Roma, ¡al fin!

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Pablo llegó finalmente a la capital -aunque en cadenas

Les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. (Hechos 28:23)

Hechos registra 18 discursos en total, los últimos tres de los cuales fueron presentados ante una audiencia muy selecta. Los funcionarios romanos, intrigados por el más famoso prisionero de su rincón del imperio, hicieron traer a Pablo y le pidieron que presentase su acto, como si se tratara de un oso amaestrado. Pero como resultado de la curiosidad de esta gente, él obtuvo su muy esperado viaje a Roma.
Es muy dificil para nosotros hoy en dia darnos cuenta cuán completamente la ciudad de Roma dominaba al mundo entero. La frase: "Todos los caminos llevan a Roma" era más que una metáfora. Como si fuera un centro de gravedad, la ciudad atraía hacia sí todos los caminos y todo el comercio; era un imán para todos los lideres, pensadores y aventureros del imperio. El poder político y militar partia de Roma hacia el resto del imperio. La ciudad era la inapelable capital del mundo Mediterráneo. Si había algún lugar en que el cristianismo tenia que establecerse, ese lugar era Roma.

Misionero en cadenas

Irónicamente, Pablo, el más grande de los portavoces de la fe cristiana, llegó a Roma como prisionero. Estaba exhausto, puesto que acababa de sobrevivir un naufragio. En Roma, Pablo tuvo horas de tranquila soledad, que uso para escribir afectuosas cartas a las iglesias que había dejado atrás.
En cierto sentido, Hechos termina en tono menor, ya que Lucas deja la vida de Pablo inconclusa. La mayoria de los expertos opinan que Pablo fue absuelto y amplió su ministerio a nuevas fronteras. Lucas no dice nada acerca de dicho periodo, ni del juicio de Pablo ni de su suerte final. Concluye con una imagen final que queda suspendida en el tiempo: Pablo, confinado a su casa y recibiendo en ella a todos los que quieran visitarlo, aprovechando la ocasión para presentarles el evangelio.
Pablo ya no podia escoger a sus oyentes; ellos tenían que buscarlo a él. Pero el siguió hablando osadamente, en medio de la poderosa Roma, acerca de un nuevo reino y de un nuevo rey. El cristianismo había hecho el trayecto y la transición desde Jerusalén a Roma.

Preguntas vitales: ¿Qué es mejor para el cristianismo, la popularidad o la oposición?

El Verbo Hecho Hombre (Nuevo Testamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora