Tras la primera cita

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Una apacible y despejada noche sin luna reinaba sobre Hogwarts. A esa hora, la mayoría de los alumnos se encontraba cenando en el gran comedor; pero no era el caso de dos alumnos que estaban sentados cómodamente en la fuente del Patio de la Torre del Reloj. Aditi y Talbott se encontraban ahí, disfrutando de uno de los pocos momentos de privacidad que podían gozar en un lugar tan concurrido como Hogwarts.

Llevaban ya tomados de la mano mucho rato, en realidad desde que habían regresado de aquella desastrosa primera cita en la tienda de té. Habían hablado para despejar cualquier duda sobre sus verdaderos sentimientos y habían concluido que el resto de las cosas no importaba, mientras los dos se gustaran y quisieran estar juntos.

Tras eso solo se habían quedado a contemplar la lluvia de estrellas que pasaba sobre ellos, aunque la verdad es que Aditi había quitado la vista de las estrellas varias veces para lanzar miradas fugaces a Talbott, porque sencillamente no podía dejar de mirarle al menos un poco: se veía bastante elegante con aquél saco azul y la corbata negra (por una vez al menos se había quitado la capa de Ravenclaw) y cada vez que el chico observaba el cielo dejaba al descubierto el marcado ángulo de su mandíbula, causando que Aditi no quisiera sino ¿besarle? Apartó el pensamiento tan rápido como pudo para que él no se diera cuenta de su incomodidad o de que pronto empezaría a ponerse tan roja como un tomate.

Aditi decidió que no podía solo seguir mirándolo, así que le soltó la mano y se deslizó aún más cerca de Talbott dejando que su cabeza reposara sobre el hombro izquierdo de él. Talbott tembló ante el contacto, pero no dijo nada. Por fin, tras unos instantes que parecieron una eternidad, el chico la rodeó con su brazo izquierdo y la estrechó contra él. Permanecieron así un buen rato, ajenos a cualquier otra cosa que no fuera la presencia del otro. A él le inundaba el perfume dulce del cabello de ella, y ella disfrutaba del agradable aroma a canela que la piel de él desprendía.

De pronto un sonido los sacó de sus ensoñaciones; un par de alumnos de segundo año habían llegado al patio para jugar una partida de gobstones. Afortunadamente, las estatuas con forma de águila de la fuente los cubrieron de las miradas indiscretas, pero la magia del momento ya se había roto. De repente apareció por la puerta otro par de alumnas que Aditi reconoció inmediatamente.

-Mierda.- Masculló observándolas a través de la estatua del águila que los escondía.

-¿Qué pasa?- Preguntó Talbott asomándose también.

-Ismelda y Merula están aquí.- La voz de Aditi estaba cargada de fastidio.- Si nos ven, comenzarán a molestar con lo de la cita... y la nota que leyó Snape en clase.

-Los Slytherin son muy curiosos. Supongo que debo agradecer que no tengo compañeros tan desagradables en Ravenclaw.

-¿Ni uno solo?

-No, solo hay gente un poco extraña, como esa chica que lleva a todos lados un sapo. Karasu se llama, creo.

-Aaah, hablas de Tulip. Tulip Karasu.

-Sí, es ella. Es buena persona, pero es un tanto extraño que quiera involucrar a su sapo en todo a como dé lugar.

-Jajaja, supongo que sí. Ughh, Merula e Ismelda se dirigen hacia acá y no hay como escabullirnos.

-Claro que la hay. Podríamos, ya sabes... "volar juntos".
- ¿Cómo dices?
-Mmmm, ya sabes a qué me refiero.

Claro que Aditi sabía a qué se refería. Ambos eran animagos águila y si se transformaban podrían salir volando de ahí sin levantar una sola sospecha. El punto es que su habilidad de animago era un secreto, y si alguno de los alumnos los veía utilizándola podría decirles a todos, reportarlos a los profesores o peor, denunciarlos en el ministerio.

Together we fly (TALBOTT WINGER X MC FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora