EXTINCTION

Capitulo 16.

Ellos planean algo importante, y yo quiero saber lo que es.

  

Ya es de tarde cuando llego al camino que da con las cabañas. Tocar la venda en mi cuello trae consigo el amargo recuerdo de Scott mintiendome con total soltura, éso hace que lo vea con más recelo y desconfianza que antes.

Subo los escalones, abro la puerta y me encuentro con algo que en definitiva no esperaba ver.

Veo a Dina, sentada sobre mi cama, con las piernas muy juntas y apretadas mientras recibe un generoso beso en los labios de parte de Alan.

Mis ojos se abren por completo al ver cómo las manos de mi compañero se enredan en su cabello rubio mientras ella suspira en medio del beso. Oigo el chocar de sus lenguas, los veo unirse con tal intensidad que es ahora donde percibo ese deseo que se traían y es este el momento en que lo descargan.

Me doy la vuelta, obligándome a dejar de verlos, y con una sonrisa, digo:

—¡Vaya, no pierden tiempo!

El par de rubios se separa, ambos con la respiración exaltada, con los labios y la cara roja, Dina, muy ruborizada ni siquiera me ve. Alan es quien se acerca y me señala con el dedo índice.

—Tú, eres una chismosa.

—¿Y ahora por qué? Tengo el mismo derecho que tú sobre esta cabaña.

—Yo sé porqué lo digo —murmura entre dientes—. Debo decirte que Dina lleva horas esperándote mientras sabrá quién dónde andabas tú.

—Entiendo, y supongo que tu lado racional decidió quedarse a hacerle compañía mientras yo volvía, muy generoso de tu parte, Alan.

Dina reprime una carcajada mientras que Alan me ve con rostro serio, pero unos segundos después, veo que la comisura de sus labios se curva.

—No en realidad, yo llegué hace un rato, pero ella sí llevaba horas aquí. —Pasa por mi lado y con voz baja dice—: Tengo que hablar contigo, pero primero habla con ella, antes estaba un poco... nerviosa.

Me palmea el hombro, observa a Dina, y luego abandona la cabaña. 

Veo a mi amiga, quien está mordiéndose los labios y con las piernas más apretadas que antes. Frunzo el cejo, me siento a su lado a la espera de que diga algo, pero no lo hace, por lo que me quedo alrededor de un minuto en silencio para luego preguntar.

—¿Qué pasa?

El que no diga nada me preocupa, se me hace raro verla tan callada después de haberse besado con Alan, lo cual presiento que deseaba hacer desde el día en que lo vió.

Le froto los brazos como un gesto que solíamos hacer cuando una de las dos no se sentía bien, y al cabo de unos segundos, ella dice:

—Estoy preocupada, hoy... fui al pueblo, con Anna y Anny, en una de esas camionetas que el Sistema les permite usar a los estudiant... Soldados. Perdón por no haberte llevado, yo... no sé por qué no te lleve conmigo.

Hace una pausa en la que ve mi reacción, y si bien, estoy sorprendida, aunque no molesta, no digo nada, solo asiento.

—¿Y cómo están todos? ¿Viste a Lilian y a Katy?

—Todos están bien, demasiado bien diría yo —responde mientras me sostiene la mirada—. Alice, mi madre me dijo que lleva una semana entera sin ver a una patrulla o ambulancia rondando las calles. Ya no hay muertos, ni aparecidos o desaparecidos. Ella dijo que de un momento a otro, las tragedias cesaron, como si nunca hubieran existido.