Capítulo 17: Rapto

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Capítulo 17: Rapto333333

Samy entró a su casa fatigado. Era cierto que había sido una fiesta, pero para él había sido agotadora. Pretendía subir de inmediato a su habitación cuando Molly se acercó. Él sonrió.

— Deberías estar durmiendo. Era lógico que llegaríamos tarde.

— Lo sé —contestó la doncella con dulzura, para después agregar —. Tiene una visita

Samy arrugó el ceño, desconcertado. Toda la gente cercana a él y a su familia aún seguía en la fiesta. Pretendiendo no causarle más molestias a su doncella, la despachó

—Ve a dormir, Molly. Yo me ocupo.

La doncella asintió y se retiró, bajo la atenta mirada de Samy quien, una vez que la tuvo fuera de su vista, se adentró en el salón. Grande fue su sorpresa, al hallar ahí parado a Yaten, observando detenidamente el cuadro donde estaba pintada su hermana junto a Elena y aun cuando Samy carraspeó, éste no quitó la mirada del cuadro. Parecía haber sido hechizado por él.

Samy decidió que debería mostrar un poco de desdén para sacarlo de aquel trance.

— Espero que sea importante porque no toleraré que incomodes a mi gente por tonterías.

Samy habló bruscamente con toda la intención de incomodar a su visita, pero éste ni siquiera se inmutó, en cambio, comenzó a hablar de algo que incomodó a Samy.

— Siempre supe que Mina no llegó virgen a mi cama, sin embargo, la amaba demasiado para repudiarla.

Samy quedó completamente atónito con aquella confesión.

— ¿Por qué me dices eso, ahora?

Yaten hizo una mueca de amargura y respondió.

— Me has acusado de ser el que traicionó nuestra amistad, pero fuiste tú el quien lo hizo primero.

Las palabras acusadoras, dichas con amargura, hicieron sospechar a Samy de que Yaten conocía la verdad y se sintió tan culpable por lo acertadas que eran, que decidió guardar silencio. Yaten soltó una risita tonta y continuó.

—Esperaba que lo negaras. Qué estúpido soy, ¿verdad?

—¿Quién te lo dijo?

Yaten guardó silencio por un minuto y regresó la vista al cuadro, contemplando tan maravillosa obra. "Obra hecha de mentiras", pensó.

—Supongo que siempre lo supe—contestó al fin —, pero me negaba a creerlo. Todo fue tan extraño. Serena y Mina desaparecieron al mismo tiempo, algo muy raro, pero el miedo de perder a la mujer que amaba me cegó; sin embargo ¡Debiste decirme! — acusó con la mirada llena de rencor y desilusión —. Éramos amigos y merecía saberlo. Merecía decidir si continuaba o no.

—Lo siento— se disculpó el castaño, sintiendo un verdadero arrepentimiento y un gran dolor en el pecho.

—¿Sabes qué es lo peor?... No, no lo sabes — se contestó él mismo, negando con la cabeza —. Yo la hubiera aceptado, aún con la criatura. Yo hubiera aceptado a Mina porque la amaba demasiado para rechazarla. Todo hubiera sido más fácil para todos si tú, Serena o Mina me hubieran hablado con la verdad.

Samy sintió desfallecer ante las palabras del platinado pues tarde se daba cuenta de que pudo evitar todas las desgracias de su hermana y su familia si hubiera seguido su instinto, en vez de ceder a lo que su hermana le pidió.

Trató de encontrar las palabras correctas para pedir disculpas, pero no pudo, en cambio, otras palabras salieron de su boca.

—No la hubieras amado— afirmó, decidido —. Siempre te recordaría la traición de Mina y Elena es tan dulce, que no puedo imaginármela sufriendo tu rechazo.

Mujer InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora