Capítulo13. Confusiones

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Recuerden que los personajes utilizados en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y yo solo los tomo prestados para dar vida a esta historia.

Capítulo 13. Confusiones

Todo quedó en silencio en ese momento y Samy soltó al duque como si, con tan siquiera tocarlo, le hiciera daño. No podía asimilar lo que había oído y Serena estaba aún peor, como si el duque hubiera dicho una blasfemia o lanzado una maldición sobre ellos, que les impedía hablar.

— ¿Está burlándose de mí? — preguntó Samy, interrumpiendo ese incómodo silencio.

— No— contestó muy seguro, el moreno— Serena es el tipo de mujer que siempre quise para que fuera mi esposa; es bonita, inteligente, buena madre y sobre todo una gran amante.

Esto hizo enrojecer a la rubia y volver a enfadar a Samy

— ¡No hable así de mi hermana!

— Lo siento, creo que me excedí, pero quería dejar claro el asunto.

Samy miró a su hermana en ese momento. Por primera vez la vio diferente y no se extrañó por eso. Ahora era una mujer en todo el sentido de la palabra y descubría tardíamente que su hermana era capaz despertar pasiones infinitas, sí, pero también amores sublimes y puros, como el que le profesaba Haruka y tal como el que, sospechaba, le provocaba al duque.

Estaba seguro de que estaba aterrada de que su concepto sobre ella cambiara con lo sucedido, pero, de pronto, la admiró más. Había arriesgado todo por amor, por estar, aunque sea un instante, con la persona que amaba, aunque después él destino le deparara una triste soledad. Solo una persona valiente como ella podía hacer eso y había sido premiada por su osadía.

Vio su aflicción y su temor, pero aun así se veía hermosa, y entendió porque el duque la consideraba digna de ser su esposa. Sonrió. Verla tan bella y vulnerable era bueno, porque ella siempre era la fuerte y la que levantaba a todos, pero eso iba a cambiar, era tiempo de que dejara esa carga.

— Todo está bien, no has hecho nada malo.

La calmó con dulzura y pudo apreciar como su hermana cambiaba su cara de aflicción por una de agradecimiento. Después, volteó a ver al duque, aun enfadado por su comportamiento.

— Sígame— dijo, simplemente y Darien obedeció.

El acto le pareció abrumador a Serena. Darien no era de los que se dejaran dominar y estaba segura de que nunca había obedecido órdenes de nadie, pero ahora lo había hecho. Sí, porque Samy había sonado tranquilo pero su tono fue de mando, dando una orden sin darle oportunidad al otro, de negarse

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Ambos caballeros tomaron asiento uno frente al otro. Samy arqueó una ceja al notar que el duque lo había hecho sin invitación, pero no dijo nada.

— Supongo que se ha dado cuenta.

Darien abrió los ojos contrariado.

— ¿Cuenta de qué?

— No juegue conmigo. Un hombre como usted y con su experiencia, jamás tomaría en serio a mi hermana de no haberse dado cuenta.

El duque lo miró extrañado por su comportamiento y sus figuraciones.

— Le suplico que sea más específico. No entiendo de qué me habla.

Samy lo miró con suspicacia y renuencia.

— ¿No se ha dado cuenta? — preguntó, con más cautela

— ¿Cuenta de qué? — volvió a preguntar Darien, algo desesperado por tanto rodeo.

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