𝓞𝓫𝓼𝓮𝓼𝓼𝓲𝓿𝓮

𝟏𝟓 - 𝑴𝒐𝒏𝒔𝒕𝒆𝒓

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ℚ𝕌𝕀ℕℂ𝔼

Desperté en mitad de la noche, encontré una jaula vacía, cómo conseguiste salir, no lo sé.
Supongo que te abriste paso con tus garras. Esperaste ahí en las sombras, haces que me asuste, antes hubiera escapado, pero no, hoy no. Y tú no eres más que un monstruo, solo un monstruo y yo no tengo miedo. Ven y hazme daño si de verdad tienes que hacerlo, ¿no te das cuenta que tú y yo sangramos la misma sangre? Tienes mucho poder y eso te hace sentir fuerte, pero no puedes ver que lo único que necesitas es simplemente que alguien te quiera.

Respiro, cierro los ojos y cuento hasta tres.

Semana 15

Hoy es un día como cualquier otro. Un sábado más. Un día más frío y lluvioso. Con la única diferencia de que todo se sentía distinto, extraño. Un poco raro. Los relámpagos resonando en toda la ciudad no ayudaban para nada a la paranoia que se abría paso, a rasguños y mordiscos, en mi pecho.

-Estas parecen jodidamente incómodas, nena-Dice, sosteniendo entre sus manos las botas. Preciosas, pero efectivamente nada cómodas para largas caminatas, suerte que tenía pensado pasar todo el tiempo sentada-. Sabes que no tienes que ir muy arreglada, es solo mi familia y los mocosos. Y otros tantos mocosos.

Seth siempre decía lo mismo, pero no entiende cuan nerviosa me pone volver a presentarme ante su familia. Si bien su madre está encantada, según él, sé que sus hermanas no están muy de acuerdo en que retomemos nuestra relación, pero se negaba por completo a ir al cumpleaños de Michael completamente solo.

Por otro lado, en un primer momento no estuve muy convencida de acompañarle, porque su sobrino me odiaba la última vez que nos vimos y, vamos, es su día, ¿Quién narices soy yo para presentarme allí e incomodar al niño?

-Lo sé, pero...-Me callo, sabiendo que diga lo que diga, para él era una tontería mi nerviosismo-¿Me ayudas? Si me agacho no creo poder levantarme.

Se ríe bajito, poniéndose de rodillas delante de mí. Deja un reguero de besos desde mi vientre hasta donde el corto y pegado vestido negro deja de cubrir. Trago saliva, aun sonrojándome por su descaro a la vez que me agarro de sus hombros. Levanto y meto el pie cuando él me indica que lo haga, luego recorre lentamente con sus manos cada una de mis piernas hasta llegar al comienzo de la rodilla, justo donde acaba el largo de la bota.

-Te ves jodidamente bien. Me va a costar mucho mantener las manos lejos-Lo dice mientras toquetea mi culo antes de levantarla y dejarla caer con fuerza sobre éste-. Me gusta como se ve tu culo con este maldito vestido tan jodidamente corto.

-Ummh...-Me cuesta hablar, completamente excitada con sus manos aun en mi cuerpo-. Tendrás que hacerlo, porque estarán tus padres y muchos niños pequeños-. Murmuro contra sus labios, besándole rápidamente, para después darme media vuelta y adentrarme al vestidor con el único objetivo de terminar de arreglarme.

No tenemos mucho tiempo, ya que Seth pensaba aparecerse sin un regalo, por lo que antes de ir a la fiesta tendremos que pasarnos por alguna tienda de juguetes para comprarle algo. Odio ir con las manos vacías.

Un buen tiempo más tarde seguimos paseando por los larguísimos pasillos sin saber que elegir.

-A ese mocoso no le hace falta nada-. Tiene en las manos una caja de legos para construir una ciudad o algo así, que devuelve a su sitio sin mucho cuidado. Después coge otro con el que vuelve a hacer lo mismo-. ¿Qué se le regala a un mocoso maleducado que tiene de todo?