de revoltosos. Es lo que les he escuchado decir a los profesores, después de pasar por su oficina en varias ocasiones. Lo más incomodo para mi, no fue tener que viajar con Osamu en el autobús, sino que la tensión que sentí en las dos horas y media durante nuestro vuelo a Okinawa fue mucho peor. Estaba en el medio de Nifuji-kun y Osamu no fue la mejor idea.
No había mirado los tickets de avión y tampoco fui preguntando entre mis compañeros si estaríamos en la misma fila de asientos. Tuve que lidiar con sus conversaciones incómodas durante todo el día. Incluso cuando íbamos al hotel, pasó algo similar que cuando salimos de la preparatoria, solo que me senté al lado de Nifuji-kun. Escuche entre quejas y críticas del gemelo Miya de camino al hotel, el cual (para mi mala suerte) no quedaba cerca del aeropuerto. Solo deseaba llegar al hotel, desempacar parte de mi equipaje y descansar de la testosterona por un buen rato.

—¡Al fin llegamos al hotel! —festejó mi amiga, luego de estar varias horas en los distintos medios de transporte sin quedarse en un solo lugar fijo—. Es más, uno de mis primos estaba entusiasmado de conocerte...
—¿Qué hablamos con respecto a esto Igarashi-chan? —pregunté algo fastidiada de que me saque el tema de las citas, en cada oportunidad que puede.
—Lo sé, pero tienes que intentar conocer más gente ____________ —me alentó mi mejor amiga, aunque eso no quitaba mi cara de perro ante sus intenciones—. Bien, sin motivos amorosos. Considerando que dijiste que querías conocer a mi familia...
—En ese caso, espero que pueda llevarme bien con él —mostré una sonrisa, mientras iba hacia uno de los profesores quien tenía en mano la disposición de las habitaciones—. Sensei, quisiera saber con quien estaré en la habitación.
—Veamos... Seki-chan... —el profesor buscó con el dedo, en la lista con todos los nombres—. ¡Ah, aquí estás! Te hospedarás con Tachiaki Kisa, Igarashi Kae y Hatake Sonomi.
—¡Genial! —salvo por Kae-chan, las otras eran del equipo femenino de voleibol—. Gracias sensei.

  Me reuní nuevamente con Kae-chan, y le informé quienes serían nuestras compañeras de cuarto. Ella ya conocía a Tachiaki-san porque nos volvimos muy amigas, después de practicar tanto tiempo juntas. Hatake Sonomi es la armadora de segundo año, pero no era la titular porque la capitana del equipo cree que la armadora quien esté en la cancha, tiene que ser la más experimentada. Es una chica de estatura media, cabello rubio, ojos verdes, piel rosada y muy tranquila (si la comparo con Kae-chan o Atsumu Miya, aún que ellos no son un buen parámetro para comparar). Era de la clase 6, así que sus notas son bastante buenas como las mías (cabe aclarar que ella es mejor en química que yo, esa profesora si que tiene a sus favoritos, pero no juzgo a Hatake-chan por eso), siempre oigo que varios le piden tener sesiones de estudios para mejorar sus notas. He oído que ella es muy quisquillosa al momento de elegir con quien estudiar/trabajar. 
 Agradezco no estar en su lista negra. En fin, al menos espero que no esta semana no termine en desastre con esta combinación. Normalmente, estos viajes suelen organizarlos para que los alumnos tengan grupos de cuatro/cinco personas, pero el Inarizaki no es como cualquier preparatoria. Podíamos hacer lo que quisiéramos, pero teníamos que estar al menos con tres personas durante todas las actividades que realizaríamos aquí, en vez de elegir nosotros nuestros compañeros, eran elección de los profesores. También, otra cualidad de este viaje de "estudios" era que tenemos que visitar al menos un lugar de interés histórico/turístico y hacer una especie de reporte sobre lo que aprendimos ese lugar. El último día, los grupos tendrían una especie de competencia deportiva en un deporte sorteado al azar. 

   —¿Alguna sabe con quién estará en los grupos? —preguntó Tachiaki-chan, mientras desempacábamos las cosas en nuestro cuarto—. Yo no conozco a nadie de mi grupo. 
  —Creo que dijeron que estaría con Ginjima-san... —dijo Hatake-chan, con los ojos llenos de ilusión. Tanto Kae-chan como Tachiaki-chan se lanzaron una mirada que me daba escalofríos. Estoy comenzando a compadecerme de Hatake-chan—. Y si no me equivoco, me toco contigo Igarashi-chan.
—Oh, genial —dijo mi mejor amiga, luego todas dirigieron sus miradas hacia mí—. ¿Y tú ___________? ¿No sabes con quién te toca estar?
—Supongo que Osamu-kun como Hiro-kun me distrajeron todo el viaje, que no pude prestar atención... —era cierto, aprovechaba este momento para "escapar" de sus quejas y sus miradas intensas—. Puedo preguntarle a Suna luego.
—¿A Rintaro? —preguntó Tachiaki-chan, aguantándose las ganas de soltar carcajadas—. Lo más probable es que estuviese más distraído que tú, Seki-chan... O, mejor dicho, habrá dormido durante todo el viaje sin importarle con quien terminaría... —mientras soltaba alguna pequeña risa, escuchamos que tocaban la puerta de nuestra habitación. Miré al resto, pensando que alguna esperaba a alguien, pero como nadie se movió, fui a abrir la puerta. Sorpresa, era Suna.
—Hola compañera, quería saber si tendría que discutir contigo sobre qué haremos después del almuerzo —noté que, dentro de la habitación, Tachiaki se desmayaba ante lo que escuchó—. Ah, otra cosa, esto será mejor que te lo diga ahora. Estaremos con Osamu y un tal Nifuji Hiro.
—¿Tiene qué ser una broma? —demostré mi decepción al escuchar los otros nombres de mis compañeros de grupo—. Pensé que solo eran grupos de tres personas.
—Cambio de última hora —respondió el castaño en su tono indiferente de costumbre—. Yo estaba a punto de estar en el mismo equipo que Atsumu, pero después del aturdimiento que esos dos te ocasionaron, los profesores creyeron que sería mejor que fuera con ustedes.
—Que bueno que recapacitaron a tiempo —escuché el flash de la cámara de mi amigo—. ¿De verdad necesitabas retratar la tortura en mi cara?
—Es para un álbum que tengo... Quiero decir, para el reporte... —demasiado tarde para que se retractara de sus palabras, sabía que tenía un álbum "vergonzoso" de todos sus conocidos. Aún que los gemelos Miya deben tener más fotos que yo en esos álbumes, hasta hoy me cuesta entender porque Suna lo hace—. Como sea, ¿nos vemos en el lobby del hotel después de almorzar?
—Sí, claro —le respondí y él se fue por el pasillo mirando su celular—. Bueno chicas, espero que esta noche no me torturen, porque ya estaré en el infierno si me toca con ese par...
—No te preocupes __________-chan —dijo mi amiga azabache, pasando su brazo por detrás de mi cabeza—. Me encargaré de prepararte un funeral digno.

Después de desempacar nuestras cosas, nos reuniríamos con el resto de nuestros compañeros en el restaurante del hotel. Como éramos bastantes personas (entre los estudiantes y profesores llegábamos a ser como 80-90 personas más o menos) teníamos todo el hotel para las personas de la preparatoria Inarizaki. Almorzamos y después me encontré con Suna-kun en el punto que acordamos algunos minutos antes. Tuve que avisarle a Nifuji-kun por mensaje de texto que estaría conmigo en el grupo y se encontrara conmigo y los otros en la entrada del hotel. Preferí guardarme los nombres, ya que lo conocía muy bien y no reaccionaría bien.
No fue sorpresa que cuando Osamu y Hiro se vieron las caras, las chipas salían de sus ojos (y no lo digo en el buen sentido). Optamos por ir al santuario Naminoue, simplemente porque estaba muy cerca del hotel, también considerando que después de recaudar la información necesaria para el reporte, los chicos (salvo por Suna-kun) querían disfrutar un poco la playa. El camino al santuario no fue para nada tranquilo, se notaba la tensión que Osamu y Nifuji-kun creaban en el aire. Preferí no prestarles atención en lo absoluto, por lo que me concentré en mirar el hermoso paisaje que ofrecía esta prefectura.

Por alguna extraña razón, comencé a preguntarme si papá vivía en un lugar similar a este. Solo sabía que era de Australia, pero nunca me dijeron que parte del país era oriundo. Tendría que buscar algún documento, en las gavetas donde la abuela guardó algunos papeles importantes de la familia, en cuanto volviera a casa. Tardamos alrededor de dos horas y media para reunir la información necesaria para hacer el bendito informe (tuvimos problemas para encontrar a alguien que nos explicara en japonés estándar las cosas que necesitábamos saber sobre el sitio y algún que otro dato adicional).
Ni bien terminamos de hacer una lista con las cosas claves, Nifuji-kun salió disparado para el camino que guiaba a la playa. Osamu-kun tenía un paso más moderado como yo, pero Suna parecía un zombi al caminar.

—Vamos Suna, perderemos al tonto de Nifu... —comenzó a decir Osamu, pero al ver mi cara poco amigable, tosió para reformular su frase—. Digo, perderemos de vista a Nifuji si te pones en velocidad caracol.
—Hace demasiado calor —respondió Suna, acompañado de pequeños quejidos—, además ayer me quedé hasta tarde para tener las mejores tomas para mi álbum —sacó su celular de la mochila que traía consigo, buscó por unos minutos y nos mostró una foto tierna de los gemelos Miya durmiendo juntos—. Me costó mucho tener este premio. 
  —¡¿Cuándo...?! —veía a Osamu bastante sorprendido ante la acción de su amigo, pero yo solo miré a Suna-kun con cara de no creerme su historia—. ¡Suna! 
  —Disculpame _________, no me mires así... —suplicó el castaño, pero no cambie mi expresión—. Bien, sé que podría haber dormido en el viaje, pero Atsumu me torturó en el avión. Después su gemelo no paró de hablar en el bús camino al hotel sobre...
   —¡Bien! Creo que ya diste mucha información por un día, Suna —comentó Osamu, apurando el paso—. Vayamos a relajarnos un poco en la playa.
   —¿Acaso hay algo de lo qué no tomé nota? —pregunté totalmente perdida ante la actitud del Miya, el castaño solo me dio un levantamiento de hombros en respuesta—. Ay, hombres. Jamás conseguiré entenderlos.

  Llegamos a la playa en un parpadeo, era un lugar con aguas tranquilas, pero después del día agitado que tuve... Podía relajarme con esto. Traía conmigo un pareo en mi mochila, así que lo usé como manta para poder dejar nuestras cosas. Nos pusimos bajo un árbol (ya que Suna no quería que el sol le diera directamente en los ojos), el castaño se recostó contra el tronco del árbol a mirar su celular, yo me quité la camiseta que traía puesta para dejar a la vista parte de mi ropa de baño. Quizás dentro de un rato aproveche y valla al mar. Los otros dos, ya estaban ahí, teniendo una competencia de resistencia en natación. Honestamente, me parecía algo molesto que se la pasasen compitiendo pero allí ellos con sus cosas. 
 Miré la hermosa vista que me daba la prefectura de Okinawa, dejándome atrapada en sus vistas paradisiacas y de ensueño. Todo, para ser interrumpido por Kae-chan, quien se acercaba a mí gritando como loca, llevando a un chico a rastras por su brazo. Detrás de ellos, venía una Tachiaki-chan sacando la lengua. Me sorprendió esto porque en las prácticas era la única quien tenía mucha energía. 

  —¡________-chan! ¡Wow! Ese bikini si que te hace lucir candente... —me halagó mi amiga, pero yo solo sentía mis mejillas arder de la vergüenza.
   —Por favor, Kae-chan. Además, suelta a quien estás arrastrando en tus locuras. Vas a terminar por amputarle su brazo derecho —la azabache bajó la mirada y noto que todavía tenía aferrado a ella al pobre chico. 
  —¡Ah! Lo siento, el es el primo del que te hablé. 
  —Es un gusto conocerte, Seki-chan —me saludó—. Bienvenidos a Okinawa, soy Ittoki Yusuke.

Todo comenzó por un onigiri (Osamu Miya x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora