🍙 10

1.5K 105 2
                                    

Entré tranquila con la bandeja de té en los brazos, pero de todas formas, al verme Osamu se levantó y él mismo llevó la bandeja por mí hasta la mesa de té. Hice un movimiento de cabeza, como dándole las gracias de manera silenciosa y él solo me mostró una sonrisa fugaz antes de volver a poner su cara seria. Nos sentamos enfrentados con la mesa de por medio, bebiendo algunos sorbos de té en el intermedio. Incluso si sabía de lo que quería discutir con él, no sabía como empezar la conversación.

—Así que... ¿Tu familia trabaja aquí? —preguntó él, intentando romper un poco el hielo que se había comenzado a formar entre nosotros.
—Sí, mi abuela es la dueña y el resto de mi familia colabora en lo que puede —dije mirando hacia el exterior, ya que la habitación de Osamu tenía ventanales con una vista maravillosa—. De todas formas, contamos con un personal propio. Miya, en realidad quería hablar contigo sobre lo de hace unas horas...
—Entiendo —se acomodó mejor, pensando que me tomaría tiempo en comunicarle lo que tenía que decir—. Dime lo que quieras decirme.
—Agradezco lo que hiciste por mí allá, solo que quiero dejar una cosa en claro —hasta ese momento, intenté evitar mirarlo a los ojos, pero ahora sabía que debía decirle las cosas de frente—. Esto no quita el hecho de que sigo enfadada y molesta contigo.
—Supongo que entiendo lo que dices, pero realmente quiero saber cuál fue el daño que te causé en el pasado —noté que comenzaba a impacientarse por obtener respuestas, en buscar que lo perdonara por todos sus actos pasados. Aún que, honestamente, no me sentía lista para perdonarlo—. He pasado los últimos días, pensado por varios minutos desde cuándo nos conocemos, en todas las "pistas" que me diste de manera indirecta, en cómo pude hacerte tanto daño que terminase en que te mostraras resentida hacia mí... —se llevó la mano al pecho y cerró en un puño, sujetando parte de la yukata—. Todavía me cuestiono y, sin embargo, la respuesta no llega a mí.
—Ya te lo dije una vez Miya, tú mismo quisiste que me olvidara de ti y todo lo ocurrido en aquel entonces —realmente no me sentía capaz de perdonarlo—. Si de verdad quieres que te dé una especie de iluminación a todas tus dudas te propongo algo.
—¡Estoy dispuesto a lo que sea! —jamás creí que un hombre podía desesperarse tanto por información sobre algo, en lo que había jurado olvidar para el resto de su vida.
—Te advierto que tengo una sola condición —lo detuve en medio de su entusiasmo, esta vez tenía que ser cautelosa y reservada en mis movimientos—. Una vez que te brinde esta última pista sobre el pasado que compartimos, te alejarás todo lo posible de mí. No me contactaras, no buscarás pedir perdón (porque no lo aceptaré) y tampoco involucrarás a terceros para contactarme. La conexión entre nosotros terminará inmediatamente. 
—¿Realmente fue tan malo qué quieres no saber más de mí? —sentía que hablaba con una persona bipolar, pero era yo quien causaba sus cambios de humor bruscos—. ¿Con esas condiciones serán las únicas qué me den a entender la situación?
—No preciso que me des una respuesta inmediata, puedo esperar por más tiempo —me levanté del suelo y me dirigí hacia la puerta de salida—. Eso será hasta el fin de este año, sino te decides para entonces... Pues, actuaré como si no existieses. Quedas avisado, Miya Osamu.

Lo dejé debatir sus pensamientos a solas con la almohada. Regresé a mi habitación con la mente más tranquila, al haber dejado las cosas en claro por mi parte. Dormí tranquila y a la mañana siguiente fui a una clínica cerca de la posada para revisarme el brazo, por suerte me dijeron que no tendría que preocuparme pero que debía mantenerlo lo más quieto posible por dos semanas. Al hacer cuentas, significaba que no podría estar en los clubes y me daría poco tiempo para prepararme para el festival.
Ahora que lo pienso, ¿qué se supone que le diré a mis senpais? ¿Cómo voy a poder excusarme de los clubes evitando entrar en detalles? ¿Con qué cara voy a mostrarme ante Kita cuando me pregunté sobre el incidente? Preferí decir que tuve un pequeño incidente en casa, por lo que consecuencia me había cortado accidentalmente sin darme. Es inútil, no servía para inventar escusas ridículas como esta. Ya veré cuando llegué el momento de enfrentar a las bestias como me las manejaría, por ahora debía disfrutar del fin de semana.

Todo comenzó por un onigiri (Osamu Miya x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora