Capítulo 4: Bajo la luna

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Hola acá estoy yo de nuevo y esta es la sorpresa que les tenía, una doble actualización, es cortita pero sustanciosa

Capítulo 4: Bajo la luna

Decir que se le había hecho un poco tarde no era cierto, era exageradamente tarde y toda la culpa la tenía su bella y preciada hija, pues había insistido en que no se fuera hasta que se quedara dormida. Lamentablemente para Serena, eso había tomado mucho tiempo y ahora tenía que enfrentar las consecuencias: todos la veían reprobatoriamente y además, se apartaban para dejarla pasar, como si el simple hecho de rozarla fuera a contagiarles alguna enfermedad. Serena se sintió ofendida por tal acto, pero siguió caminando con la frente en alto, hasta que notó que alguien se encaminaba a encontrarla y eso la puso nerviosa. Por un minuto, se vio tentada a salir corriendo, pero lo que hizo fue detenerse. No se movió hasta que el caballero quedó parado frente a ella con la mano extendida, pidiéndole un baile.

La rubia quedó aturdida por el acto y por unos minutos no supo qué hacer, pero cuando los murmullos comenzaron a escucharse, no le quedó de otra que tomar la mano que le era ofrecida y al hacerlo, sintió un cosquilleo que le recorrió todo el cuerpo

La música comenzó a sonar y Serena lo agradeció porque así no escucharía los murmullos de la gente. Sabía que estar bailando con un desconocido era de lo más extraño, pero increíblemente se sentía bien a su lado, como si estar con él fuera lo correcto; ni siquiera le había visto bien la cara, pero estaba segura de que era bien parecido. De pronto, quiso cerciorarse de que estaba en lo correcto y elevó la vista al rostro de su acompañante. Tanta belleza la deslumbró. En su época de casamentera había visto muchos hombres apuestos, pero nunca uno como aquel. Sus ojos zafiro la observaban con un brillo especial y eso la transportó a otro tiempo, a uno donde no era señalada por su condición de madre soltera; por un momento, se sintió aceptada nuevamente, como si realmente nunca hubiera pasado el tiempo y en casa, no la esperara esa pequeña que la llamaba mamá. De repente, nuevamente se vio regresada a la realidad, al escuchar las palabras de su acompañante.

— Todos nos miran.

Esta vez, ella no quiso cerciorarse de eso, pues sabía que era verdad. Seguramente, todos estarían murmurando y desaprobando ese baile que, estaba segura, era de lo más inocente, aunque no para los ojos de esa sociedad. De pronto, se encontró deseando que terminara la noche; si había asistido, era solo por Rei, porque no podía dejar que su sacrificio fuera en vano.

— Es incómodo, no deberían mirarnos tanto.

Que él volviera a quejarse de las miradas de todos, la hizo sentir decepcionada y no estaba segura del porqué

— No debió invitarme a bailar —fue su escueta respuesta

Darien la miró desconcertado. ¿Por qué una mujer tan bella como ella, consideraba mal un baile con él? A menos que...

— ¿Está usted comprometida con otro hombre?

Ante la pregunta, ella negó.

— No hay problema, entonces

La rubia se sintió confundida hasta que cayó en la cuenta de que él no la conocía y que lo más seguro, era que no supiera de su condición de madre soltera.

La música dejó de sonar en ese momento y Serena lo agradeció, pues necesitaba un poco de aire. Hizo una reverencia y se encaminó a lo que parecía una salida, sin notar que Darien la seguía.

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Los ojos de Rei no podían ocultar el brillo de triunfo y fascinación que tenían. Por un momento, creyó que su amiga no llegaría y eso la había tenido de mal humor toda la noche, sin embargo, ella había llegado.

Mujer InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora