Capítulo 11. Confrontaciones
Edmund esperó pacientemente a que el té fuera servido, sin decir una sola palabra. Antes de que la doncella entrara, le había dicho a Darien que no quería que su conversación fuera interrumpida por nadie, así que éste se había apresurado a ordenar a que sirvieran el té y no volvieran a interrumpir por ningún motivo. Tanta seriedad en un hombre tan jovial como lo era Edmund, lo hacía sentirse alarmado.
La doncella se retiró y Darien invitó a Edmund a que comenzara
— Antes que nada, debo decirte que este secreto no es mío y, de no ser que la dueña me ha permitido que te lo contase, no lo hubiera hecho jamás.
— ¿Puedo saber quién es esa persona?
— Por supuesto, no es otra más que mi querida esposa
Darien lo miró confundido, ¿qué secreto podría tener la esposa de Edmund que pudiera interesarle a él? Y lo que era más misterioso ¿Con qué motivo quería revelarlo? De algo estaba seguro ese secreto valía mucho, pues Edmund había dicho que nunca lo hubiera revelado de no ser porque ella se lo había pedido.
— Veo que te ha sorprendido
— Realmente sí. Tu esposa siempre me ha parecido tan transparente que me cuesta trabajo creer que tenga un secreto.
— De hecho, a mí también me costó creerlo y aceptarlo
—¿Cómo es eso?
— Será mejor que comience desde el principio
Edmund tomó aire, avergonzado de su actitud de años atrás
Cuando conocí a mi esposa, quedé fascinado con ella, era la mujer más hermosa que yo había visto nunca, así que decidí que tenía que ser mía. Me consideraba un hombre apuesto y buen partido así que nunca cruzó por mi mente que ella me rechazara y, sin embargo, lo hizo —Edmund soltó una risita con eso —. Me sentí ofendido por ello, sin embargo, no desistí y seguí intentándolo; le llevaba rosas y obsequios que ella rechazaba educadamente. No podía creer que ella me rechazara a mí, así que un día la encaré y, bastante molesto, le pregunté que si se consideraba demasiado para alguien como yo. Ella me sorprendió diciéndome que era todo lo contrario.
No sabía por qué lo había dicho. Pregunté a toda la comunidad dónde vivía, qué sabían sobre ella y lo único que me decían es que era una recién llegada, pero muy noble. Indagué un poco más y descubrí dónde había vivido antes. Dispuesto a saber más, decidí partir hacia allá, pero la suerte no estuvo de mi lado en ese entonces y quiso que mi madre llegara, justo cuando yo iba a partir. No queriendo posponer mi viaje, cometí el error de invitarla a ir conmigo y me he arrepentido por ello siempre.
Cuando llegamos al lugar, todo me parecía precioso, así que no me explicaba por qué lo había dejado. No tardé mucho en descubrir la razón. Pregunté por ella a la primera persona que se cruzó en mi camino y me dijo que sería inteligente de mi parte no ir por la calle preguntando por una mujer como aquella. Esas palabras intrigaron mucho a mi madre e hicieron que desaprobara a mi ahora esposa de inmediato. Sin embargo, yo quería saber que era lo que pasaba, así que entré a una fonda a comer con mi madre y aproveché la oportunidad para seguir indagando. Pude notar que la persona a la que le pregunté y la cual no me respondió, se acercaba a un hombre bien parecido y le cuchicheaba algo al oído. No le di mucha importancia hasta que ese hombre se levantó y fue hasta mi mesa, me miró con odio y me dijo:
—¿Eres uno de los amantes de esa perra? — Yo quedé en shock al escucharlo así que no respondí, pero mi madre sí.
— No, no lo es— dijo y me trajo de vuelta a la realidad —¿Puede decirnos porque se expresa así de la dama?
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Mujer Inocente
FanfictionUna mujer que es señalado por una sociedad llena de prejuicios, donde aspirar al amor no se le es permitido. Un hombre que queda prendado de ella, pero que debe combatir sus prejuicios si de verdad quiere tenerla a su lado.