𝟕 - 𝑯𝒂𝒃𝒊𝒕𝒔 (𝑰𝑰)

4.5K 229 62
                                    


𝕊𝕀𝔼𝕋𝔼

Tú te has marchado y yo tengo que estar drogada todo el tiempo para mantenerte fuera de mi mente. Paso mis días encerrada en una confusión intentando olvidarte, cariño. Vuelvo a caerme, necesito estar drogada toda mi vida para olvidar que te echo de menos.

Miro con incredulidad como Adam aun mantiene la mano extendida, con la pastilla de éxtasis en ésta, hacia mí. Varío mi mirada de su extremidad a su rostro demasiadas veces antes de abrir la boca y poder decirle cualquier barbaridad por lo que me está ofreciendo, sin embargo, antes de hablar, cambio mis palabras.

-Creí que habías dicho que ya no te drogabas-Pregunto, manteniéndome lo más alejada que puedo tanto de Adam como de la pastilla. Por alguna razón no puedo quitarle la vista de encima al éxtasis en su mano.

-Mis padres gastaron mucho dinero en mi rehabilitación, así que estoy limpio. Pero si quieres divertirte, lo haré contigo-Dice con simpleza, encogiéndose de hombros-Creo que es un buen momento para hacerlo, además, estoy seguro de que te hace falta relajarte un poco. La Alice que conocí hace años era mucho más divertida, sin duda alguna.

-Yo no me drogo, así que déjame en paz y lárgate de mi habitación-Murmuro con enfado, colocándome las manos en la cintura-. No sé qué haces aquí, de todas formas. No somos siquiera amigos como que estés en mi habitación y peor aún, en mi cama, ¡lárgate!

Él me mira impasible desde su cómoda postura en mi cama. Tiene los brazos cruzados debajo de la cabeza y las piernas estiradas y abiertas para intentar abarcar toda la cama. ¡Ugh!

-Conozco a Derek desde hace mucho tiempo, ¿sabes? Y lo cierto es que nos llevamos muy bien. Me ha dicho que puedo venir cuando quiera.

Al terminar de hablar vuelve a extender la mano en mi dirección, con una de las pastillas aún en ella. Esta vez la cojo.

-¿Qué se supone que quieres conseguir con esto? Mi primera vez con el éxtasis no resultó ser muy buena, así que no pienso repetirlo otra vez.

En un principio se queda mirándome fijamente y abre la boca, queriendo decir algo, pero finalmente se ríe suavemente, apretando los ojos cuando lo hace. Y vaya que es guapo.

-Oh, si, cuando me hiciste una paja-Él vuelve a reírse, verdaderamente divertido por lo dicho. Por mi parte, yo siento la bilis subirme hasta la garganta-Vamos, no pongas esa cara; lo hiciste muy bien. Además, por el momento lo único que quiero de ti es compañía para divertirme. Nada más.

-¡¿Pero qué narices te pasa?!-Le grito sin poder evitarlo. Estoy muy indignada por la forma en que esta hablándome y mucho más por tocar lo sucedido en aquella noche cuando habíamos acordado no hacerlo-¡Estás siendo un imbécil! El otro día parecías una persona completamente distinta.

-Necesitas relajarte, ¿Tal vez necesitas dos pastillas en vez de una?-La diversión es evidente en su voz. Entonces rebusca en su bolsillo y saca otra de las pastillas de una pequeña bolsita transparente. Él sigue bastante divertido, por lo que poco a poco me doy cuenta de porque tiene esa risa tonta todo el tiempo, ¡Está drogado! Y no lo soporto ni un segundo más.

-¡Ya te he dicho que no quiero drogas!-Golpeo con fuerza el suelo con mi pie, haciendo una pataleta como si tuviera cinco años. Al parecer él lo encuentra muy divertido, porque no deja de reír en ningún momento.

𝓞𝓫𝓼𝓮𝓼𝓼𝓲𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora